Cuando el exceso regulatorio sale mal tira por la borda a la reducción de daños… y también a los actores de mala fe.
Algo para que reflexionen mis muchos amigos que trabajan en políticas sobre nicotina, salud pública, regulación y medios.
Un artículo de la BBC publicado durante la noche sugiere que ciertos supermercados podrían estar infringiendo las leyes sobre publicidad de tabaco al promocionar productos de calentamiento sin combustión (Heat Not Burn, HNB), y es un caso clásico de mensajes contradictorios, políticas perezosas y un desequilibrio mediático que termina haciendo más daño que bien.
La historia que encendió la mecha, pero solo contó la mitad.
Aunque los titulares sugieren que los supermercados se han excedido, la verdadera historia es el marco confuso y contradictorio en el que se espera que operen.
Puedes leerlo aquí, pero déjame darte mi opinión porque, sinceramente, aunque ya no trabajo en políticas sobre nicotina, cosas como esta todavía me hacen hervir la sangre.
La confusión legal
Primero lo primero: la ley es la ley. La Ley de Publicidad y Promoción del Tabaco de 2002 define un producto de tabaco como algo diseñado para ser “fumado, aspirado, chupado o masticado”.
Los productos de calentamiento sin combustión (HNB) no implican combustión y, por tanto, no generan humo, así que afirmar que están cubiertos por la actual prohibición publicitaria no solo es engañoso, sino jurídicamente endeble. El gobierno no puede simplemente decidir “según su opinión” que la ley aplica.
Si los ministros quieren restringir la publicidad de los productos HNB, hay una solución muy sencilla: aprobar nueva legislación. Y con el proyecto de ley sobre tabaco y vaporizadores actualmente en trámite parlamentario tienen toda la oportunidad de hacerlo.
Por qué esto importa para la salud pública
Pero más allá de las cuestiones legales, aquí está el verdadero problema: ¿cómo se supone que los fumadores adultos van a entender los beneficios de cambiar a productos menos nocivos si hacemos ilegal comunicárselo? Muchos ni siquiera han oído hablar del tabaco calentado. Otros lo confunden con el vapeo o, peor aún, piensan que es tan perjudicial como fumar.
Durante años, el Reino Unido fue visto como un líder mundial en la reducción de daños por tabaco, elogiado a nivel internacional por su apoyo pragmático y basado en evidencia al vapeo y a otros productos de riesgo reducido como herramientas para dejar de fumar. Ese liderazgo impulsó la innovación, el financiamiento y la credibilidad internacional, y surgía de algo fundamental: claridad. [Se trataba de] una disposición a respaldar el vapeo, el HNB, la nicotina oral y otras alternativas como medios válidos para reducir el daño.
Ahora, esa claridad se está perdiendo y con ella nuestra reputación.
A medida que se multiplican los mensajes contradictorios —desde ministerios, organismos reguladores y entidades encargadas de hacer cumplir la ley— corremos el riesgo no solo de confundir a los fumadores adultos en casa, sino de dilapidar la reputación que tanto nos ha costado construir en el exterior.
Si realmente queremos reducir las tasas de tabaquismo, necesitamos mensajes claros, coherentes y honestos sobre los riesgos relativos. Ahora mismo, el mensaje que les estamos enviando a los fumadores es:
“No vapees, no uses HNB, no mastiques, no uses snus” y, desde luego, no cambies… ¿sigue fumando?
Nicotina ≠ Combustión
Es una locura. Hemos prohibido las etiquetas en los paquetes de cigarrillos, uno de los pocos espacios donde podíamos dirigir mensajes directamente a los fumadores sin exponer a no fumadores ni a menores. [Son] una audiencia cautiva de personas que ya están haciendo lo más perjudicial que se puede hacer con la nicotina y nos hemos atado las manos a la hora de ayudarlos a dejarlo.
Y ahí está el meollo del asunto: no es la nicotina la que causa el daño, es la combustión. Quemar tabaco genera un cóctel tóxico de alquitrán, monóxido de carbono y miles de químicos, docenas de ellos conocidos carcinógenos. Eso es lo que provoca cáncer de pulmón, enfermedades cardíacas y las 75.000 muertes prematuras que se atribuyen al tabaquismo cada año en el Reino Unido.
Los productos de riesgo reducido (RRP), ya sean vapes, bolsitas de nicotina o HNB, eliminan por completo la combustión. Eso no los convierte en inocuos, pero sí los hace categóricamente distintos.
Aunque todavía se debate cuánto se reduce exactamente el daño al cambiarse al HNB (muchos estudios independientes apuntan a una reducción de alrededor del 70 % en comparación con los cigarrillos), está científicamente comprobado que vapear es un 95 % menos dañino que fumar. Fue el propio gobierno quien lideró esta afirmación.
Sí, incluso el propio gobierno solía decirlo: vapear es un 95 % menos perjudicial.
Y sin embargo, en lugar de educar a los fumadores sobre esa diferencia, hemos creado un panorama de silencio y estigmatización.
Entonces, ¿exactamente dónde esperamos que los fumadores se enteren de los productos de riesgo reducido? ¿Por el boca a boca? ¿Un folleto del Dr. Hilary en Boots? ¿Una danza interpretativa en los servicios para dejar de fumar?
