Los doctores Robert Beaglehole y Ruth Bonita, exlíderes de la OMS, desafían las políticas actuales de combate al tabaquismo y abogan por la reducción del daño del tabaco como pilar central en la lucha global contra esta epidemia.
En un artículo revelador publicado el primero de febrero en The Lancet, los exlíderes de la OMS Robert Beaglehole y Ruth Bonita hicieron un llamado audaz a la OMS y a los participantes del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) para que respalden la reducción del daño del tabaco y rechacen las propuestas de prohibir o regular los productos libres de humo igual que a los cigarrillos. Los autores subrayan la necesidad de diferenciar entre los productos de tabaco combustibles y los alternativos, no combustibles, como los cigarrillos electrónicos y el tabaco calentado.
Así mismo, instan a la OMS a adoptar un enfoque basado en el riesgo y a apoyar las innovaciones en la entrega de nicotina, en un esfuerzo por ofrecer opciones más seguras a 1.3 mil millones de fumadores globales y repensar el control del tabaco. Esta postura no solo desafía el statu quo, sino que abre un debate crítico sobre las estrategias de salud pública en la lucha contra el tabaquismo.
El poder de la reducción de daños
Beaglehole y Bonita argumentan con convicción que la reducción del daño del tabaco debería ser una estrategia central del Convenio Marco. Esta postura surge de una preocupación profunda por las medidas actuales, que han demostrado ser insuficientes para mostrar una asociación fuerte y consistente entre la implementación de las medidas del Convenio Marco para el Control del Tabaco y los resultados en la prevalencia del tabaquismo y el consumo de cigarrillos. El punto de inflexión, según los autores, es la falta de respaldo de la OMS hacia la reducción del daño del tabaco, que limita las opciones más saludables para los 1.3 mil millones de personas en todo el mundo que fuman y están en riesgo de muerte prematura.
Una crítica central a la postura de la OMS es la ausencia de justificación científica para tratar a los cigarrillos electrónicos y otros productos de nicotina novedosos de la misma manera que los productos de tabaco combustibles. Según explican los autores, este enfoque ignora una aproximación proporcional al riesgo e implica perder una oportunidad para liderar la lucha contra el tabaquismo con un enfoque más matizado y basado en evidencias.
La importancia de este debate se explica en los puntos 6.1 de la agenda 6.1 y 6.3, donde Beaglehole y Bonita argumentan que la OMS necesita proporcionar un liderazgo positivo y apoyo técnico a los países mientras consideran el uso de cigarrillos electrónicos y otros dispositivos de entrega de nicotina, incluyendo los sobres de snus y el tabaco calentado y sin humo.
El impacto de la estrategia actual de la OMS es más pronunciado en los países de ingresos bajos y medianos, donde 34 países ahora prohíben los cigarrillos electrónicos, a menudo recompensados por la OMS, mientras que países desarrollados como Nueva Zelanda, Suecia, Noruega, Inglaterra y Japón no han prohibido los productos de nicotina más seguros (SNP por sus siglas en inglés, Safer Nicotine Products) y están cosechando los beneficios de la reducción del daño del tabaco.
A la espera de un liderazgo adecuado
Con la décima Conferencia de las Partes (COP10) del CMCT programada para llevarse a cabo en Panamá del 5 al 9 de febrero de 2024, los documentos base para la COP10 recomiendan tratar los productos de nicotina como equivalentes a los cigarrillos y regularlos de manera similar. Beaglehole y Bonita advierten que este enfoque es un paso regresivo, ya que estos productos no son comparables en términos del daño que causan. Después de todo, es la combustión del tabaco la que causa daño, no la nicotina. Tal estrategia, argumentan, podría favorecer finalmente al mercado global de cigarrillos y desalentar el vapeo.
La discusión se concentra en un problema crucial de salud pública: los efectos dañinos del consumo de tabaco. Reducir el consumo de cigarrillos es la manera más efectiva de prevenir las muertes relacionadas con el tabaco, y la reducción del daño del tabaco es el camino más rápido y justo para disminuir la prevalencia del tabaquismo. La OMS, sostienen Beaglehole y Bonita, necesita abrazar estas innovaciones en la entrega de nicotina.
Los países que están cosechando los beneficios de la reducción del daño del tabaco, como Nueva Zelanda, Suecia, Noruega, Inglaterra y Japón, deberían alentar a los países participantes en la COP10 a apoyar propuestas que reduzcan rápidamente las tasas de tabaquismo. Los 1.3 mil millones de personas en el mundo que fuman, la mitad de las cuales morirán prematuramente, merecen este liderazgo.
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