No podemos permanecer ajenos a esta lacra. No podemos cerrar los ojos y mirar hacia otro lado. Esta ahí, puede ser nuestra vecina, nuestra hermana, nuestra hija, nuestra amiga, la amiga de una amiga y nosotras mismas.
Empiezo una guardia en unas horas para asistir a estas mujeres, que no deben sentirse solas, que no deben sentirse culpables, que debemos hacerles ver que hay un mundo mas allá del miedo, más alla del silencio