Doble rasero en la política
Y ahora que ya no formo parte del mundo de las políticas sobre nicotina, voy a decir en voz alta lo que la mayoría de las personas con las que me crucé en la industria piensan en silencio.
La hipocresía hacia el tabaco, en comparación con el alcohol o los productos HFSS (alimentos y bebidas con alto contenido de grasa, sal y azúcar), es asombrosa, y el contraste en el trato que reciben es brutal, a pesar de que ambas categorías también son grandes responsables de enfermedades y muertes prematuras.
Todo el mundo llevándose las manos a la cabeza por los niños que vapean y, como respuesta, restringimos aún más los productos de riesgo reducido: envases neutros, prohibición de sabores, impuestos más altos, publicidad limitada, etc., porque el clima social lo exige, sin un ápice de pensamiento crítico.
Pero no tenemos ningún problema en ver vallas publicitarias enormes, anuncios en televisión y campañas brillantes mostrando a todos pasándola de maravilla con una copa en la mano —con la marca que sea— siempre y cuando haya un diminuto y fácilmente ignorado “Beba con moderación” al final.
Mientras tanto, los productos HFSS se exhiben a la altura de los ojos de los niños, en envases coloridos diseñados para atraer al máximo, a pesar de estar directamente relacionados con la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares. Tanto el alcohol como los productos HFSS causan un enorme daño a la salud pública, bien documentado, y sin embargo rara vez son objeto del mismo pánico moral o tormenta regulatoria.
ASH y el coro de “Piensen en los niños”
También resulta contraproducente que Action on Smoking and Health (ASH) siga repitiendo como disco rayado las mismas líneas trilladas al estilo Helen Alegría, perdiendo por completo de vista el hecho de que hay millones de adultos fumadores que siguen atrapados con cigarrillos perjudiciales, matándose lentamente con cada calada.
Muchos de ellos —cada uno, una muerte prevenible e innecesaria— harían el cambio si tuvieran mejor información, mejor acceso y menos estigmatización. El tono empieza a parecerse menos a una defensa genuina de la salud pública y más a un pánico moral performativo.
Y no dejemos a la BBC fuera de esto. ¿Dónde estuvo el equilibrio? ¿Ninguna cita de la UK Vaping Industry Association (UKVIA), de la Independent British Vape Trade Association, del Royal College of Physicians o de alguien que mínimamente apoye el HNB?
Cero matices. Ni una sola mención al riesgo relativo. Solo un comunicado gubernamental disfrazado de periodismo.
El riesgo real: los mercados ilícitos
Y por último —y permítanme decir esto con total claridad— toda la evidencia demuestra que las prohibiciones no funcionan. Nunca lo han hecho. Lo único que logran es empujar a los fumadores hacia productos del mercado negro: no regulados, sin impuestos y demostrablemente peligrosos. Como señaló de forma contundente Vape Club Ltd en su emblemático Informe sobre vapes ilegales, 2024 Illegal Vapes Report: ya estamos viendo un aumento masivo de vaporizadores ilícitos en nuestras calles comerciales. ¿Por qué sería distinto con el HNB?
Datos del informe de Vape Club: 1,2 millones de vapes ilegales incautados; £9 millones en productos; 2 por minuto; un aumento del 44 % respecto a 2023.
He trabajado en este campo. He estado en reuniones donde los responsables de Trading Standards me dijeron, sin rodeos, que no tienen el presupuesto ni el personal para hacer frente al aluvión de productos ilegales que inundan el mercado. Recortamos recursos y luego fingimos sorpresa cuando la vigilancia fracasa.
¿Quieres que menos jóvenes accedan a productos no regulados? Financia a quienes hacen cumplir las normas.
Tenemos que hacerlo mejor que esto
Esta constante confusión no ayuda a nadie. Ni a los fumadores. Ni a la salud pública. Ni a las empresas responsables que intentan hacer lo correcto. La confusión genera inacción y, en un panorama como este, la inacción cuesta vidas.
Ya no trabajo en políticas sobre nicotina, pero sigo preocupado profundamente por el tema. Cuando se hace bien, la reducción de daños salva vidas y alivia la carga sobre nuestro sistema nacional de salud. Pero hacerlo bien implica conversaciones honestas, no prohibiciones impulsivas. Implica financiar la fiscalización, no fingir indignación.
Y también implica reconocer que los productos regulados y de riesgo reducido son una herramienta de salud pública, no una pelota política.
Necesitamos una legislación actualizada que distinga entre productos combustibles y no combustibles, no solo para frenar la desinformación, sino para permitir campañas dirigidas y eficaces que realmente ayuden a los fumadores a dejarlo.
Te toca a ti
Sé que muchos de ustedes, que están leyendo esto, se preocupan por encontrar el equilibrio adecuado. Si tienes ideas, compártelas. Si no estás de acuerdo, dime por qué.
Lo importante es tener el debate adulto que este tema merece, porque hay demasiado en juego como para tolerar mala comunicación, mala legislación y mala fe.
Hasta que eso ocurra, estaremos dejando atrás a los fumadores… y quemando el mapa que podría haberlos ayudado a dejarlo.
Este artículo fue traducido y adaptado al español por el equipo de Vaping Today. Publicación original: The Tobacco Policy Own Goal Nobody’s Talking About. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.