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Stanton Glantz vuelve a la carga

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El estadounidense Stanton Glantz es profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de California (UCSF) y un importante líder en el activismo del control del tabaco. El profesor Glantz, como se le suele llamar, es conocido por ser uno de los principales autores antivapeo. Con frecuencia su producción científica es citada y utilizada en todo el mundo por defensores de regulaciones estrictas y prohibicionistas, sobre todo en América Latina. Pero, además de su cruzada antivapeo, Stanton Glantz empieza a ser conocido por presentar estudios muy poco confiables.

Este mes el National Bureau of Economic Research publicó el artículo “Cigarrillos electrónicos y enfermedad respiratoria: una replicación, extensión y direcciones futuras”. Allí se replican falencias de otro artículo del profesor Glantz, escrito junto al epidemiólogo tailandés Dharma Bhatta, publicado en 2019 por el American Journal of Preventive Medicine. En este artículo los dos autores antivapeo reportaban una asociación estadística longitudinal entre el uso de vaporizadores y enfermedades respiratorias a largo plazo.

Fallas en el artículo

Los investigadores Donald Kenkel, Alan Mathios y Hua Wang afirman no haber encontrado evidencia de que el uso actual o anterior del cigarrillo electrónico pueda estar asociado con enfermedades respiratorias. Así, invalidan los hallazgos del estudio de Glantz y Bhatta. Según ellos, “las asociaciones estadísticas que Bhatta y Glantz encuentran entre el uso de cigarrillos electrónicos y las enfermedades respiratorias son impulsadas por usuarios de cigarrillos electrónicos que también son fumadores actuales o anteriores de tabaco. [En el estudio] Casi todos los usuarios de cigarrillos electrónicos eran fumadores actuales o anteriores de tabaco combustible. En la muestra de análisis longitudinal con 17.601 observaciones, solo había 12 usuarios actuales de cigarrillos electrónicos que nunca habían fumado tabaco combustible. Ninguno de los 12 encuestados tuvo una enfermedad respiratoria incidente (nueva)».

Los autores del análisis van más lejos. Mencionan que el crecimiento en el uso de cigarrillos electrónicos contribuyó a la disminución del tabaquismo en adultos. “Los cigarrillos electrónicos podrían ser una estrategia prometedora de reducción de daños. (…) Hay evidencia concluyente de que la sustitución completa de cigarrillos electrónicos por cigarrillos de tabaco combustibles reduce la exposición de los usuarios a numerosos tóxicos y carcinógenos presentes en los cigarrillos de tabaco combustible». Esto lo afirman citando el informe de consenso de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM por sus siglas en inglés).

“Por supuesto, el potencial de reducción de daños de los cigarrillos electrónicos depende de si el uso realmente reduce el daño. Bhatta y Glantz informan asociaciones estadísticas longitudinales entre el uso de cigarrillos electrónicos y la enfermedad en el sistema respiratorio. Podemos replicar de cerca sus resultados, pero cuando usamos un método empírico más flexible de especificación no encontramos evidencia de que el uso actual o anterior del cigarrillo electrónico esté asociado con enfermedad respiratoria. La replicación es una parte vital del método científico”.

La ciencia es una base importante para la definición de políticas de regulación, sobre todo en temas complejos. En buena medida las políticas públicas y sus resultados dependen de la calidad del diálogo social, de la conversación entre consumidores, agentes públicos y expertos. También depende de aspectos como la cultura, la tradición jurídica, la capacidad política de la ciencia y la percepción de los ciudadanos. En un tema tan controversial, la difusión dada a Glantz por medios como NBC o Reuters es uno de los problemas derivados del nuevo estudio. Esto es especialmente cierto para países donde hay restricciones o no hay espacio para el diálogo.

“El público en general puede ver su perspectiva afectada por las conclusiones deficientes del análisis del profesor Glantz», concluyen los autores. También ejemplifican esto con una afirmación hecha en una importante estación de radio. Allí se dijo que «descubrieron que las personas que usan solo cigarrillos electrónicos tienen aproximadamente un 30% más de riesgo de desarrollar enfermedad de pulmón, en comparación con las personas que no usaron ningún producto de nicotina«.

