Kili, por algún comentario que te he leído, debemos ser mas o menos de la misma edad. Cuando he leído " tiempo de silencio" me ha venido la portada del libro, con los ratones, y cómo no, el comentario, análisis de la obra que teníamos que hacer.
Leer por obLigación a mi me parece contraproducente, porque leer, es un placer. Yo recuerdo odiar a Kafka y su metamorfosis, pero claro qué se puede esperar, si le obligas a leérselo a una cría de 14 años.
Entre los autores españoles, me quedo con Delibes, Sender, y Carmen Martín Gaite, bueno y con Blas Ibáñez, Torrente, Baroha, Benvente...pero no se si solo me pasa a mi, pero veo paupérrimo el panorama literario español contemporáneo.
Bueno; como no queda elegante preguntar a una señora o señorita por su edad y en mi caso me da igual; yo soy de 1961, y sí, sí que me acuerdo de aquellos comentarios de libros de obligada lectura. Fui de los que estrenaron aquel bachillerato unificado polivalente, jajaja. Estoy totalmente de acuerdo contigo; la lectura es una acto voluntario y quienes acostumbran a practicarlo lo hacen por puro placer (excepción hecha de aquella que se deriva de obligaciones laborales, claro)
Fíjate; hace años, en Salamanca, la primera vez que visité la ciudad y vi la estatua de Fray Luis en el patio de escuelas, retrocedí muchos años y me emocionó ver en vivo aquella imagen que tantas veces había tenido delante a través de mis libros; luego, cuando llegué el aula en que impartió sus clases volví a sentir esa emoción contenida y ya cuando pase ante el aula del profesor y maestro Tomás y Valiente, ahí no pude reprimirme y unas rebeldes lágrimas mojaron mis ojos (fue con posterioridad a su vil y cobarde asesinato) Otro tanto me ocurre cuando visito Baeza y recorro los lugares machadianos y el aula en que don Antonio impartió sus clases en su estancia en esa ciudad jiennense o al pasar delante de la casa que allí habitó. Y ya que lo has nombrado, también sentí algo parecido cuando en Praga, en el castillo, pisé aquel callejón del oro y me paré ante la casa allí existente en que se dice vivió Frank Kafka. Vengo a referirme con todo ello a la diferencia entre la obligación y el placer. Cuando en bachiller te decían: este mes hay que leerse tal libro y comentarlo, por bueno que con posterioridad lo hayamos considerado, en aquél entonces te lo tomabas como si de un sacrificio se tratase.
De otro lado pienso que hemos dado al mundo magníficos escritores (Delibes en mi opinión escribía muy bien); nuestros clásicos y esas generariones del 98 y del 27 son tesoros. También en Salamanca, en la plaza mayor, recuerdo que hay en una de sus esquinas una cafetería que frecuentaba don Gonzalo Torrente Ballester; perdona que repita lo de Salamanca pero es que junto a Santiago son dos ciudades que me fascinan (también el Madrid de los Austrias, eh, jajajaja)
De nuestros contemporáneos me gustan mucho Luis García Montero (creo que es un gran poeta y narrador); tampoco me desagrada Antonio Muñoz Molina, pero, en fin, ciertamente y como dices, aunque este país sigue 'pariendo' buenos escritores no lo hace en el número y con la calidad de otros tiempos en la mayoría de los casos.
Bueno; que me enrollo, jajajaja. Venga; gracias por tus siempre buenos consejos literarios y espero que leerme no sea una tortura para ti, dado que me pongo a escribir y nunca le veo fin al tema, jajaja.
Un saludo y buen fin de semana. Y, como de libros hablamos, me despido como lo hace en El Quijote nuestro inmortal Cervantes. Vale (palabra que pone fin a esa grandiosa obra y que yo interpreto como un 'queda con Dios' o un 'que te vaya bien') Bueno; no me despido aún que soy un pesao, jajaja. En cierta ocasión estuve una finca que un amigo tiene cerca de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) y me contaba que allí, aparte de haber dormido Alfonso XIII (según me decía la habitación que esa noche sería testigo mudo de mis ronquidos, jajaja, fue la que ese monarca ocupó), parece que tuvo su origen el episodio cervantino de las bodas de Camacho porque, me relataba, allí el ingenioso escritor, por cuestiones de parentesco, había asistido a una boda que, parece ser, fui inspiradora de ese relato.
Ahora si. Vale.