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Tabaco y nicotina: un ritual que debe regresar en la modernidad

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La modernidad y el comercio nos han hecho olvidar los rituales tradicionales del tabaco. ¿Qué luz arrojan estos sobre el consumo de hoy?

“La Iglesia dictará otro mandamiento que se le había olvidado a Dios: “amarás a la Naturaleza de la que formas parte”. Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma”

Eduardo Galeano.

En un inicio, la oscuridad primigenia que conocemos del universo que experimentamos fue la misma para los indígenas y antepasados que vivieron en las mágicas tierras de América que para los teóricos que le llamaron más adelante como Big Bang o la gran expansión del cosmos. La diferencia entre ambos radica en que nuestros ancestros, en contraste con los teóricos, nunca separaron la vida de aquella luz inaugural, pues para ellos, junto a aquella luz que todo lo permeaba, venía también el amanecer de la plantas, las aguas y las criaturas[1].

Se cuenta que en aquel amanecer de la naturaleza y de las plantas la luz inaugural les encomendó una misión específica a ellas: que como hermanas mayores tendrían el papel de cuidar, enseñar, alimentar, sanar y proteger a todos los seres vivos del planeta, entre ellos al humano. Y fue así como, según cuentan los ancianos, la vida floreció desde todos los rincones trayendo consigo medicina, bienestar y prosperidad para todo ser que respirara en esta esfera que llamamos Tierra[2]. A nosotros los humanos las plantas nos dieron, además del indispensable alimento, la medicina. Medicina que se encuentra, aún hoy en día, en los compuestos químicos de las flores, las hojas, los tallos, las raíces, las cortezas, las semillas y los frutos de infinidad de plantas[3][4].

Entre aquella diversidad de plantas y medicinas, hay una que aunque el tiempo pase, las montañas cambien y la tecnología avance, logra mantenerse, tanto en usos como en significados, entre gran parte de la población mundial: el tabaco, y más específicamente su compuesto medicinal, la nicotina[5].

Una historia del tabaco

Aunque cuando se habla de tabaco el pesado imaginario colectivo influenciado por la desinformación y el desconocimiento ha llevado a que esta planta sea considerada como una “plaga” que se debe erradicar, su uso correcto por parte de comunidades y grupos tradicionales ha logrado revindicar sobre algunos espacios, lenta y paulatinamente, un rol que muchos consideran sagrado[6]. En el campo místico y ritual, el tabaco es más que una simple planta, es el “mediador poderoso entre los humanos y los dioses” [7], y tiene un papel curativo esencial en los procesos psicoterapéuticos de búsqueda y respuesta introspectiva y existencial.

El cultivo y uso del tabaco (nicotina rustica) en América, particularmente en la Amazonia tiene, según registros arqueológicos, entre 6.000 a 8.000 años. Se ha usado como medicina multipropósito y ritual de acompañamiento en los entierros[8]. No fue sino hasta 1942 con el descubrimiento de América que tuvo su primer encuentro con el hombre europeo.

Cuenta la historia que al llegar Cristóbal Colón a la isla Haití–Santo Domingo y ver indígenas con una “antorcha” (cigarrillo artesanal) que llevaban en los labios mientras expulsaban humo por la nariz y la boca se sorprendió. Desde entonces relacionó de manera automática el fumar con prácticas demoníacas, ya que según la iglesia católica de ese entonces “solo satanás podía conferir al hombre la facultad de expulsar humo por la boca”[8]. Sin embargo para los indígenas, se trataba del mejor regalo y ofrenda de acogida a los nuevos visitantes, pues era su principal medicina y conexión con el mundo espiritual: “La primera cosa que ofrecieron los nativos a los conquistadores era tabaco porque este era considerado como «la carne de los dioses», la principal medicina indígena” (Bulher-Oppenheim, 1949)[9].

Esta práctica de fumar llamó de tal manera la atención de los españoles que a manos de Rodrigo de Jerez llegó el tabaco a España, y fue gracias a las publicaciones del médico sevillano Nicolás Monardes (1574) y al célebre tratado botánico de Charles de l’Écluse (1605) que se conoció y difundió su existencia[10]. El botánico sueco Karl von Linneo le dio una taxonomía a la planta, incluyéndola en la familia de las solanáceas.

Con el paso del tiempo, el uso del tabaco se difundió rápidamente por toda Europa, en donde se volvió común en el siglo XVII. Hacia finales del siglo XIII en la nueva España, además de los puros, y bajo una visión meramente industrializada y mercantil, ya se confeccionaban los cigarrillos que se vendían en cajetillas de diferente contenido y precio[8][10], por lo que su uso primigenio fue cambiando al igual que el significado cultural y social de la planta, enfoque que se mantuvo y ha mantenido hasta nuestros tiempos.

