Amigo, el experto en metales eres tú. Yo sólo conozco la teoría.
Y es que el óxido se genera en la superficie. Y que en el caso del Niquel se produce a partir de los 400 grados. Como cualquier reacción química, con la temperatura se acelera dicha oxidación, pero hay metales que oxidan a temperatura ambiente y otros que necesitan una temperatura para poder oxidar. Es lo que se denomina incentivos termodinámicos.
Según el tipo de material, reactivos, tiempo, tipo de anodización, etc, se desprende más o menos material, que va quedando por capas. Las capas inferiores aún conservan parte de la unión con el material origina, mientras que las primeras (más superficiales) se desprenden con facilidad. Pero ese óxido ya pierde su unión eléctrica con el metal del que proviene y por eso se puede retirar más o menos fácilmente. No es lo mismo retirar un óxido de hierro (quien no ha pasado el dedo por un trozo de hierro y se lo ha llevado rojo), que retirar el óxido de aluminio (que oxida mucho menos). En el caso del óxido de hierro además, el material oxidado al estratificarse, se va separando solo, por lo que permite que la humedad y el oxigeno pase a oxidar las capas inferiores. Eso provoca que el hierro forme lo que llamamos herrumbre y sin embargo otros materiales, como el aluminio que al oxidarse actúan de protector, simplemente "se pongan feos".
De hecho, lo que llamamos por ejemplo aluminio anodizado, es aluminio oxidado de forma controlada para que sólo su capa más superficial oxide de acuerdo a los parámetros deseados. Para ello convertimos en ánodos (de ahí el término) el material superficial sumergiendolo en un electrolito con un cátodo y aplicándole una corriente determinada.
Para quitar el 100% del óxido y sobretodo, devolverle al metal el aspecto original, tienes que retirar toda la capa superior con métodos abrasivos diversos, como lijas, chorro de arena, etc.
Lo que se consigue lavando una resistencia de Nicrom que acaba de ser oxidada en su superficie es eliminar ese óxido superficial que ya está prácticamente suelto. Naturalmente no se elimina el 100% ni vuelve a quedar la superficie en su estado original, pero retiramos la mayor parte de un material que fácilmente puede pasar a los pulmones.
En cuanto a los colores, depende del tipo de óxido de cromo. Hay de muy diversos tipos, seis o siete, unos más estables y que incluso se encuentran en estado natural, como el Cr2O3 y otros menos comunes como el peróxido de cromo (CrO5) que es muy inestable. Cada óxido por su estructura cristalina refleja una longitud de onda diferente, por lo que unos son verdes, otros grises o incluso azules.
Y es que el óxido se genera en la superficie. Y que en el caso del Niquel se produce a partir de los 400 grados. Como cualquier reacción química, con la temperatura se acelera dicha oxidación, pero hay metales que oxidan a temperatura ambiente y otros que necesitan una temperatura para poder oxidar. Es lo que se denomina incentivos termodinámicos.
Según el tipo de material, reactivos, tiempo, tipo de anodización, etc, se desprende más o menos material, que va quedando por capas. Las capas inferiores aún conservan parte de la unión con el material origina, mientras que las primeras (más superficiales) se desprenden con facilidad. Pero ese óxido ya pierde su unión eléctrica con el metal del que proviene y por eso se puede retirar más o menos fácilmente. No es lo mismo retirar un óxido de hierro (quien no ha pasado el dedo por un trozo de hierro y se lo ha llevado rojo), que retirar el óxido de aluminio (que oxida mucho menos). En el caso del óxido de hierro además, el material oxidado al estratificarse, se va separando solo, por lo que permite que la humedad y el oxigeno pase a oxidar las capas inferiores. Eso provoca que el hierro forme lo que llamamos herrumbre y sin embargo otros materiales, como el aluminio que al oxidarse actúan de protector, simplemente "se pongan feos".
De hecho, lo que llamamos por ejemplo aluminio anodizado, es aluminio oxidado de forma controlada para que sólo su capa más superficial oxide de acuerdo a los parámetros deseados. Para ello convertimos en ánodos (de ahí el término) el material superficial sumergiendolo en un electrolito con un cátodo y aplicándole una corriente determinada.
Para quitar el 100% del óxido y sobretodo, devolverle al metal el aspecto original, tienes que retirar toda la capa superior con métodos abrasivos diversos, como lijas, chorro de arena, etc.
Lo que se consigue lavando una resistencia de Nicrom que acaba de ser oxidada en su superficie es eliminar ese óxido superficial que ya está prácticamente suelto. Naturalmente no se elimina el 100% ni vuelve a quedar la superficie en su estado original, pero retiramos la mayor parte de un material que fácilmente puede pasar a los pulmones.
En cuanto a los colores, depende del tipo de óxido de cromo. Hay de muy diversos tipos, seis o siete, unos más estables y que incluso se encuentran en estado natural, como el Cr2O3 y otros menos comunes como el peróxido de cromo (CrO5) que es muy inestable. Cada óxido por su estructura cristalina refleja una longitud de onda diferente, por lo que unos son verdes, otros grises o incluso azules.