En su ensayo provocador Vaping: Behind the Smoke and Fears, el doctor Mark Tyndall desmonta mitos, desafía dogmas y traza una defensa apasionada —y rigurosamente documentada— de la reducción de daños como vía para reconfigurar la lucha contra el tabaquismo. Más que un libro, es una invitación a despojarse de miedos atávicos y a abrazar un nuevo paradigma en salud pública, uno donde la evidencia prime sobre el estigma y la compasión, sobre la condena.
Desde hace décadas, la guerra contra el tabaco se libra con un fervor casi religioso, levantando monumentos sanitarios en un intento desesperado por suturar las heridas que el cigarrillo imprime en cuerpos y sociedades. Sin embargo, en esta guerra no se lloran las ausencias ni se vela a los muertos: son cuerpos inertes transfigurados en cifras, datos sin rostro, estadísticas huérfanas de familia, pies de página despojados de historias de vida.
En nuestra época, saturada de certezas petrificadas, dogmas impermeables y complejidades efímeras, el Dr. Mark Tyndall irrumpe como un hereje ilustrado. Médico canadiense con especialización en medicina interna, enfermedades infecciosas y salud pública, su trayectoria no se forjó únicamente en congresos o despachos académicos, sino en los márgenes: allí donde el VIH, la adicción y el estigma tejen y entrelazan redes de invisibilización y exclusión.
En las 204 páginas de su recién publicado Vaping: Behind the Smoke and Fears (2025), Tyndall ofrece mucho más que un tratado sobre cigarrillos electrónicos. Entrega una autopsia minuciosa de los fracasos de la salud pública contemporánea y, con ella, una propuesta legítimamente audaz: sustituir el cigarrillo combustible —el arma más letal de la historia sanitaria moderna— por alternativas de nicotina significativamente menos dañinas. Un manifiesto por la razón en tiempos de histeria.
La ética radical de salvar vidas
Durante tres décadas, Tyndall ha sido testigo de la eficacia de la reducción de daños: programas de intercambio de jeringas, terapias de metadona, salas de inyección supervisada. Para él, el vapeo no es un capricho tecnológico ni una moda pasajera, sino la prolongación natural de esta filosofía: una estrategia que, lejos de condenar, acompaña y preserva vidas.
Con rigor científico y pasión humanista, sus 204 páginas desgranan una defensa informada y matizada del vapeo como herramienta de salud pública. Tyndall no glorifica el vapeo ni oculta sus riesgos —reconoce que la nicotina es adictiva y que inhalar cualquier sustancia conlleva costos—, pero subraya que estos riesgos resultan insignificantes frente a los de la combustión del tabaco, matriz de las enfermedades que colapsan las unidades de cardiología, oncología y neumología en todo el mundo.
“Hemos levantado unidades de cardiología, centros de ictus, clínicas especializadas en cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias, concebidas en gran medida para atender a quienes fuman cigarrillos. La triste ironía de estas costosas instalaciones es que, aunque ofrecen intervenciones capaces de prolongar —y en ocasiones salvar— vidas, su existencia misma es el testimonio de nuestro fracaso colectivo en erradicar el tabaquismo. Son promovidas y celebradas con orgullo por gobiernos, corporaciones médicas, farmacéuticas y la industria de suministros sanitarios, mientras que la prevención de enfermedades queda relegada a la voluntad de individuos, organizaciones benéficas y campañas de salud pública crónicamente desfinanciadas”.
Uno de los varios ejes más poderosos del libro es su disección de la llamada “epidemia” de vapeo juvenil. Inspirándose en el concepto de pánico moral de Stanley Cohen, Tyndall desmonta la narrativa alarmista que, desde 2014, ha colonizado medios, instituciones y discursos políticos. Relata el caso concreto de un joven canadiense —estudiante brillante y deportista— suspendido y marginado por haber vapeado una única vez en el baño de su escuela. Una ilustración brutal de cómo las políticas de tolerancia cero castigan de forma desproporcionada, sembrando miedo allí donde debería cultivarse comprensión.
Tyndall sostiene que la narrativa del terror ha producido consecuencias devastadoras: ha obstaculizado el acceso de los fumadores adultos a alternativas más seguras, perpetuando el dominio del cigarrillo. El vapeo, demonizado como presunta puerta de entrada a futuras adicciones, ha sido víctima de la misma simplificación que ha oscurecido tantas otras discusiones en el ámbito de la salud pública.
