La OMS agoniza

El tema del tabaquismo es un ejemplo de por qué la Organización Mundial de la Salud agoniza bajo las críticas, el desprestigio creciente y la fragilidad política, sometida a las influencias del capital, la contaminación corporativa y a la insubordinación frente al concepto de salud que ella misma ha ayudado a promover. 

En 1946, cuando se creó la Organización Mundial de la Salud (OMS), se presentó al mundo un “novedoso” concepto de salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social” y no solo como la ausencia de afecciones y enfermedades. Luego esta definición se complementaría poéticamente diciendo que “el disfrute del grado máximo de salud alcanzable es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social”. 

Ocho meses después del inicio de su vigencia en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas presentó la  Declaración Universal de los Derechos Humanos que ampliaba todavía más la noción de  salud  al dictar que todas las personas tenían derecho a un nivel de vida que les permitiera garantizar a ellas mismas y a sus familias la salud y el bienestar necesarios para su dignidad y supervivencia. Sin duda, son unas bellas palabras.

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