Irresponsablemente, las advertencias visuales del empaquetado de productos de tabaco en Ecuador incluyen productos de reducción de daños del tabaquismo.
El tabaco mata a muchos ecuatorianos cada año. Ecuador tiene una población adulta y adolescente de alrededor de 11 millones de personas. Se estima que 425 mil ecuatorianos de ambos sexos fuman a diario, con mayor prevalencia entre el público masculino, con 6,4% frente al 1,1% femenino. La mortalidad asociada con el hábito de fumar llega a 5,7% en hombres y 3,5% en mujeres. El Global Burden of Disease Study de 2016 apuntaba 3.016 muertes atribuibles directamente al tabaquismo en Ecuador. De acuerdo con esos datos (de 2017) y con el pronóstico de la OMS de que de cada tres fumadores dos podrán morir prematuramente, podemos hacer las cuentas: en el país andino hay más de 280 mil muertes evitables.
Un paso atrás
Ecuador ya había superado algunas de las barreras que todavía retrasan a muchos de sus países vecinos. Tiene un mercado consumidor, empresarios dispuestos a invertir y generar empleos, así como desarrollo económico en este sector y una base jurídica. La importación, el comercio local y el uso de cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado son legales gracias a la Ley de Control de Regulación del Tabaco de 2011 (Decreto No. 1047). En esta ley hay restricciones al acceso de estos productos por parte de menores de edad. Igualmente, está restringido su uso en lugares públicos donde no se puede fumar y solo puede haber publicidad en lugares exclusivos para adultos.
El panorama muestra avances significativos. Existen muchas opciones para que los fumadores ecuatorianos puedan elegir dejar de fumar o reducir los daños. Hay desde medicamentos controlados hasta productos de tabaco sin combustión, como los Heat not burn. También se encuentran productos sin combustión que no derivan del tabaco, como las terapias de reposición de nicotina y los cigarrillos electrónicos.
Teniendo en cuenta lo anterior, ¿por qué la alternativa al tabaquismo más eficiente y popular en el mundo –y que no lleva tabaco en su composición– figura en las advertencias visuales del empaquetado de los cigarros convencionales? El mensaje entregado por el Ministerio de Salud equipara algo probadamente dañino con su alternativa menos riesgosa. De este modo lleva al fumador a inferir que no es una alternativa más sana o menos perjudicial. Como si los exfumadores no hubieran sentido el cambio al dejar el cigarro por el vapeo. Así, las advertencias estimulan a continuar fumando.
¿Qué dice ASOVAPE Ecuador?
Boris Platonoff Maldonado, presidente de la Asociación de Vapeadores de Ecuador (ASOVAPE/EC), se manifestó al respecto:
“Es un verdadero absurdo. Es como quitarle la oportunidad de salvar la vida a un ser humano, la oportunidad de mejorar su salud. Y el colmo: no tener claro lo que significa en esencia una política de salud pública. Ya estamos actuando sobre esa cuestión.
A esas absurdas advertencias se suman los actos del gobierno. Este tomó medidas tributarias con imposiciones extremadamente altas que encarecen y hacen prácticamente inalcanzable la opción del vapeo para muchos ecuatorianos. Esto hace que fumar cigarrillos sea más normal, más barato y mejor visto que vapear. Aunque esta última es la mejor alternativa científicamente comprobada para dejar de fumar. Estas advertencias se suman a la gran desinformación que circula en nuestro país, y colabora a que los fumadores sigan fumando y terminen con enfermedades crónicas que causan tanto dolor y costos altísimos para la propia estructura de salud pública.
Se deberían tomar decisiones y promover acciones y políticas basadas en estudios científicos y en el ejemplo exitoso de países desarrollados. Hacerlos de manera ligera solo causa desperdicio de recursos públicos, privados y mucho dolor”.
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