¿Por qué las palabras escogidas son importantes a la hora de combatir el tabaquismo y ayudar a las personas a dejar de fumar?
Hoy en día la palabra “fumador” es un término despectivo, como “adicto” o “alcohólico”, y deberíamos dejar de usarla. Ya no es aceptable hablar de los “discapacitados” como si fueran un grupo homogéneo de seres, tal vez, bastante infrahumanos. En su lugar, usamos el término «personas con discapacidades» o «PWD» en inglés. Esto se llama uso de «primero la persona» e identifica la humanidad de la persona antes de describir su condición.
Es fácil descartar esta idea como un ejemplo de cultura de lo «políticamente correcto», el dominio del «guerrero de la justicia social», pero de hecho las palabras son importantes. El uso de una etiqueta como “fumador”, “adicto” o “ilegal” divide a las personas en “nosotros” y “ellos”. Es una pendiente resbaladiza llamar a ciertos grupos o tribus “alimañas” o “cucarachas”, etiquetas que se han utilizado para justificar genocidios.
“En la década de 1980, los activistas comenzaron a evitar el uso de un lenguaje deshumanizante y excluyente como «drogadicto» o «prostituta» y un enfoque de reducción de daños para el uso de drogas y las trabajadoras sexuales se convirtió en una norma socialmente aceptable”.
La reciente publicación ”Time to quit using the word smoker” [“Hora de dejar de usar la palabra fumador] plantea algunos puntos adicionales. No existe un consenso científico en cuanto a la definición de «fumador». ¿Alguien que ha reducido [su consumo] a dos cigarrillos al día sigue siendo un «fumador»? ¿Es una cuestión de autoidentificación, de modo que alguien que solo fuma cigarrillos “prestados” en una fiesta puede definirse como “no fumador”?
En la década de 1980, los activistas comenzaron a evitar el uso de un lenguaje deshumanizante y excluyente como «drogadicto» o «prostituta» y un enfoque de reducción de daños para el uso de drogas y las trabajadoras sexuales se convirtió en una norma socialmente aceptable. En el control del tabaco nos hemos quedado con el término “fumador” y la reducción del daño por tabaquismo usando productos de nicotina más seguros no se acepta en la mayor parte del mundo.
¿Sería esta una correlación o es causa y efecto? ¿Significa que, a pesar de que el trastorno por consumo de tabaco está clasificado como una enfermedad en el DSM-5, todavía lo consideramos un hábito?
¿Por qué deberíamos preocuparnos por las personas que fuman? Mucha gente piensa: “Eligieron fumar, conocían los riesgos y podrían dejar de hacerlo si realmente quisieran”. El subtexto de esto es que si siguen fumando, merecen morir. Pero ninguna de estas afirmaciones es cierta.
“Dejar de fumar es muy importante. Si las personas dejan de fumar a los 40 años, evitan casi todos los riesgos del tabaquismo”.
Los CDC enumeran 12 tipos de cáncer y otras 20 enfermedades causadas por fumar. ¿Cuántas personas que fuman conocen todos estos riesgos? ¿Cuántos entienden que fumar también puede conducir a décadas de discapacidad, como lisiados cardíacos o respiratorios, como alguien que necesita una silla de ruedas después de una amputación o que no puede hablar después de un derrame cerebral? ¿Cuántos saben que 2/3 de los fumadores morirán, en promedio 10 años antes de tiempo, por enfermedades relacionadas con el tabaquismo, perdiendo sus “años dorados” cuando podrían estar con sus nietos o en el campo de golf?
La mayoría de los fumadores comenzaron a fumar en la adolescencia. Casi el 90 % de los adultos que fuman lo intentaron antes de los 18 años, pero el cerebro humano no está completamente maduro hasta los 25. Los jóvenes adolescentes han pasado su vida siendo controlados por sus padres, diciéndoles cuándo levantarse, cuándo acostarse, qué comer, cuándo tienen el pelo demasiado largo o las faldas demasiado cortas. Cuando empiezan a ganar dinero, a tener un lugar propio y a hacer nuevos amigos, se rebelan contra estas restricciones. La adolescencia está pensada como un tiempo para explorar límites y tomar riesgos. Es difícil culpar a un adolescente que decide intentar fumar o vapear y asume que existen formas efectivas de dejar de fumar más adelante en la vida.
Dejar de fumar es muy importante. Si las personas dejan de fumar a los 40 años, evitan casi todos los riesgos del tabaquismo. Pero nuestros métodos estándar para dejar de fumar son muy ineficaces:
Si 100 personas intentaran dejar de fumar:
– Con la abstinencia 4 dejarían de fumar, 96 todavía fumarían;
– Con Terapias de Reposición de Nicotina 7 dejarían de fumar, 93 todavía lo harían;
– Con medicamentos 10 dejarían de fumar, 90 continuarían haciéndolo;
– Con los cigarrillos electrónicos 18 dejarían de fumar, 82 todavía fumarían.
A muchas personas que fuman les gustaría dejar de fumar y lo han intentado, pero no lo han logrado. Siguen fumando cigarrillos porque no hemos podido ofrecerles alternativas realistas. Deberíamos preocuparnos más por las personas que fuman. Deberíamos comenzar llamándolos PQF, “personas que fuman”, no etiquetándolos como “fumadores”. Debemos darnos cuenta de que muchos de ellos son dependientes de la nicotina, NO “adictos al habito de fumar”, y que la respuesta adecuada es ofrecerles un fácil acceso a alternativas más seguras, asequibles y agradables.
Este artículo fue traducido y adaptado al español por el equipo de Vaping Today. Publicación original: PWS – People Who Smoke. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.