«La nicotina tiene efecto carcinogénico al funcionar como “promotor tumoral”«. Esta es una de las ideas del Informe sobre los cigarrillos electrónicos: situación actual, evidencia disponible y regulación 2020 hecho por la Dirección General de Salud Pública y publicado por el Ministerio de Sanidad de España. El documento, además de desinformar y confundir con afirmaciones sustentadas en inciertas y confusas referencias, presenta en sus líneas una arremetida contra el pensamiento y el quehacer científico, y contra la propia Directiva Europea.
La Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo (PRDT), organización civil que congrega científicos, catedráticos, profesionales y especialistas en salud pública de diversas comunidades autónomas, ha contraargumentado el informe del Ministerio en un largo, robusto y pedagógico documento de 99 páginas. En este abundan los datos, con más de un centenar de referencias bibliográficas y un largo listado de declaraciones de instituciones sanitarias y científicas internacionales que contradicen el informe ministerial.
Respuesta al informe de Sanidad
A continuación, algunos de los argumentos más relevantes del Comentario de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo:
- Los cigarrillos electrónicos, según la evidencia y tras 15 años en el mercado con millones de consumidores, no han demostrado ser dañinos para los fumadores y existe evidencia de lo contrario.
- A corto plazo no se han encontrado daños significativos o graves en las vías respiratorias, ni en fumadores ni en no fumadores, cuando el producto cumple estándares de calidad y seguridad y se utiliza de forma correcta y sin manipularlo.
- La enfermedad EVALI es consecuencia de productos manipulados con acetato de vitamina E del mercado ilegal de productos de marihuana, y no tiene nada que ver con el mercado regulado de productos de nicotina.
- El aerosol del cigarrillo electrónico, al igual que multitud de otras sustancias a las que el ser humano se expone habitualmente, contiene sustancias tóxicas y carcinogénicas en niveles muy por debajo de los límites máximos establecidos por las agencias reguladoras, por ejemplo, para la calidad del aire. Es menos tóxico y carcinogénico que el humo del tabaco, tanto para usuarios como para vapeadores pasivos. Así mismo, en las dosis de estas sustancias en el vapor, no se ha demostrado su capacidad carcinogénica en usuarios ni en individuos expuestos su aerosol. La inmensa mayoría de vapeadores eran previamente fumadores, por lo que es prácticamente imposible establecer criterio alguno para estudiar esto en humanos y, por lo tanto, esa cuestión se deberá resolver con datos poblacionales futuros.
- El concepto de reducción de daño por tabaquismo responde a estrategias de salud pública urgentes y perfectamente justificadas. El tabaquismo mata a una persona cada seis segundos, en España produce 50.000 muertos al año.
- El cigarrillo electrónico es un producto de consumo, no es un medicamento. La pérdida de adaptabilidad al usuario que ocurriría si se convirtiera en un medicamento probablemente lo haría mucho menos efectivo.
- Existe una gran urgencia de que los facultativos se informen correctamente, sin ideas preconcebidas ni sesgos, sobre la realidad de la evidencia científica del cigarrillo electrónico y del potencial de la reducción del daño por tabaquismo como herramienta de salud pública (no como tratamiento). Los facultativos recomiendan conductas beneficiosas para las personas constantemente.
- El consumo habitual de cigarrillos electrónicos se da entre jóvenes que eran previamente fumadores. Las tasas más altas de uso habitual entre jóvenes, tanto fumadores como no fumadores, corresponden a un porcentaje mínimo de la población.
- Se debe vigilar intensamente el acceso de menores fumadores y no fumadores al producto, pero no por ello debemos apartar a los fumadores adultos de herramientas que pueden alejarlos del tabaquismo y, por tanto, salvarles la vida.
- Existe una potente evidencia de que el cigarrillo electrónico ayuda a dejar de fumar.
Al analizar la evolución de las estadísticas de tabaquismo en Reino Unido y la totalidad de la evidencia científica sobre el cigarrillo electrónico, únicamente centrándonos en los datos, con rigor y sin argumentos emocionales, concluimos que el cigarrillo electrónico, correctamente regulado desde un enfoque de reducción del daño por tabaquismo, podría ser una herramienta muy beneficiosa para afrontar la mayor causa de muerte evitable. Los datos expuestos en este informe, por sí solos, son motivo más que suficiente para abrir un debate público, serio y sin hostilidades, sobre esta estrategia.
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