La nicotina en la actualidad

En la actualidad se cuentan 64 especies de tabaco, de las cuales el 60% se encuentran en América del Sur y otras de menor uso en Asia y África[11]. Solo una docena de especies tiene la cantidad de nicotina necesaria para afectar el sistema nervioso central humano. Investigaciones sugieren que es necesario entre 0,8 y 1 mg de este alcaloide para producir sus efectos característicos, que van desde un efecto estimulante sobre la vigilia, la alerta y redimiendo cognitivo en dosis bajas, hasta un efecto reforzador y de recompensa en la sensación de placer con dosis altas.

Este efecto se debe a su unión selectiva a los receptores de acetilcolina, específicamente a los receptores colinérgicos nicotínicos (nAChR) en los ganglios autonómicos y la corteza adrenal, que provoca una liberación abundante de neurotransmisores como la noradrenalina, dopamina, serotonina, vasopresina, beta endorfina y ACTH. Este efecto sobre la recompensa y el placer es el que a largo plazo, en dosis elevadas y repetidas, genera dependencia, adaptando y modificando la bioquímica celular y aumentando el número de receptores de nicotina al tiempo que se crea una mayor resistencia o tolerancia a la sustancia[3][7][12] .

Sin embargo, y teniendo presente el riesgo asociado a la dependencia del uso de la sustancia, es importante comprender (como decían los abuelos el diablo esta en los detalles”) que sus efectos más nocivos sobre la salud no son por efecto del alcaloide de la nicotina, sino por el modo y tipo de uso que se le da al tabaco en la actualidad, así como su manera de consumo[13]. A diferencia del uso actual del tabaco en la sociedad occidental, que se da en pequeñas dosis repetidas y frecuentes a manera crónica, los reportes señalan que el uso tradicional de nicotina por parte de comunidades ocurría solo en momentos específicos, limitados en el tiempo (curaciones, ceremonias o rituales), en dosis fuertes y con una intención.

En contraste con lo que ocurre en el ritual del humo (soplar el humo del tabaco forjado en un cigarrillo artesanal a base de papel de arroz), el ritual del rapé (consumo de hoja seca de tabaco pulverizado por vía nasal) y el ritual de la singada (consumo de tabaco por vía nasal de forma líquida)[14], cuando el cigarrillo industrial se quema y se consume, junto a la nicotina ingresan al cuerpo otras sustancias, como el ácido cianhídrico, formaldehido, plomo, arsénico, amoniaco, benceno, monóxido de carbono, nitrosaminas, hidrocarburos aromáticos policíclicos, entre otros. Estos son los principales causantes del cáncer, y además están relacionados con diversas enfermedades cardiacas y pulmonares[13].

Nuevos caminos

De esta manera, el uso tradicional del tabaco guiado por un objetivo y las diversas alternativas de consumo de nicotina, aunque no están exentos del riesgo de dependencia a la sustancia, implican menor daño y letalidad al no haber combustión. Esta información puede incidir sobre la salud de aquellas personas que hoy usan la sustancia. El espíritu medicinal, terapéutico y benéfico de sus inicios puede regresar nuevamente sobre la planta haciendo que gane espacio y revindicando su razón de ser en el interior de la sociedad[14]. Por otro lado, y sin entrar en oposición, el avance del desarrollo humano para mejorar la salud con la tecnología ha traído consigo otras alternativas para entender la nicotina, como el uso de cigarrillos electrónicos o dispositivos de calentamiento de tabaco que, por medio de la vaporización −diferente a la combustión−, han arrojado resultados alentadores sobre la salud tanto física como mental de las personas[15][16].

Desde una perspectiva sociológica y antropológica, algunas culturas, grupos, comunidades y personas con un enfoque etnobotánico consideran que un espíritu preside cada planta medicinal y que esta es una entidad viva, sin corporeidad, pero dotada de una estructura propia y una calidad energética, por lo que cuando una persona ingiere el tabaco de una manera correcta esas virtudes energéticas se manifiestan sobre sus diferentes niveles estructurales: cuerpo, mente y espíritu[14]. Así, afirma la comunidad intrínseca entre el ser humano y la naturaleza que le rodea.

Para muchas culturas esta relación se demuestra a nivel material por la gran similitud de los alcaloides del tabaco con los neurotransmisores del cerebro humano, y por eso la ingesta adecuada de esta planta no constituye un daño para el cuerpo humano, sino por el contrario, un estímulo de funciones fisiológicas naturales adormecidas por el estilo de vida occidental[17]. Para ellos, otro ejemplo podría ser la dimetiltriptamina (DMT), sustancia presente en ciertas plantas psicoactivas que también es secretada de manera natural por la glándula pineal del ser humano y deriva de la vía metabólica del triptófano[18].

Por el contrario, para el contexto global actual, alejado del significado tradicional y con la masiva industrialización y banalización de la tradición cultural y botánica, la planta de tabaco ha perdido gran parte de su rol medicinal y espiritual para transformarse en un veneno mortal. El boom comercial del uso lúdico y social, además de los aditivos sintéticos para el incremento de ventas, ha tenido un efecto tan devastador como 8 millones de muertes al año, según datos de la Organización Mundial de la Salud[19].

