La nicotina y la rareza del daño

La disponibilidad de nicotina con un daño mínimo para el consumidor justifica replantear por completo nuestro enfoque frente a esta droga recreativa legal.

Susúrralo muy bajo, pero la gente usa nicotina por una razón. La nicotina tiene efectos psicoactivos que brindan beneficios funcionales y sensaciones placenteras a sus usuarios. Neal Benowitz, una autoridad mundial en nicotina, describió los efectos en la  Revisión Anual de Farmacología y Toxicología  de EE. UU. en 2009: “En los humanos, la nicotina del tabaco induce estimulación y placer y reduce el estrés y la ansiedad. Los fumadores llegan a utilizar la nicotina para modular su nivel de excitación y para controlar el estado de ánimo en la vida diaria. Fumar puede mejorar la concentración, el tiempo de reacción y el desempeño de ciertas tareas”.

Escribiendo en la revista  Nicotine & Tobacco Research  en 2018, el neurocientífico Paul Newhouse describió los beneficios cognitivos de la nicotina: “La mejora cognitiva es uno de los efectos terapéuticos mejor establecidos de la estimulación nicotínica. La nicotina mejora el rendimiento en tareas de vigilancia que exigen atención y cognición y el rendimiento de inhibición de la respuesta, lo que sugiere que la nicotina puede actuar para optimizar los mecanismos de atención/respuesta, así como mejorar la memoria de trabajo en los seres humanos”.

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