La más reciente revisión de investigaciones de CoEHAR señala la dudosa calidad de la gran mayoría de los estudios que atribuyen efectos negativos al vapeo y destaca la necesidad de una investigación de alta calidad.
A pesar de que la evidencia existente indica que los cigarrillos electrónicos son más seguros para la salud de los usuarios que los cigarrillos combustibles, una de las mayores dificultades en la lucha por defender la reducción de daños por medio del vapeo ha sido la escasez de evidencia. Por esa razón, el nuevo estudio conducido por el Centro de Excelencia para la Aceleración de la Reducción de Daños (CoEHAR) de la Universidad de Catania representa un gran paso adelante.
Se trata de una revisión de investigaciones que busca esclarecer la relación entre el uso de cigarrillos electrónicos y las implicaciones en la salud de los usuarios. La revisión examina 755 estudios de caso realizados en los últimos cinco años que han informado daños a la salud por causa de estos dispositivos, y lo que busca es identificar cuáles de ellos cumplen con las condiciones para considerarse confiables. A partir de este resultado, el objetivo es ver la información que arrojan estas investigaciones confiables acerca de los cigarrillos electrónicos y su relación con la salud de los usuarios.
El estudio llega en un buen momento teniendo en cuenta el estado de amenaza en que se encuentran el vapeo y la reducción de daños. Recientemente, la Comisión Europea emitió un informe donde enfatiza en el daño causado por el uso de dispositivos electrónicos que liberan nicotina. Al mismo tiempo, solicitó que se apliquen a los cigarrillos electrónicos las mismas reglas que cumplen los productos de tabaco en el mercado. El problema es que no es clara la base científica de la decisión de la Comisión, y al parecer las fuentes que la impulsaron son estudios de mala calidad.
Resultados de la revisión
Como se mencionó, la revisión examina 755 estudios de los últimos 5 años que han reportado daños a la salud causados por los cigarrillos electrónicos para evaluar si existe un vínculo causal entre el uso de cigarrillos electrónicos y daños a la salud. Uno de los datos iniciales más relevante es que la investigación encuentra que, de los estudios analizados, solo 37 cumplen con criterios precisos de calidad científica. Utilizando una escala de calificación para determinar la calidad de estos estudios, se encontró que, de los 37 seleccionados, hasta el 54% recibió una puntuación baja en términos de calidad.
Teniendo en cuenta este resultado y la evaluación crítica del contenido de los estudios, se concluyó que los productos electrónicos son más seguros que los cigarrillos convencionales.
Los estudios que indicaron un posible resultado positivo sobre la salud como consecuencia del uso de los cigarrillos electrónicos fueron de mayor calidad. Esto en contraste con la baja calidad general de las investigaciones que se centraron únicamente en los posibles efectos negativos de estos productos.
Adicional a esto, la revisión tampoco muestra evidencia de vínculos entre el uso de dispositivos electrónicos y las enfermedades cardiovasculares. Al contrario, parece haber beneficios para los pacientes que padecen hipertensión. Se identificó un patrón similar para los pacientes con enfermedades pulmonares, como la EPOC. El cambio de los cigarrillos convencionales a los cigarrillos electrónicos ha resultado entonces en una mejora de la enfermedad, sin evidencia de deterioro pulmonar a largo plazo o un mayor riesgo de desarrollar formas asmáticas.
Un llamado a la responsabilidad
En el debate sobre los cigarrillos electrónicos y la reducción de daños está en juego la vida de millones de personas en todo el mundo. Por eso es alarmante que, como muestra la revisión de CoEHAR, la evaluación de la Comisión Europea se haya basado en estudios cualitativamente inadecuados.
Es necesario tener en cuenta que para medir el impacto de los cigarrillos electrónicos en la salud hay que comparar los beneficios de dejar de fumar con el daño o los beneficios potenciales de cambiar a los dispositivos electrónicos. Sin embargo, como consecuencia de investigaciones inadecuadas que no tienen en cuenta este criterio, la percepción común sobre estos productos ha empeorado, por lo que es cada vez más urgente difundir información confiable sobre los riesgos y beneficios de estos productos.
“Cuando se trata de difundir datos científicos precisos sobre el daño potencial de los cigarrillos electrónicos, debemos proceder con base en estudios que puedan definirse científicamente relevantes”, explicó Riccardo Polosa, fundador de CoEHAR y director de un grupo de investigadores internacionales.
A esto añadió: “Es sorprendente notar que existen muy pocos estudios que puedan considerarse verdaderamente informativos de la relación riesgo-beneficio de las nuevas tecnologías con riesgo reducido en cuanto a su impacto en la salud. Estamos orgullosos de decir que la investigación de CoEHAR se encuentra entre las mejores del panorama científico actual. Por tanto, es alarmante constatar que muchas autoridades sanitarias confían en investigaciones de mala calidad para insistir en perpetuar la campaña de desinformación contra los productos electrónicos”.
Este artículo fue traducido y adaptado al español por el equipo de Vaping Today. Publicación original: Harm Reduction and bias: a review confirms that ecigs are less harmful, but high-quality studies are much needed. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.