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La ciencia del cambio: Derek Yach explica por qué la OMS debe actualizar su estrategia contra el tabaco

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El éxito en la reducción del daño del tabaco en todo el mundo dependerá de la capacidad de adaptarse a un paisaje cambiante aprovechando nuevas herramientas y estrategias para avanzar hacia un mundo libre de humo.

El debate sobre la reducción del daño del tabaco no es nuevo, pero en los últimos años ha ganado relevancia debido a las crecientes evidencias de la efectividad de tecnologías innovadoras como los cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado para ayudar a millones de personas a dejar de fumar. Estas tecnologías entregan la nicotina deseada por los fumadores sin la combustión del cigarrillo tradicional, que produce la mayoría de los compuestos nocivos presentes en el humo del tabaco. Este es el núcleo del argumento de Derek Yach a favor de la adopción de estrategias de reducción del daño como un complemento vital a las políticas tradicionales de control del tabaco.

El texto del Dr. Yach, titulado «WHO Should Embrace Tobacco Harm Reduction to Save Lives» y publicado en The Lancet el 6 de abril, ofrece una perspectiva crítica y propositiva frente a las políticas actuales de control del tabaco impulsadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a través del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT). 

Yach, quien jugó un papel activo en la concepción e implementación del CMCT, argumenta que el convenio no ha logrado adaptarse a los avances científicos y tecnológicos en el ámbito del tabaco y, como consecuencia, ha destinado a millones de usuarios de productos de tabaco tóxicos a vivir vidas más cortas y menos saludables.

El punto clave: apertura a la reducción de daños

Una crítica central de Yach es a no considerar la reducción del daño del tabaco dentro de las estrategias de combate al tabaquismo. A pesar de que está contemplada en la definición de control del tabaco del CMCT, en la práctica el convenio ha enfatizado las prohibiciones, regulaciones y otras medidas que limitan el acceso a productos alternativos más seguros que los cigarrillos, como los dispositivos electrónicos de entrega de nicotina y las bolsas de nicotina. Yach señala que algunos de estos productos cuentan con autorizaciones de comercialización por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) y el apoyo de gobiernos, destacando su potencial para mejorar los intentos de cesación en comparación con las terapias de reemplazo de nicotina.

Otro punto importante en el análisis de Yach es su crítica a la caracterización de las compañías transnacionales de tabaco por parte de Kelley Lee y sus colegas. Mientras Lee las describe como actores cuyo único interés es expandir mercados, Yach argumenta que este enfoque ignora la complejidad de las negociaciones que llevaron a la firma del CMCT por parte de casi todos los grandes productores de tabaco, excepto Estados Unidos e Indonesia. Propone considerar cómo estas compañías están evolucionando para ofrecer alternativas más seguras al tabaco combustible, impulsadas también por la aparición de nuevas empresas innovadoras en reducción del daño del tabaco.

En este contexto, la propuesta de Yach plantea un desafío significativo a la posición de la OMS a través del CMCT. Es innegable que este ha sido un hito en la lucha global contra el tabaquismo al establecer un marco para el control del tabaco de escala mundial. Sin embargo, la evolución de los productos de nicotina y el surgimiento de evidencia científica que respalda su potencial de reducción de daños exige una revisión y actualización de las políticas para incorporar estas nuevas herramientas en la estrategia de control del tabaco.

Yach destaca la importancia de la evidencia científica y el papel que debe jugar en la formulación de políticas de salud pública, señalando que esta sugiere que los productos alternativos a los cigarrillos combustibles pueden contribuir más efectivamente a los intentos de cesación que las terapias de reemplazo de nicotina tradicionales. Este argumento subraya un punto crítico: la necesidad de políticas de salud pública basadas en la evidencia más actual y no solo en principios precautorios o ideológicos.

El artículo de Yach también subraya la realidad económica y el pragmatismo detrás de la transformación de la industria tabacalera hacia productos menos nocivos. Aunque el escepticismo hacia las compañías tabacaleras es comprensible dada su historia, el potencial de reducir daños y salvar vidas mediante productos alternativos es una oportunidad para reevaluar la dinámica tradicional entre la salud pública y la industria del tabaco. «Sí, las empresas tabaqueras que se transformen y ofrezcan alternativas más seguras se beneficiarán, pero ese beneficio viene acompañado de 100 millones menos de muertes prematuras entre 2025 y 2060», afirma Yach, destacando el potencial beneficio en términos de vidas salvadas.

Un camino posible

El llamado de Yach para que la OMS y los signatarios del CMCT adopten un enfoque más inclusivo y basado en la evidencia es un recordatorio de que el objetivo final de las políticas de salud pública debe ser maximizar el bienestar y la salud de la población. Mientras el debate sobre la mejor manera de lograr estos objetivos continúa, es crucial que todas las partes interesadas, incluidas las organizaciones de salud pública, los gobiernos, la industria y las comunidades científicas, permanezcan abiertas al diálogo y comprometidas con la actualización de sus estrategias en respuesta a la evolución del conocimiento y la tecnología.

La perspectiva de Yach ofrece una vía para reimaginar la lucha contra el tabaquismo, una que equilibra el pragmatismo con el idealismo y reconoce el papel de la innovación tecnológica en la promoción de la salud pública. En última instancia, el éxito en la reducción del daño del tabaco en todo el mundo dependerá de la capacidad de adaptarse a un paisaje cambiante aprovechando nuevas herramientas y estrategias para avanzar hacia un mundo libre de humo. La perspectiva del Dr. Yach ofrece, como mínimo, un importante punto de partida para el diálogo y la acción en el ámbito del control del tabaco, de modo que las oportunidades que hoy existen contribuyan a salvar vidas.

Lea el artículo completo aquí.


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REDACCION VT
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