Se hace necesario entonces regresar a aquello que nos hace bien, a la tradición milenaria de los ancestros que dicen que el uso adecuado y responsable del tabaco puede, además de ser medicinal, ayudar como antinflamatorio, sedante, antiparasitario y analgésico. El tabaco, si se usa con respeto y de manera consciente, como lo han venido haciendo diversas comunidades, grupos, poblaciones y personas, puede, como dice Eduardo Galeano, acercar al hombre a la naturaleza, a su raíz y hacer que los desiertos del alma y de la tierra sean reforestados.

Referencias

  1. Puerta Restrepo, Germán. El sueño de los dioses (UNAWE)
  2. Simón, Fray Pedro. Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales (Edición sobre la de Cuenca de 1626; Bogotá, Imprenta de Medardo Rivas; 1882) Primera Noticia Historial
  3. Breslin, Andrew (2017). «The Chemical Composition of Green Plants». Sciencing, Leaf Group Ltd
  4. Molyneux, RJ; Lee, ST; Gardner, DR; Panter, KE; James, LF (2007). «Phytochemicals: the good, the bad and the ugly?». Phytochemistry
  5. Rang H. P et al., Rang and Dale’s Pharmacology 6th Edition, 2007, Elsevier, page 598
  6. Barcelos Nieto, Aristóteles, Tabac chez les chamanes Wauja, in Le Tabac, plantes d’enseignement et de guérison, Actes du Congrès de Lyon, Takiwasi y La Maison Qui Chante Ed., 2006, pp 145-149
  7. Ott Jonathan, Pharmacoteon: drogas enteógenas, sus fuentes vegetales y su historia, Los Libros de la liebre de Marzo Ed., Barcelona, 1996
  8. Del Amo R.S., Historia natural del tabaco. En: Tabacos Mexicanos y Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, editores. Historia y cultura del tabaco en México. México: Tabacos Mexicanos, SARH;1988. p.13–53
  9. Bühler-Oppenheim K, Datos históricos sobre el tabaco, Actas Ciba Nº 3/4, 34-41, marzoabril 1949
  10. Gatelly Ian, La Diva Nicotina, Historia del Tabaco, Edic. B S. A., Barcelona, 2003
  11. Blandin Gaston, Le Tabac (Historique), Les Annales de Nantes et du Pays Nantais, nº288, 2003, pp. 8-10
  12. Rudgley, Richard. «Tobacco: from The Encyclopedia of Psychoactive Substances». Biopsychiatry. Little, Brown and Company (1998)..
  13. Brandon, Thomas H.; Goniewicz, Maciej L.; Hanna, Nasser H.; Hatsukami, Dorothy K.; Herbst, Roy S.; Hobin, Jennifer A.; Ostroff, Jamie S.; Shields, Peter G. et al. (1 de febrero de 2015). «Electronic nicotine delivery systems: a policy statement from the American Association for Cancer Research and the American Society of Clinical Oncology». Clinical Cancer Research: An Official Journal of the American Association for Cancer Research 21 (3): 514-525
  14. Bernand Carmen, L’herbe cordiale: le tabac, médecine et ivresse chamanique, Mai 2002
  15. Alvear, G., Santibáñez, L., Ramírez, V., & Sepúlveda, R. (2017). Cigarrillos eléctrónicos.¿ Podemos recomendar su uso?. Revista chilena de enfermedades respiratorias, 33(2), 118-130
  16. Robayo-González, C. X., Becerra, N., & Castro-Goyes, D. F. (2020). Efectos sobre la salud de los cigarrillos electrónicos. Una revisión de la literatura. Revista de Salud Pública, 21, 115-121
  17. Narby, Jeremy, La Serpiente Cósmica, Ed. Takiwasi y Racimos de Ungurahui, 1997, Perú
  18. Perrin Michel, Enfoque antropológico sobre las drogas, Revista Takiwasi nº1, 1992, Tarapoto, Perú
  19. OMS. WHO global report on trends in tobacco smoking 2000-2025

Tomado de: https://nicotinareducciondedaños.com/documentos/tabaco-y-nicotina-lo-ritual-que-regresa-en-la-modernidad/


Este artículo fue tomado y adaptado para su publicación en Vaping Today. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.

Juan Camilo Carvajal
Juan Camilo Carvajalhttps://www.acciontecnicasocial.com/
Juan Camilo Carvajal es Licenciado en Biología con formación científica y pedagógica en la generación de estrategias de enseñanza-aprendizaje en investigación en educación, especialmente en modelos conceptuales que sean transversales en los contextos sociales. Con experiencia en intervención, abordaje, educación y enseñanza de estrategias de autocuidado y salud publica a comunidades y grupos poblacionales, ademas de gestión de políticas publicas con enfoque de derechos humanos.

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