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La desinformación oficial llegó a Uruguay

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Reconocido por alcanzar altos niveles de calidad de vida y por ser una isla de estabilidad política y mentalidad progresista en el continente, con la llegada al poder del partido ultraconservador Uruguay parece vincularse a la lista de países latinoamericanos donde crece la falta de aprecio por la ciencia y la desinformación bajo premisas ideológicas en contra del vapeo.

El revés sociopolítico del país que ha liberado y regulado la marihuana, admitido el derecho al aborto y permitido el matrimonio entre personas del mismo sexo llegó a la lucha contra el consumo de tabaco por un sesgo similar al de los demás países de la región: el combate contra las alternativas de menor riesgo que ayudan a dejar de fumar, la negación de la ciencia como base de las políticas públicas y la divulgación de desinformación por medios oficiales. Todo esto aumenta la desesperanza frente al diálogo para la regulación de los productos de reducción de daños que circulan ilegalmente en el país.

Una guía para difundir el miedo

El Ministerio de Salud de Uruguay publicó el 15 de febrero una guía sobre el uso de tabaco y vapeo durante la pandemia. Su perspectiva ha sido reconocida como equivocada por diversos expertos en salud pública. A pesar de ser cierta la necesidad de abandonar el tabaco en cualquier momento que sea posible, la guía ministerial se basa en el miedo, no en la educación fática y la concientización. Su argumento es que “dejar de fumar o vapear es clave para reducir la transmisión del SARS-CoV-2 y la gravedad de la COVID-19”.

La guía del Ministerio de Salud Pública, sin ningún sustento científico, dice que el uso y la exposición a productos de tabaco y vapeo incrementan la probabilidad de contraer COVID-19: “aumentan la exposición a partículas y toxinas, provocando alteraciones en los mecanismos de defensa respiratoria, similares a las producidas por el tabaco combustible”. También afirma que “el riesgo de contagio aumenta exponencialmente al compartir cigarrillos o dispositivos para fumar”.

La guía además dice que los fumadores “tienen el doble de probabilidades de sufrir una enfermedad grave en comparación con los no fumadores», y que la «exposición ‘pasiva’ al humo del tabaco y las emisiones de vaporizadores representa un gran riesgo de infección por COVID-19 para quienes comparten entornos cerrados o se encuentran a poca distancia (incluso al aire libre) de la exposición a sustancias y partículas tóxicas que pueden portar el virus».

Lo que dice la ciencia acerca del vapeo y la COVID-19

Expertos y científicos alrededor del mundo que investigan el tema desde el principio de la pandemia no piensan así.

El nuevo estudio publicado por los investigadores Roberto Sussman, de la Universidad Nacional Autónoma de México, Eliana Golberstein, de la Myriad Pharmaceuticals Limited (Nueva Zelanda), y Riccardo Polosa, de la Universidad de Catania (Italia), identificó que en comparación con la exposición a la respiración regular (sin vapear) dentro del ambiente interior, la exposición a la expiración de baja intensidad de un vapeador infeccioso no incrementa el riesgo de transmisión más que en un 1%. 

Desde julio de 2020 se han visto esfuerzos coordinados para relacionar el vapeo con complicaciones de la COVID-19. Así lo hemos denunciado en diversos artículos en Vaping Today. De estos intentos, quizás el que generó más reacciones fue el de la Universidad de Stanford. Este lo realizaron destacados y conocidos activistas antivapeo, y recibió una fuerte desaprobación en varios medios científicos.

El tsunami organizado de textos en los medios buscando provocar el miedo al vapeo para algunos puede venir del simple y tradicional oportunismo de los antagonistas, que manipulan deliberadamente los hechos en provecho de la ideología prohibicionista. Sin embargo, se puede inferir que también hay un combate de evidencias. Esto se debe a que por algún motivo la nicotina parece tener un papel protector contra la enfermedad del SARS-CoV-2.

El caso de Uruguay

Felizmente, la prevalencia del tabaquismo viene cayendo en Uruguay. Pasó del 50% en el año 2000 pasó al 17% en 2015, con una proyección de nueva caída al 8,5% en los próximos cinco años, según el Tobacco Atlas. Pero en 2016, el 22,06% de las muertes en el país estuvieron relacionadas con el tabaquismo. De acuerdo con el informe mundial de la OMS sobre tendencias en la prevalencia del consumo de tabaco 2000-2025, Uruguay tiene 596.987 fumadores actuales.

Pero la situación podría ser más positiva. El activista uruguayo Daniel Mac-Eachen, 39, recuerda que la prohibición en Uruguay se ha dado de forma casi automatizada, sin diálogo social y bajo las mismas premisas, fundamentos y fechas de las prohibiciones que ocurrieron en Brasil y Argentina. Se han basado en el principio de precaución y se han hecho bajo el lobby del control de tabaco. 

“En nuestro país, lamentablemente contamos con un decreto presidencial del año 2009 que prohíbe la importación, comercialización, registro como marca o patente y publicidad de cualquier dispositivo electrónico para fumar. No obstante, el uso no cuenta con prohibiciones. Por lo tanto puedes ser usuario de vaporizadores sin temor alguno. Aunque se ha anunciado que la prohibición va a continuar, la directora del Programa de Control de Tabaco del Ministerio de Salud Pública, Elba Esteves, parecía estar dispuesta al diálogo y hablar del tema. De cierta forma, nos sorprende esta guía ministerial”.

Futuro incierto

Hace casi un año, el 1 de marzo de 2020, la doctora uruguaya Adriana Blanco Marquizo, pionera activista antitabaco en el país, asumió la jefatura de la la Secretaría del Convenio Marco de la OMS para el Control de Tabaco. Blanco ha hecho importantes trabajos en la implementación de servicios para dejar de fumar del gobierno uruguayo, ha tenido larga participación en la Organización Panamericana de la Salud/Oficina Regional de la OMS para las Américas y ha sido coordinadora regional de la Iniciativa Bloomberg para Reducir el Consumo de Tabaco.

A pesar de los avances en el Control de Tabaco, las acciones públicas y oficiales que promueven la desinformación y el temor a un sustituto más seguro al tabaquismo en medio de una pandemia, sin ninguna evidencia de que esto pueda reducir los riesgos de contagio del virus que se enfrenta en todo el mundo, parece ser una triste señal de los tiempos que han llegado también a Uruguay.


Este artículo lo produjo el equipo de Vaping Today. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a [email protected].

REDACCION VT
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