El miedo, la incertidumbre y la duda abundan en las campañas contra los productos que reducen los riesgos y daños del tabaquismo.
La evidencia indica que el vapeo, los productos de tabaco para calentar y el snus al estilo sueco han causado una gran disrupción y han tenido un impacto revolucionario en la reducción de las muertes y enfermedades causadas por el tabaquismo.
El advenimiento de estos productos ha alterado el pensamiento de la industria, mientras que los gobiernos han estado tratando de ponerse al día con revisiones a menudo instintivas y dañinas de las políticas de control del tabaco.
Pero el impacto se ha sentido más profundamente dentro de la comunidad mundial de salud pública. Se han fundado organizaciones, se han construido carreras y reputaciones profesionales y se han adquirido millones de dólares en investigación sobre la base de la división inmutable entre los demonios de las grandes tabacaleras con sus productos letales y los ángeles de la salud pública. Las guerras del tabaco se libraron bajo la premisa de que había diferencias irreconciliables entre estas facciones en guerra.
Y luego llegaron los productos de nicotina más seguros. Para algunos, han sido la rampa de salida del tabaquismo hacia la abstinencia. Pero para una mayoría de consumidores que quería seguir usando nicotina estos productos les han permitido continuar haciéndolo con un riesgo relativamente pequeño. Esto era algo que muchos en la comunidad de salud pública no podían soportar. Se negaron a aceptar que una vez que se quitaba la nicotina del cigarrillo el juego de pelota de salud pública era completamente diferente.
“Mientras un número aterrador de médicos y otros profesionales de la salud piensan que el elemento más peligroso en un cigarrillo es la nicotina, los traficantes de miedo están jugando para una audiencia ya ablandada por años de suposiciones no cuestionadas”.
Tampoco ha habido ningún reflejo de que el esfuerzo mundial para reducir las muertes y las enfermedades provocadas por el tabaquismo estaba (y está) fracasando. Las predicciones de hace dos décadas de que las muertes alcanzarían los 8 millones para 2030 ya se han alcanzado; se prevé que el tabaquismo aumente en algunos países, mientras que las tasas decrecientes en otros países han comenzado a estabilizarse. Las afirmaciones de la OMS de que miles de millones de personas están «protegidas» por las leyes contra el tabaquismo son delirantes.
En lugar de dar un paso atrás y adoptar un enfoque maduro para revisar las políticas de control del tabaco para el desarrollo de nuevos productos, la OMS ha liderado el cargo con la hábil asistencia de ONG aliadas y financiadas con dinero privado para llevar a cabo una campaña impulsada por el miedo, la incertidumbre y la duda (F.U.D. del inglés fear, uncertainty and doubt).
Dada la manía casi religiosa que subyace en gran parte de la retórica de reducción de daños contra el tabaco, no sorprende que los orígenes del FUD se puedan encontrar en los argumentos teológicos del siglo XVII sobre el valor del arrepentimiento en el lecho de muerte.
En los tiempos modernos, el término se asocia más generalmente con los intentos de las empresas establecidas, especialmente en el mundo de la informática, de utilizar FUD como un medio para persuadir a los clientes existentes de que no cambien a algún kit o software novedoso ofrecido por un chico nuevo del barrio. Quédese con nosotros, ha estado con nosotros durante años, nuestros productos se prueban y prueban a diferencia de estos nuevos productos que pueden arruinar sus sistemas, etc.
E indirectamente, este es el mismo juego peligroso que juegan los opositores de la reducción del daño del tabaco. Difunden el miedo al hacer afirmaciones, sin fundamento en datos creíbles, sobre epidemias de vapeo, efectos de puerta de entrada del vapeo, muerte y enfermedades causadas por vapear, daño al cerebro de los adolescentes, el espectro de la adicción y otros daños a la salud causados por la nicotina. Cuando están desesperados, vienen las afirmaciones de que vapear causa todo, desde disfunción eréctil hasta depresión.
Mientras un número aterrador de médicos y otros profesionales de la salud piensan que el elemento más peligroso en un cigarrillo es la nicotina, los traficantes de miedo están jugando para una audiencia ya ablandada por años de suposiciones no cuestionadas.
“El propósito de las campañas de miedo no es hacer que la gente siga fumando, pero este suele ser el resultado final”.
El miedo provoca naturalmente incertidumbre y duda entre los fumadores («¿Debería cambiar?») y entre los profesionales de la salud («¿Debería alentar a los pacientes que fuman a cambiar?»). Las encuestas entre fumadores y médicos muestran que las opiniones negativas sobre el vapeo están aumentando. Por supuesto, el propósito de las campañas de miedo no es hacer que la gente siga fumando, pero este suele ser el resultado final. Si a los fumadores se les dice que vapear es al menos tan peligroso como fumar, si no más peligroso, ¿por qué deberían cambiar? Cuando se trata de la reducción del daño del tabaco, la OMS sigue siendo una fuente de información trágicamente confiable de la cual los ministerios de salud, las agencias médicas y los profesionales de la salud individuales toman su ejemplo.
Entonces, si hay un tsunami de ruido blanco de fuentes confiables sobre los supuestos peligros de los productos alternativos, los fumadores que buscan ayuda no recibirán un buen servicio. Si por un momento el lobby antivapeo pudiera asomarse a través de un velo de propaganda, podría darse cuenta de que en su guerra contra productos más seguros solo habrá un ganador. No hay conjeturas sobre quién podría ser.
La próxima edición del informe Estado mundial de la reducción de daños por tabaco, «El lado correcto de la historia», se publicará en noviembre.
Este artículo fue traducido y adaptado al español por el equipo de Vaping Today. Publicación original: The Big Tobacco Control playbook. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a [email protected].
