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La OMS contra el tabaco y la nicotina en las escuelas: ¿desconexión con la realidad o agenda oculta?

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Una vez más la OMS se pone en el ojo del huracán al tratar de modo equivocado el consumo de nicotina y tabaco entre adolescentes. Sin una perspectiva crítica y pareciendo desconectada de la realidad, la organización lanza una nueva guía paso a paso con el «objetivo de proporcionar a las escuelas y a sus estudiantes los conocimientos y herramientas necesarios para adoptar con éxito una política de campus libre de nicotina y tabaco».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado recientemente dos publicaciones dirigidas a proteger la salud de los jóvenes frente al consumo de tabaco y nicotina: «Libertad del tabaco y la nicotina: guía para escuelas» y «Kit de herramientas para escuelas libres de nicotina y tabaco». La guía y el toolkit, que plantean de manera simplista escuelas libres de estos productos, hasta el momento han generado un débil debate en la sociedad. Y surgen dos preguntas claves: ¿conoce realmente la OMS el problema del tabaco y la nicotina entre los jóvenes? ¿Lo que plantean estas guías es una solución adecuada al problema del consumo de tabaco entre los jóvenes?

La OMS sostiene que la industria tabacalera se dirige de manera implacable hacia los más jóvenes, lo que ha llevado a un incremento en el uso del vapeo, sobre todo desechables, y a que la mayoría de los fumadores comiencen su hábito antes de los 18 años. Si bien es innegable que la industria ha empleado tácticas cuestionables en el pasado y alguna que otra empresa de vapeo promociona productos dudosos, como aquellos de un solo uso sin las debidas advertencias, la respuesta de la OMS expresa una visión simplista y descontextualizada del problema real.

La guía destaca cuatro formas de fomentar un entorno libre de nicotina y tabaco para los jóvenes:

  • Prohibir los productos de nicotina y tabaco en los campus escolares;
  • Prohibir la venta de productos de nicotina y tabaco cerca de las escuelas;
  • Eliminar la publicidad directa e indirecta, así como la promoción de productos de nicotina y tabaco cerca de las escuelas;
  • Rechazar el patrocinio o la participación de las industrias del tabaco y la nicotina.

El Dr. Colin Mendelsohn, por otro lado, ofrece una perspectiva equilibrada y basada en evidencia que desafía la narrativa dominante. Al contextualizar el vapeo en relación con otros comportamientos de alto riesgo que afectan a los adolescentes, como el consumo de alcohol y drogas, proporciona un marco que previene que el alarmismo nuble el juicio. De hecho, los datos sugieren que el riesgo del vapeo es mucho menor de lo que se percibe en la opinión pública. La OMS parece pasar por alto esta realidad.

El temor al vapeo, exacerbado por titulares alarmistas, ha dominado el discurso público, pero es esencial analizar si este miedo está justificado. En países como Inglaterra y Estados Unidos, las cifras muestran que el vapeo regular entre jóvenes que nunca han fumado es bajo. Además, se destaca que el vapeo puede actuar como una alternativa menos dañina al consumo de cigarrillos tradicionales, y que restringirlo podría, irónicamente, incrementar el consumo de tabaco entre los jóvenes.

Mendelsohn y otros expertos como Clive Bates sugieren que, en lugar de caer en el alarmismo, es esencial proporcionar información precisa y objetiva a los jóvenes. Las políticas punitivas, como las propuestas por la OMS, pueden ser contraproducentes. En lugar de prohibiciones y sanciones generalizadas, se debe priorizar la educación, la sensibilización y ofrecer alternativas menos dañinas a los jóvenes que comienzan a fumar.

Mientras que la intención de la OMS de proteger la salud de los jóvenes es loable, su enfoque frente al vapeo parece desproporcionado, descontextualizado y puede generar más daño que bien. Tanto la OMS como otras autoridades sanitarias deben basar sus políticas en evidencia científica, datos de la vida real y en una comprensión lo más completa posible de la situación. Solo a través de un enfoque equilibrado y basado en datos objetivos podremos proteger verdaderamente la salud y el bienestar de los más jóvenes.

Con estas guías, la OMS parece ir, una vez más, en la dirección contraria. ¿Está desconectada de la realidad o tiene una agenda oculta?

Lea el documento completo da la OMS aquí.


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REDACCION VT
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