Maestros de la desinformación

No es la primera vez que esto ocurre. En el pasado reciente de Stanton Glantz y su condiscípulo, el doctor Dharma Bhatta, ha habido episodios polémicos y de descrédito entre la comunidad científica. En febrero sufrieron la retractación sobre uno de sus estudios por parte de la prestigiosa Revista de la Asociación Americana del Corazón. Esto se debió a que sus resultados fueron confirmados falsos o erróneos, lo cual obligó a los editores a calificar el estudio como ”no confiable».

Menos de un mes después de la retractación de la Revista de la Asociación Americana del Corazón, otro estudio publicado por Glantz volvió a llamar la atención de la comunidad científica. Basado en datos de la FDA, Glantz, con Benjamin Chaffee y Shannon Lea Watkins, ha intentado vincular el uso de cigarrillos y el vaping entre adolescentes fumadores. Con esto han buscado demostrar la existencia de la llamada ‘puerta de entrada’ al tabaquismo promocionada por el vapeo.

Según el artículo, los jóvenes que habían probado cigarrillos electrónicos en el año 1 tenían el doble de probabilidad de haber fumado 100 o más cigarrillos en el año 2. De acuerdo con el doctor Brad Rodu, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Louisville, el problema con este amplio rango era obvio. Para ellos era claro que las personas con mayor probabilidad de fumar 100 o más cigarrillos en el año 2 habrían fumado 99 cigarrillos en el año 1, sin importar si consumieron o no cigarrillos electrónicos. «En su análisis», dice Rodu, «los autores ignoran el hecho de que su grupo de estudio consistía completamente en fumadores experimentales con una experiencia muy variada». Todos los sujetos que habían fumado menos de 100 cigarrillos fueron tratados de la misma manera, ya fuera que hubiesen tomado una sola calada o que hubieran fumado 99 cigarrillos.

Reacciones en contra

En 2018, al verificar que las conclusiones del artículo de Glantz no eran correctas, el doctor Rodu comentó el análisis de Glantz y lo publicó en línea en la publicación exponiendo el error y la deficiencia de los datos. Para su sorpresa, los editores se negaron a mantener su comentario hasta que los autores enviasen una respuesta. Cuando finalmente lo publicaron, los editores mantuvieran la fecha original de envío, como si hubiera estado publicado desde la fecha en que fue enviado. “La tabla que enviamos a la revista se publicó, pero de manera ilegible, por lo que la ofrecemos aquí”, escribió Rodu en una nota de protesta en su blog. «Los hallazgos y la afirmación son falsos. En su análisis, los autores ignoran el hecho de que su grupo de estudio consistía completamente en fumadores experimentales con una experiencia muy variada”.

La respuesta de Glantz y sus colegas vino de la mano de Chaffee. Se produjo una discusión superficial y poco ética que ignora los procesos existentes en la validación de la producción científica. Acusaron al doctor Rodu de intereses financieros en el tema, con la complicidad de los editores de Pediatrics y la evidente manipulación de los hilos de comentarios. Aunque el tema pasó desapercibido en los medios masivos de comunicación, organizaciones como la American Vaping Association y Daily Caller lo divulgaron en su momento.

El error hace parte de la labor científica, pero esto no anula la responsabilidad del científico, sobre todo cuando no evita los sesgos. Glantz ganó fama en los noventa cuando publicó The Cigarette Papers. Allí hizo una compilación de más de 4 mil páginas de documentos de empresas de tabaco enviados a su despacho por una fuente secreta: Mr. Butts (señor Colilla). Desde finales de los 2000, el profesor Glantz se ha convertido en un obcecado opositor del paradigma de la reducción de daños del tabaquismo. También es uno de los más constantes antagonistas del vapeo.


Este artículo lo produjo el equipo de Vaping Today. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a [email protected].

REDACCION VT
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