Las decisiones y propuestas sobre el tabaquismo de las organizaciones de salud y los filántropos dejan una pregunta en el aire: ¿les importan, aunque sea un poco, las personas que fuman?
Como parte de mi trabajo de preparación para el próximo informe sobre el Estado Mundial de la Reducción de los daños causados por el tabaco, que se publicará en noviembre, estaba leyendo el libro de la profesora Virginia Berridge Demons: Our Changing Attitudes to Alcohol, Tobacco and Drugs, publicado en 2013. Me sorprendió leer que en la década de 1970 los guerreros antitabaco se opusieron a la ayuda médica para las personas que querían dejar de fumar.
Ellos “atacaron la idea del tratamiento debido a su enfoque médico y, en general, el movimiento de salud pública de la década de 1970 vio la abstinencia a través del autocontrol como la respuesta, no la medicina”. Yo diría que esta es una interpretación perversa de la idea de que la salud pública debería permitir que las personas tomen el control de su propia salud sin que nadie se quede atrás. Desafortunadamente, muchos de esos veteranos todavía existen, impulsando políticas fallidas de abstinencia mientras gotean veneno sobre la reducción del daño del tabaco en los oídos de cualquier político o legislador dispuesto a escuchar.
Para dejar de fumar se necesita ayuda
Sin duda, muchas personas han dejado de fumar simplemente intentándolo, mientras que otras han tenido cierto éxito usando parches de nicotina de venta libre y similares. Un número cada vez mayor ha tomado el control cambiando a productos de nicotina más seguros. Sin embargo, hay millones de fumadores en todo el mundo que, aunque no necesariamente se consideran a sí mismos como «pacientes» que están «enfermos», necesitan una mano amiga.
Esto puede provenir de los servicios para dejar de fumar o al menos de médicos con una formación decente en la reducción del daño del tabaco y la química de la nicotina que, como dice la Royal Society for Public Health del Reino Unido, no es más peligrosa que la cafeína. Lamentablemente, la ayuda de cualquier tipo es escasa.
“Cuando la OMS solo ofrece a los fumadores adultos las opciones dejar de fumar o morir, es difícil no imaginar que el hilo de la abstención aún atraviesa el espíritu del establecimiento global de control del tabaco”.
La OMS admite que el 70% de los fumadores no tienen acceso a servicios para dejar de fumar. Esta es la parte más débil de la herramienta de monitoreo del control del tabaco MPOWER, donde la “O” significa “Ofrecer ayuda”. Por lo tanto, se le puede perdonar que espere que Bloomberg Philanthropies aproveche la brecha y use parte de su asombrosa riqueza para ayudar a financiar estos programas, en lugar de causar un daño incalculable a la salud pública al financiar payasadas anti-reducción de daños contra el tabaco.Sin embargo, estaría equivocado.
Filantropía intransigente
La solicitud de subvención para la última ronda donaciones de la Iniciativa Bloomberg para ‘reducir el consumo de tabaco’, publicada en enero, establece específicamente: «El programa de subvenciones no financia investigaciones básicas, estudios académicos, encuestas de prevalencia o servicios para dejar de fumar» (énfasis añadido). ¿Por qué debería ser eso?
Tanto Bloomberg Philanthropies como la Fundación Gates se ejecutan en líneas comerciales: quieren ver retornos rápidos y una rentabilidad demostrable. En el ámbito del control del tabaco, esto significa utilizar agencias de representación para impulsar las leyes de reducción de la demanda, especialmente en las legislaturas de países de bajos y medianos ingresos. No importa que la mayor parte de esta legislación no se pueda hacer cumplir, ya sea por apatía política, sistemas de atención médica frágiles o conflictos de intereses sobre los ingresos fiscales.
“Si la OMS se toma en serio la reducción de las muertes y enfermedades provocadas por el tabaquismo, debe promover todos y cada uno de los medios para ayudar a 1.300 millones de fumadores a alejarse de las formas más peligrosas de consumir nicotina”
Por otro lado, los programas para dejar de fumar son costosos, difíciles de evaluar a corto plazo, pueden funcionar para algunos y no para otros y, en general, no brindan las fotografías con el director general de la OMS que anhelan los filántropos mega ricos.
Pero cuando la OMS sólo ofrece a los fumadores adultos las opciones dejar de fumar o morir, es difícil no imaginar que el hilo de la abstención aún atraviesa el espíritu del establecimiento global de control del tabaco. La reducción de la demanda tiene una historia irregular. Los impuestos se presentan como la intervención estándar de oro, excepto que solo afecta a las personas más pobres que fuman más y que fácilmente recurrirán al mercado ilegal en busca de suministros asequibles.
¿Callejón sin salida?
No hay capital político o financiero para que las ONG neocoloniales que están en contra de la reducción de daños ganen tratando de ayudar a los fumadores adultos a salir de la autopista del tabaquismo. Usan a los niños como un escudo humano para mantener el flujo de efectivo y para ocultar sus políticas abstencionistas moralmente en bancarrota.
Si la OMS se toma en serio la reducción de las muertes y enfermedades provocadas por el tabaquismo, debe promover todos y cada uno de los medios para ayudar a 1.300 millones de fumadores a alejarse de las formas más peligrosas de consumir nicotina.
El hecho de que impulse activamente una agenda abstencionista (o el uso médico ‘aceptable’ de la nicotina suministrada por la Big Pharma), mientras hacen campaña contra la reducción de daños utilizando dinero contaminado, demuestra que una organización que no es apta para su propósito.
Este artículo fue traducido y adaptado al español por el equipo de Vaping Today. Publicación original: The Human(ity) Factor. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a [email protected].
