En un llamado audaz a la comunidad internacional, 52 organizaciones de la sociedad civil instan a reconsiderar el enfoque actual sobre el tabaquismo. Mediante una carta abierta dirigida al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, estas organizaciones subrayan la urgencia de adoptar estrategias basadas en la reducción de daños y el derecho a la salud. Con la COP10 en el horizonte, el mundo tiene los ojos puestos en la respuesta de los líderes globales ante este desafío de salud pública.
52 organizaciones civiles de distintos países han emitido una carta abierta dirigida al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk. En ella, expresan su creciente inquietud sobre ciertas posturas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que parecen desatender los derechos fundamentales de los usuarios de nicotina. La misiva critica el rechazo hacia el paradigma de la reducción de daños, favoreciendo en cambio la abstinencia y el prohibicionismo, especialmente en países de ingresos bajos y medios.
La carta, que llega en vísperas de la décima Conferencia de las Partes (COP10) del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS, programada del 20 al 25 de noviembre de 2023, denuncia también la falta de transparencia y la exclusión de la ciudadanía en las deliberaciones del evento.
A Volker Türk, abogado austriaco que asumió su cargo de alto comisionado en octubre de 2022, se le pide considerar que el tabaquismo es responsable por más de 8 millones de muertes anuales, el 80 % de las cuales ocurren en países de ingresos bajos y medios.
La misiva subraya el derecho a la salud, un principio consagrado en múltiples tratados y documentos de la ONU, así como en la propia Constitución de la OMS. Las 52 organizaciones firmantes recalcan que este derecho implica brindar a los fumadores adultos opciones más seguras que el tabaco tradicional. Argumentan que la reducción de daños, al ofrecer alternativas más seguras, es una manifestación legítima de este derecho fundamental.
Suecia vs. Turkmenistán
El caso de Suecia se presenta como un ejemplo paradigmático. Al lograr una tasa de tabaquismo de apenas 5,6 % en 2022, Suecia ha demostrado que es posible combatir el flagelo del tabaquismo mediante un enfoque basado en la reducción de daños, promoviendo el acceso a productos alternativos y fomentando la educación y prevención.
Sin embargo, la carta también lanza una crítica contundente hacia la OMS por su elogio a Turkmenistán, un país con notorios problemas de derechos humanos al que presentó como un referente en la lucha antitabaco, en detrimento de modelos exitosos como el sueco.
El llamado de las organizaciones de la sociedad civil es claro: es imperativo que el Alto Comisionado y la comunidad internacional reconozcan la reducción de daños del tabaquismo como una estrategia legítima y respaldada por evidencia científica. La carta insta a una revisión de las posturas actuales y a la adopción de políticas que estén en sintonía con los derechos humanos y el derecho a la salud.
Este comunicado de la sociedad civil organizada resalta la urgencia de replantear el enfoque global en la lucha contra el tabaquismo, abogando por políticas basadas en evidencia y derechos humanos. Para ellos, como para todos que tienen aprecio a la democracia y a la ciencia como parámetros irrenunciables, es crucial que la COP10 tome en cuenta estos argumentos y reconozca la reducción de daños como una estrategia viable y efectiva en el combate al tabaquismo.
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