En capítulos como Public Health Leadership, Groupthink, and Apathy, Tyndall afila sus críticas más punzantes contra sus propios colegas. Denuncia el pensamiento grupal que, incapaz de discernir entre combustión y vaporización, replica mecánicamente las restricciones aplicadas al cigarrillo en el mundo del vapeo.
“El vapeo podría reducir el daño para el usuario y prácticamente eliminar los riesgos para quienes lo rodean”, sostiene, refutando los temores infundados sobre el vapor de segunda mano. La negligencia institucional, nutrida por intereses políticos, miedo al cambio y presiones de grandes organizaciones, no solo ha postergado la aceptación del vapeo como herramienta legítima de reducción de daños: lo ha condenado a un limbo regulatorio.
Tyndall traza un puente entre el presente del vapeo y el pasado prohibicionista. Desde la fallida prohibición del alcohol en los años veinte hasta la actual crisis del fentanilo, demuestra que las políticas prohibitivas no eliminan los riesgos; los multiplican. En el caso del vapeo, las prohibiciones excesivas no solo restringen el acceso a productos más seguros, sino que alimentan un mercado paralelo desregulado, exponiendo a los usuarios a líquidos de composición incierta y dispositivos de baja calidad. La solución, sostiene, no reside en la represión, sino en una regulación inteligente: dispositivos controlados, e-líquidos de calidad garantizada y políticas capaces de equilibrar protección y acceso.
Una cuestión de supervivencia
Quizá el argumento más provocador de Tyndall sea concebir el acceso al vapeo como un derecho humano. Al igual que el acceso a jeringas limpias o a tratamientos de sustitución opiácea, garantizar alternativas de nicotina más seguras sería una prolongación de los principios de dignidad, autonomía y salud pública efectiva. “Promover productos de nicotina más seguros puede mejorar directamente los resultados de salud que afectan de manera desproporcionada a las poblaciones desfavorecidas”, sostiene.
En lo que constituye su predicción más audaz, Tyndall anticipa que, en menos de veinte años, los cigarrillos combustibles serán obsoletos en los países de altos ingresos. Cita ejemplos como Suecia, Islandia, Nueva Zelanda y Japón, donde la combinación de pragmatismo, regulación y tecnologías de reducción de daños ha logrado disminuir de manera drástica las tasas de tabaquismo.
Sin embargo, advierte que el futuro del vapeo pende de un hilo, amenazado por el dogmatismo, la desinformación y los prejuicios vinculados a su asociación con las grandes tabacaleras. Más grave aún, subraya que la prohibición de alternativas más seguras en gran parte de los países de bajos y medianos ingresos perpetúa una injusticia histórica: en las sociedades donde el tabaquismo se resiste a desaparecer, los sectores más vulnerables son privados de herramientas que podrían salvar vidas. Así, la lucha contra el tabaco se revela no solo como un desafío sanitario, sino como una cuestión urgente de justicia social.
Un manifiesto por la razón y la compasión
La crítica ha sido generosa con el libro. Gerry Stimson, profesor emérito del Imperial College London, lo considera una “lectura obligatoria para quienes desean ver el fin del sufrimiento causado por los cigarrillos combustibles”. La profesora Marewa Glover, desde Nueva Zelanda, subraya su “urgencia y rigor científico”, mientras Clive Bates lo celebra como “una crónica poderosa de cómo una solución tecnológica chocó con una tormenta de desinformación”.
Y es que resulta difícil no elogiar esta obra por su rigor, su urgencia y su profundidad. Pero más allá de las reseñas, Vaping: Behind the Smoke and Fears se impone como un llamado inaplazable a replantear la lucha contra el tabaquismo, a abandonar los discursos punitivos y a abrazar soluciones reales, humanas y ancladas en la evidencia.
En tiempos de desinformación viral, dogmatismos férreos y certezas simplistas, Tyndall ofrece una defensa matizada de la complejidad, un canto a la compasión y una reivindicación de la ciencia como brújula moral. Tal vez, después de todo, el futuro de la lucha contra el tabaco no se escriba en la condena ni en el aislamiento de quienes fuman, sino en la restitución de su dignidad y en la reparación de un daño perpetrado por políticas que prefirieron ignorar y castigar antes que comprender.
Más que un libro, Vaping: Behind the Smoke and Fears es un llamado urgente a repensar la salud pública desde la dignidad humana, la compasión y la evidencia: una lectura ineludible para quienes se niegan a aceptar que el futuro repita los errores del pasado.
Este artículo es una publicación original. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.