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Un respiro para los adolescentes: El consumo de tabaco disminuye mientras el vapeo mantiene su popularidad

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Según el más reciente informe realizado conjuntamente por el CDC y la FDA, hubo una disminución significativa en el uso de productos de tabaco entre adolescentes estadounidenses en 2024.

El informe «Uso de productos de tabaco entre estudiantes de secundaria y preparatoria: Encuesta Nacional de Jóvenes y Tabaco en EE. UU., 2024«, elaborado por expertos del Centro para la Prevención de Enfermedades Crónicas (CDC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), nos sumerge en la realidad compleja del uso de «productos de tabaco» entre los adolescentes. 

El estudio se centra en analizar el consumo entre estudiantes de secundaria (grados 6-8) y preparatoria (grados 9-12) durante el año 2024, utilizando datos de la Encuesta Nacional de Jóvenes y Tabaco (NYTS).

Los autores, entre ellos Ahmed Jamal y otros destacados especialistas en salud pública, subrayan la importancia de esta etapa crítica en la vida de los jóvenes, cuando el consumo de tabaco puede convertirse en una dependencia difícil de romper. Las cifras nos recuerdan que la mayoría de los fumadores adultos comenzaron su relación con la nicotina durante la adolescencia, un periodo en el que las decisiones pueden tener consecuencias de largo alcance.

Con una muestra de 29.861 estudiantes de 283 escuelas, los resultados del estudio son parcialmente alentadores: el 8.1% de los adolescentes, equivalente a 2.25 millones de jóvenes, reportaron haber consumido algún producto de tabaco en los últimos 30 días. Sin embargo, la mayor sorpresa no es tanto el número en sí, sino la persistente popularidad de los cigarrillos electrónicos, utilizados por el 5.9% de los encuestados, lo que los posiciona como el producto de nicotina más consumido entre los jóvenes, bajando del 7.7% reportado en el anno anterior. Les siguen los saquitos de nicotina (1.8%), los cigarrillos convencionales (1.4%), los cigarros (1.2%) y otros productos como el tabaco sin humo y el tabaco calentado.  El uso de narguiles, o hookahs, también disminuyó, aunque persisten preocupaciones sobre el atractivo de estos dispositivos entre ciertos grupos juveniles.

Pero las desigualdades atraviesan comunidades. El informe también arroja luz sobre las diferencias en el consumo según el origen étnico y socioeconómico, lo que pone de manifiesto desigualdades estructurales que afectan de manera desproporcionada a ciertas comunidades. Los estudiantes indígenas americanos y nativos de Alaska presentan las tasas más altas de consumo, con un preocupante 16.3%, seguidos por los afroamericanos no hispanos (10%) y los estudiantes hispanos (8.4%). Estas cifras no solo son números; son una advertencia sobre la necesidad de diseñar políticas públicas que tomen en cuenta las particularidades culturales y socioeconómicas de cada grupo, y que busquen soluciones equitativas y eficaces.

Reducción de daños: una estrategia necesaria

En un contexto donde la lucha prohibicionista ha demostrado ser limitada y ineficaz, la reducción de daños siempre emerge como un enfoque más pragmático y eficaz. La interpretación de este informe también señala un camino: en lugar de una prohibición total que podría empujar a los jóvenes hacia mercados clandestinos o productos más peligrosos, existe la posibilidad real de disminuyr riesgos al ofrecerles alternativas menos nocivas. Los cigarrillos electrónicos, si bien no están exentos de riesgos, son considerablemente menos dañinos que los cigarrillos tradicionale, y su popularidad entre los adolescentes, más que demonizarse, podría aprovecharse para reducir los daños a largo plazo.

Reducir el daño no es sinónimo de rendición, sino de enfrentar la realidad con estrategias realistas y viables. Sabemos que muchos adolescentes probarán el tabaco en algún momento de sus vidas, pero proporcionarles productos de nicotina de menor riesgo puede ser una herramienta poderosa para mitigar los efectos a largo plazo del tabaquismo. No se trata de aceptar el problema, sino de gestionarlo con soluciones que tengan en cuenta la naturaleza compleja de la adicción y el comportamiento juvenil.

El informe refleja un progreso alentador en la reducción del consumo de tabaco entre los adolescentes, pero no deja lugar para la complacencia. Las cifras, aunque muestran avances, también revelan que la adicción sigue siendo un desafío considerable y requiere una supervisión constante, sobretodo para proteger a los menores de edad..

El verdadero desafío radica en encontrar el delicado equilibrio entre proteger a los jóvenes de los peligros del tabaco y ofrecer alternativas realistas a aquellos que ya están atrapados en el ciclo de la adicción. Y, sobre todo, es imperativo seguir invirtiendo en educación, porque la información es la herramienta más efectiva para evitar que las futuras generaciones repitan los errores del pasado.

Jamal A, Park-Lee E, Birdsey J, et al. Tobacco Product Use Among Middle and High School Students — National Youth Tobacco Survey, United States, 2024. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2024;73:917–924. DOI: http://dx.doi.org/10.15585/mmwr.mm7341a2

Resumen del estudio:

Objetivo del estudio: Evaluar el uso de productos de tabaco entre adolescentes, dado que la mayoría de los consumidores inician durante la adolescencia. El estudio compara las tendencias actuales con el consumo registrado en 2023.

Población: La muestra incluyó a 29,861 estudiantes de 283 escuelas, donde el 8.1% (equivalente a 2.25 millones) reportó haber consumido productos de tabaco en los últimos 30 días.

Principales hallazgos:

Productos más utilizados: Los cigarrillos electrónicos continuaron siendo los productos de tabaco más populares, utilizados por el 5.9% de los estudiantes, seguidos de los saquitos de nicotina (1.8%), los cigarrillos convencionales (1.4%), los cigarros (1.2%) y otros productos como tabaco sin humo, productos de nicotina oral y tabaco calentado.

Reducción en el consumo: De 2023 a 2024, se registró una disminución general en el uso de productos de tabaco, particularmente en el consumo de cigarrillos electrónicos, que pasó de 7.7% a 5.9%. También se observó una reducción en el uso de hookahs (narguile).

Diferencias por nivel educativo: El 10.1% de los estudiantes de preparatoria reportó haber usado algún producto de tabaco en los últimos 30 días, frente al 5.4% de los estudiantes de secundaria.

Diferencias por sexo y etnicidad: Los estudiantes indígenas americanos y nativos de Alaska mostraron la mayor tasa de consumo (16.3%), seguidos de los afroamericanos no hispanos (10%) y los estudiantes hispanos (8.4%).


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