Harry Shapiro reflexiona acerca del proyecto de ley británico sobre tabaco y vapeo, señalando las contradicciones entre los objetivos del gobierno y las políticas propuestas. Destaca cómo estas medidas podrían obstaculizar los esfuerzos por reducir el tabaquismo, agravando problemas de salud pública al ignorar el potencial de los productos de nicotina más seguros para facilitar el cambio de los fumadores. Con una crítica mordaz, subraya la desconexión entre la retórica política y las consecuencias prácticas. Su mensaje es claro: hay que priorizar lo esencial y afrontar la realidad. El verdadero enemigo es el tabaquismo y el vapeo debe ser visto como aliado contra el tabaco.
El gobierno está evaluando el impacto de su proyecto de ley sobre el tabaco y los vaporizadores, que aún no se ha convertido en ley y sigue avanzando en el proceso parlamentario.
En el Reino Unido, el 11,9% de la población fuma, lo que equivale a 6 millones de personas, y en algunas regiones la prevalencia supera el 20%. Fumar causa daños a lo largo de la vida, no solo para los fumadores, sino también para quienes los rodean; no existe un nivel seguro de exposición. Es un factor de riesgo significativo para malos resultados maternos e infantiles, como un aumento en la probabilidad de mortinatos, y puede desencadenar asma en niños.
El tabaco es responsable de aproximadamente 1 de cada 4 muertes por cáncer en el Reino Unido y constituye la causa principal de la mayoría de los casos de cáncer de pulmón. También es un factor clave en enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y aumenta el riesgo de demencia en personas mayores. En promedio, los fumadores pierden 10 años de esperanza de vida, lo que equivale a aproximadamente un año por cada cuatro años de tabaquismo.
Este es el problema que enfrenta el sistema de salud del Reino Unido (NHS), ya que los fumadores actuales imponen una pesada carga económica y de recursos. Una forma clara de mitigar los peores resultados sería incentivar a tantas personas como sea posible a cambiar a productos de nicotina más seguros. El gobierno debería liderar esta transición a través de legislación que fomente el cambio y promueva estos productos. Si eso resulta complicado, al menos deberían permitir que las empresas hagan campañas públicas de salud, como incluir tarjetas informativas en los paquetes de cigarrillos.
Un gobierno realmente preocupado por el número actual de fumadores no instauraría un impuesto al líquido electrónico, no prohibiría los vaporizadores de un solo uso (un valioso punto de entrada para quienes estén considerando cambiar) ni consideraría restricciones de sabor.
Sin embargo, en lugar de esto, el proyecto de ley propuesto hace exactamente lo contrario: pone impuestos, prohíbe productos, restringe sabores e incluso oculta los productos más seguros en los puntos de venta. Una medida particularmente absurda es la prohibición de las máquinas expendedoras de vapes en hospitales y centros de salud mental, ignorando que las personas con problemas de salud mental tienen tasas de tabaquismo superiores al 60%.
¿No sería razonable ofrecerles una opción accesible para abandonar el hábito de fumar? El propio gobierno reconoce que la iniciativa “Swap to Stop” ya ayuda a entre 50.000 y 70.000 fumadores en Inglaterra a dejar de fumar cada año, salvando miles de vidas. Entonces, ¿por qué no expandir este éxito en lugar de sabotearlo deliberadamente?
Debido a la desinformación generalizada sobre los productos de vapeo, muchos fumadores no están seguros de los beneficios de cambiar, y si perciben que el gobierno está atacando estos productos, asumirán que todo es negativo. ¿El resultado? Continuar fumando. La evaluación del gobierno indica que una prohibición de los vapes desechables podría hacer que medio millón de vapeadores regresen al tabaco, causando un daño enorme y evitable.
El proyecto también incluye medidas como la “Generación Libre de Humo,” que prohíbe a las personas nacidas después de 2009 comprar cigarrillos. Aunque bien intencionada, es poco probable que funcione a corto plazo, ya que las enfermedades relacionadas con el tabaco tardan décadas en manifestarse. Además, el problema del contrabando ya es grave, con más de 5 mil millones de cigarrillos ilegales consumidos anualmente. Los adolescentes que no puedan comprar cigarrillos legalmente recurrirán al mercado negro y se enfrentarán incluso a otros productos como el snus.
Si bien algunas propuestas son positivas, como un esquema de licencias para los negocios de vapeo, muchas otras medidas parecen desconectadas de la realidad, como multas bajas para las tiendas que venden a menores, lo que no es suficiente para desalentar este problema.
La realidad es que el tabaquismo en el Reino Unido, tanto en adultos como en adolescentes, ha disminuido durante años y continuará haciéndolo con un apoyo sensato para los productos más seguros, sin necesidad de medidas legislativas extremas. El Reino Unido solía ser un líder en la promoción de la reducción de daños por tabaco, destacándose frente a países como Estados Unidos, donde el alarmismo sobre el vapeo juvenil ha eclipsado el verdadero problema: el tabaquismo. El país necesita mantener su posición como líder en salud pública y evitar caer en el sensacionalismo de una supuesta epidemia de vapeo juvenil. La verdadera epidemia es el tabaquismo. Enfréntenla.
Este artículo fue traducido y adaptado al español por el equipo de Vaping Today. Publicación original: Deal with what’s in front of you. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.
