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Los errores de la publicación que vincula la COVID-19 con el vapeo

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El Dr. Konstantinos Farsalinos y el Dr. Raymond Niaura piden la retractación del estudio de la Universidad de Stanford que sostiene que el vapeo aumentaría la posibilidad de contraer el nuevo Coronavirus. Afirman que «no puede considerarse válido y representativo». 

El doctor Konstantinos Farsalinos es cardiólogo e investigador del Centro de Cirugía Cardíaca Onassis en Atenas con especialidad en ecocardiografía y en investigación sobre tabaquismo y reducción de daños. El doctor Raymond Niaura es profesor de ciencias sociales y del comportamiento, epidemiólogo y presidente interino del Departamento de Epidemiología del Colegio de Salud Pública Mundial de la Universidad de Nueva York.

Juntos publicaron un estudio donde piden la retractación del estudio realizado en la Universidad de Stanford por Shivani Mathur Gaiha, investigadora postdoctoral, Bonnie Halpern-Felsher, profesora de pediatría, y la doctora Jing Cheng, profesora en la división de Epidemiología Oral y Salud Pública Dental de la Universidad de California-San Francisco. Esta última es la universidad donde desarrolló sus labores Stanton Glantz, recientemente autojubilado.  

Los argumentos

El estudio realizado por los doctores Farsalinos y Niaura se titula «Uso de cigarrillos electrónicos y COVID-19 en jóvenes y adultos jóvenes: preguntas serias sobre la confiabilidad de los datos y llamado a la retractación». En este artículo cuestionan el tan criticado estudio de Stanford por varias razones. En él encuentran «problemas graves en la ponderación de la población, el sesgo de respuesta y la inverosimilitud biológica. Las conclusiones sugeridas y la interpretación de los resultados del estudio no pueden considerarse fiables. Estos problemas plantean la cuestión de retractarse del estudio».

Uno de los puntos que causa más dudas acerca de la fiabilidad del tan divulgado estudio de Gaiha y compañía es la fuente de la información, que fue el conjunto de respuestas suministradas en una encuesta en línea.

Según el CDC (Center for Disease Control de Estados Unidos), entre el 1 de marzo y el 16 de mayo de 2020 (dos días después de la finalización de la encuesta) se realizaron 7.362.526 pruebas COVID-19 en ese país. Pero para que los resultados del estudio fueran consistentes, el 64% de las pruebas tendría que haberse realizado en el segmento de población estudiado por la publicación de Stanford. Sin embargo, según la misma CDC, solo el 5% de las pruebas de COVID-19 fueron hechas a jóvenes menores a 18 años.

Al respecto, los doctores Farsalinos y Niaura comentan: «es casi seguro que se basan en informes falsos de los participantes. Finalmente, la proporción de participantes de 13 a 24 años que informaron tener un diagnóstico de COVID-19 representaría el 46% de todos los casos confirmados en Estados Unidos hasta el 14 de mayo, que es probablemente otra sobreestimación en bruto».

La incongruencia

El estudio realizado por Stanford encontró una asociación estadística significativa entre los jóvenes que alguna vez han usado un vaporizador (ejemplo: una calada en una fiesta hace un año), pero no entre los usuarios actuales de los mal llamados cigarros electrónicos. Sobre esto los autores del nuevo estudio argumentan: «Hemos notado varios problemas importantes y hallazgos inverosímiles en este estudio, que cuestionan la confiabilidad de las respuestas de los participantes, el análisis de datos y las conclusiones generales. No es biológicamente plausible que la prueba o la experimentación de cigarrillos electrónicos cause efectos en la salud que resulten en una predisposición más fuerte al COVID-19 que el uso actual/regular».

Las conclusiones

En las conclusiones del estudio, Farsalinos y Niaura afirman que «los hallazgos de Gaiha et al. no pueden considerarse válidos y representativos de la población, probablemente debido a un sesgo de respuesta grave y al enfoque de ajustar una muestra de conveniencia en línea a una muestra basada en la población mediante ponderación. La ponderación de la población también parece ser incorrecta, según la tabla complementaria publicada por los autores, ya que utilizaron datos poblacionales de grupos de edad de 10 a 24 años, mientras que los participantes en el estudio tenían ≥ 13 años. Además, el vínculo entre el uso de cigarrillos electrónicos “alguna vez”, pero no actual, y COVID-19 adolece de una inverosimilitud biológica. Los autores deben reconsiderar las conclusiones y la interpretación de su estudio tal como se presentan en el manuscrito y el comunicado de prensa adjunto. Los problemas con la calidad de los datos plantean la cuestión de retractar el manuscrito». 


Este artículo lo produjo el equipo de Vaping Today. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a [email protected].

REDACCION VT
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