En un rincón anónimo de algún ministerio de salud, en un despacho donde los relojes parecen moverse más rápido que las ideas, se fraguan silenciosamente las reglas que decidirán quién fuma, quién vapea y quién queda atrapado entre ambos mundos. No hay señal de humo en esas oficinas, solo el eco de intereses ajenos a los propios consumidores, estadísticas imprecisas y muchas apuestas políticas.
Mientras los científicos acumulan evidencia sobre las alternativas de menor riesgo, los legisladores, atados a inercias históricas y a presiones económicas y sociales, trazan mapas inciertos de prohibiciones, regulaciones… y nuevas prohibiciones.
Desde las calles frías de Helsinki hasta los corredores atestados de Hong Kong, se despliega una pugna menos visible que las guerras comerciales o los tratados climáticos, pero igualmente decisiva para el futuro de la salud pública. ¿Se trata de cuidar la salud pública, de domesticar los cuerpos o de conservar el poder de decidir quién merece salvarse?
Finlandia y España: regulaciones al borde del veto
En Finlandia, el Comité de Asuntos Sociales y de la Salud aprobó un proyecto de ley que prohíbe todos los sabores en las bolsitas de nicotina, salvo mentol y menta, establece un límite de nicotina de 16,6 mg/g, restringe las ventas en línea y a menores de edad y refuerza tanto el sistema de licencias para minoristas como la obligatoriedad de incluir advertencias sanitarias en el empaquetado.
En España, un borrador de Real Decreto mantiene la prohibición de sabores en estas bolsitas y fija un límite máximo de 0,99 mg de nicotina por unidad —un umbral que supondría prácticamente una «muerte por decreto», dado que ningún producto en el mercado actual cumple dicho requisito—, configurando así un veto tácito del sector.
Esta propuesta, notificada al sistema TRIS, se encuentra en período de standstill hasta el 28 de julio de 2025. En respuesta, el gobierno de Suecia presentó una objeción formal ante la Comisión Europea, argumentando que tales restricciones excluirían «todos los productos relevantes» y cuestionando la falta de consideración de alternativas regulatorias menos drásticas, al tiempo que recordaba su éxito en la reducción de hábitos de consumo de tabaco combustible mediante la disponibilidad de productos de menor riesgo.
Bélgica y Eslovenia: el sabor de la disciplina más férrea
En Bélgica, el ministro de Salud, Frank Vandenbroucke, estudia restringir los sabores de vapeo, contemplando la posibilidad de autorizar únicamente el sabor tabaco —o, en su defecto, mentol como concesión mínima— para evitar la «trampa de sabores» que atrae a los jóvenes hacia el consumo.
Paralelamente, en Eslovenia entraron en vigor, el 24 de abril, disposiciones que establecen una lista positiva de apenas 16 ingredientes permitidos en líquidos de vapeo, prohibiendo de facto todos los sabores no tabacaleros. Ambas iniciativas ilustran el dilema persistente: cómo equilibrar el poder de atracción de los sabores —que facilitan la transición del fumador tradicional al vapeador— frente al temor de construir un «puente» hacia una nueva generación de usuarios.
Estonia: el sello de la ortodoxia sanitaria sobre productos de tabaco calentado
El Riigikogu estonio aprobó, el 23 de abril, una enmienda a la Ley del Tabaco que transpone la Directiva de la UE sobre la prohibición de sabores en productos de tabaco calentado. La norma prohíbe todos los sabores y establece requisitos estrictos tanto para el etiquetado como para la notificación previa de productos, medidas que entrarán en vigor el 31 de enero de 2026. Según un reporte del diario Postimees, la votación se saldó con 68 votos a favor, 7 en contra y 1 abstención, y contempla sanciones de hasta 32.000 € por incumplimiento.
Reino Unido: la generación que no encenderá su primer cigarro (al menos, legalmente)
El 23 de abril, la Cámara de los Lores del Reino Unido dio luz verde, en segunda lectura, al Tobacco and Vapes Bill, que prohibirá la venta de tabaco —incluidos los productos de tabaco calentado— a toda persona nacida a partir del 1 de enero de 2009.
La ley también otorgará al gobierno amplios poderes para regular el contenido, diseño, embalaje y comercialización de productos con nicotina, en un paso decidido hacia la ambición política de una «generación sin humo» para 2030. La iniciativa pasará ahora a la fase de comité, donde se debatirán enmiendas centradas en el impacto sobre la juventud y la posible inclusión de un sistema de registro previo para fabricantes.
Hong Kong: espacios públicos sin vapor ni perdón
El 25 de abril, el gobierno de Hong Kong publicó el Tobacco Control Legislation (Amendment) Bill 2025, que, de ser aprobado el 30 de abril por el Consejo Legislativo, prohibirá la posesión y el uso de vapeadores y productos de tabaco calentado (THP) en espacios públicos a partir del 30 de abril de 2026.
La propuesta contempla multas de hasta 3.000 dólares de Hong Kong por infracción, así como el endurecimiento de sanciones por fumar en zonas restringidas. Además, introduce la obligatoriedad de incluir etiquetas y sellos oficiales en cada paquete de cigarrillos gravado, reforzando los mecanismos de trazabilidad y fiscalización.
En resumen…
Abril de 2025 fue el escenario de una batalla sorda entre dos visiones del futuro: una donde la nicotina es el enemigo a erradicar sin matices y otra donde la ciencia, con toda su incomodidad y complejidad, sugiere caminos menos absolutos —quizás más lentos, pero también más humanos—.
La resistencia tenaz al cambio y la imperiosa necesidad de repensar las estrategias de control del tabaco a la luz de la evidencia más reciente atraviesan fronteras, no solo geográficas sino también ideológicas. Porque lo que se disputa, en última instancia, no es solo una política sanitaria: es la capacidad de los sistemas de escuchar a quienes no figuran en los titulares, de reconocer que la salud pública no puede sostenerse en el dogma ni sobrevivir al costo de su propio silencio.
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