Filipinas se ha convertido en un nuevo ejemplo de regulación del cigarrillo electrónico con enfoque de salud pública. Aunque muchos médicos están a favor de esta ley otros continúan resistiéndose. El cirujano oral y maxilofacial Fernando Fernández explica la incidencia que tienen estos profesionales que hacen caso omiso a la ciencia, poniendo el interés político por encima del juramento hipocrático.
La propagación de desinformación parece no conocer límites e incluso permea las esferas sociales más informadas y preparadas. El cuerpo médico se debate, inútilmente, entre la seguridad del cigarrillo electrónico y la desinformación que, aparentemente, responde más a un interés político que a uno por salvaguardar la salud del paciente. Indirectamente, estos profesionales de la salud están perpetuando el uso del mortal cigarrillo combustible.
«Es lamentable que algunos miembros de la sociedad médica hagan de esto una cuestión política. Seamos todos profesionales y centrémonos en el discurso científico. En los últimos años, la ciencia ha demostrado que los cigarrillos electrónicos son menos nocivos que los convencionales», dijo el Dr. Fernando Fernández, experto en cirugía oral y maxilofacial, quien además es el actual secretario general de la Federación Dental Asia-Pacifico y durante décadas ha sido un asiduo promotor del “antitabaquismo” tras observar el daño, e incluso cáncer, que era producto del hábito.
El Dr. Fernández asegura que aquellos que están a favor de la prohibición del vapeo están apoyando indirectamente al tabaquismo. Además, según explica, «la conclusión lógica es que los productos de vapor salvarán la vida de 16 millones de fumadores filipinos o, como mínimo, reducirán sus riesgos para la salud. Por lo tanto, la clave es la regulación y no la prohibición”. Por esto, el proyecto de ley 2239 promueve directamente el vapeo como una alternativa para la reducción del tabaquismo, distingue claramente las distintas tecnologías y establece los lineamientos para evitar el consumo por parte de filipinos no fumadores. “Esto es lo que pretende el proyecto de ley sobre el vapeo. (…) Es claramente una gran victoria para la salud pública. Los que quieren prohibir el vapeo pueden estar apoyando indirectamente el tabaquismo. No queremos eso», concluye el Dr. Fernández.
El respaldo al vapeo
Los estudios científicos a nivel global han concluido unánimemente que el cigarrillo electrónico es la mejor alternativa para combatir el tabaquismo, y esto ha sido confirmado por instituciones como la FDA y el Public Health England.
«Todos los miembros de la comunidad médica estamos unidos en nuestra lucha contra el tabaquismo y por ver el fin de la epidemia de tabaquismo para siempre. Por lo tanto, el gobierno debe regular, no prohibir, las alternativas a los cigarrillos que han demostrado ser menos dañinas, ya sea un parche de nicotina, un chicle de nicotina, productos de vapor o productos de tabaco calentado”, menciona el Dr. Christian Luna, director médico del Centro Quirúrgico Padre Pio – Tulay Lingap Ni. “Creo que esto es lo que pretende el proyecto de ley sobre el vapor y, por tanto, expreso mi apoyo a esta medida», concluye.
La aprobación de este proyecto significa un acercamiento más seguro y sensato de los fumadores hacia el vapeo. “Con la aprobación de la Ley 2239, tengo la esperanza de que sea solo cuestión de tiempo que veamos una reducción significativa de las tasas de tabaquismo en nuestro país y de las muertes y enfermedades relacionadas con el tabaquismo», asegura el Dr. Fernández. De hecho, en las Filipinas se registran cerca de 100 mil muertes al año, unas trescientas al día, relacionadas con el consumo de tabaco.
«No se discute que los productos de vapor no deben venderse a los menores ni a los no fumadores y que esto debe estar debidamente regulado. De ahí que apoye plenamente la inclusión de todas las salvaguardias necesarias en el proyecto de ley sobre el vapor para proteger a los menores y a los no fumadores», recuerda la Dra. Arleen Reyes, expresidenta de la Asociación Dental de Filipinas, quien respalda las medidas incluidas para velar por la protección de los menores de edad. Además advierte que la prohibición del vapeo mantendría en riesgo la vida de los más de 16 millones de fumadores filipinos, además de perpetuar el tabaquismo.
Sentar un precedente
Esta legislación filipina tiene un gran valor histórico, pues es una ley coherente que asegura el acceso de más de 16 millones de fumadores a la alternativa más efectiva para cesar el hábito tabáquico y, al mismo tiempo, contempla medidas contundentes para salvaguardar a los menores y a los no fumadores del uso de esta tecnología. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, Filipinas tiene un 24,3% de población fumadora, la mayoría hombres (41,6%), y cerca del 20% de las muertes totales en este país son consecuencia del tabaquismo.
«Odio los cigarrillos y el tabaco. Punto. Sin embargo, a pesar de todos nuestros esfuerzos en la comunidad médica, los casos de cáncer oral siguen teniendo un ritmo alarmante. Muchos fumadores filipinos seguirán contrayendo esta enfermedad si no actuamos ahora», concluye el Dr. Fernández.
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