Cuando parecía que la época de los escándalos de las tabaqueras había pasado, un hallazgo del periódico The Times vuelve a poner contra las cuerdas a esta industria y a su, en teoría, rival más sano, la que se dedica a la investigación, manufactura y comercio de los cigarrillos electrónicos.
Según el rotativo, al menos una docena de estudios científicos sobre e-tabaco publicados en revistas de referencia desde 2013 fueron escritos por empleados de empresas de cigarrillos electrónicos o por científicos patrocinados por este tipo de compañías.
Se ha demostrado que al menos siete investigadores de nivel, claves en el debate sobre la salubridad de esta alternativa al tabaco tradicional, aceptaron financiación de esta misma industria.
Al contrario que en España, donde tanto el Ministerio de Sanidad como la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) han advertido de la falta de estudios conclusivos sobre la salubridad de estos cigarrillos, que patentó en 2003 el farmacéutico Hon Lik, en Reino Unido la máxima autoridad en salud pública, Public Health England, urgió en 2015 a los fumadores a cambiar su consumo por el de tabaco electronico, es decir, dejar de fumar y empezar a vapear.
UN ESTUDIO DUDOSO
El principal trabajo que citaron los expertos en aquel informe fue un estudio publicado en la revista European Addiction Research en 2014, cuyo primer firmante era investigador del Imperial College David Nutt, que ha comparado en declaraciones públicas los cigarrillos electrónicos con las vacunas en términos de avance para la salud.
En dicho documento se demostraba que los e-cigarrillos eran un 95% más seguros que el tabaco, una afirmación que ha sido cuestionada por investigaciones más recientes, como un estudio griego publicado en el Journal of American College of Cardiology que sugería que 30 minutos de vapeo eran igual de dañinos para el corazón que cinco de tabaco tradicional.
Pues bien, la investigación de The Times ha demostrado que entre los autores del estudio de Nutt se encontraban un consultor de un distribuidor de e-cigarrillos, Arbi Group, y el fundador de Niconovum Ab, una empresa que fabrica productos de nicotina desde 2000 y que fue adquirida por Reynolds American tobacco, dueña de marcas de tabaco como Camel y Winston, entre otras.
Por si fuera poco, estos dos autores -Riccardo Polosa y Karl Fagerstrom-, junto con otros firmantes del estudio fueron invitados a una conferencia celebrada el mes pasado en Bruselas y patrocinada por las tabaqueras sobre los beneficios de vapear.
Uno de los asistentes, el investigador David Sweanor, ha declarado al diario inglés que "conocer al enemigo tiene más valor que ignorarle", mientras que Fagerstrom ha afirmado que las tabaqueras están "intentando hacer menos dañinos sus productos" y que "hay que animarles a ello".
Aunque los investigadores no escondieron su asistencia y declararon su conflicto de interés, la principal entidad benéfica contra el cáncer de Reino Unido, Cancer Research UK, ha manifestado su descontento con estos hallazgos. El director de campañas de la organización, George Butterworth, ha explicado: "Siempre hemos sido muy escépticos con la investigación financiada por la industria del tabaco, que ha promovido el uso de cigarrillos electrónicos como un estilo de vida opuesto a dejar del todo la nicotina".
Fuente: http://www.elespanol.com/ciencia/salud/20161012/162483898_0.html
Según el rotativo, al menos una docena de estudios científicos sobre e-tabaco publicados en revistas de referencia desde 2013 fueron escritos por empleados de empresas de cigarrillos electrónicos o por científicos patrocinados por este tipo de compañías.
Se ha demostrado que al menos siete investigadores de nivel, claves en el debate sobre la salubridad de esta alternativa al tabaco tradicional, aceptaron financiación de esta misma industria.
Al contrario que en España, donde tanto el Ministerio de Sanidad como la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) han advertido de la falta de estudios conclusivos sobre la salubridad de estos cigarrillos, que patentó en 2003 el farmacéutico Hon Lik, en Reino Unido la máxima autoridad en salud pública, Public Health England, urgió en 2015 a los fumadores a cambiar su consumo por el de tabaco electronico, es decir, dejar de fumar y empezar a vapear.
UN ESTUDIO DUDOSO
El principal trabajo que citaron los expertos en aquel informe fue un estudio publicado en la revista European Addiction Research en 2014, cuyo primer firmante era investigador del Imperial College David Nutt, que ha comparado en declaraciones públicas los cigarrillos electrónicos con las vacunas en términos de avance para la salud.
En dicho documento se demostraba que los e-cigarrillos eran un 95% más seguros que el tabaco, una afirmación que ha sido cuestionada por investigaciones más recientes, como un estudio griego publicado en el Journal of American College of Cardiology que sugería que 30 minutos de vapeo eran igual de dañinos para el corazón que cinco de tabaco tradicional.
Pues bien, la investigación de The Times ha demostrado que entre los autores del estudio de Nutt se encontraban un consultor de un distribuidor de e-cigarrillos, Arbi Group, y el fundador de Niconovum Ab, una empresa que fabrica productos de nicotina desde 2000 y que fue adquirida por Reynolds American tobacco, dueña de marcas de tabaco como Camel y Winston, entre otras.
Por si fuera poco, estos dos autores -Riccardo Polosa y Karl Fagerstrom-, junto con otros firmantes del estudio fueron invitados a una conferencia celebrada el mes pasado en Bruselas y patrocinada por las tabaqueras sobre los beneficios de vapear.
Uno de los asistentes, el investigador David Sweanor, ha declarado al diario inglés que "conocer al enemigo tiene más valor que ignorarle", mientras que Fagerstrom ha afirmado que las tabaqueras están "intentando hacer menos dañinos sus productos" y que "hay que animarles a ello".
Aunque los investigadores no escondieron su asistencia y declararon su conflicto de interés, la principal entidad benéfica contra el cáncer de Reino Unido, Cancer Research UK, ha manifestado su descontento con estos hallazgos. El director de campañas de la organización, George Butterworth, ha explicado: "Siempre hemos sido muy escépticos con la investigación financiada por la industria del tabaco, que ha promovido el uso de cigarrillos electrónicos como un estilo de vida opuesto a dejar del todo la nicotina".
Fuente: http://www.elespanol.com/ciencia/salud/20161012/162483898_0.html