La organización no gubernamental argentina CIENTA (Centro de Investigaciones de Enfermedades No Transmisibles) lanzó una invitación para trabajar por una “Argentina Libre de Humo de Tabaco en 2040”. Esta iniciativa, que ya existe en Reino Unido (2030) y Nueva Zelanda (2025), busca acabar el tabaquismo con métodos de reducción de daños.
Argentina y el tabaco
Argentina está entre los 10 países del mundo que más producen tabaco. Su producción anual es de 117,15 miles de toneladas métricas. En este país también hay una prevalencia de tabaquismo de 22,5%, es decir que actualmente hay 9 millones de fumadores. Además, 44 mil argentinos mueren cada año por enefermedades relacionadas con el tabaquismo.
A pesar de lo anterior, en 2011 Argentina prohibió el uso del vaporizador de nicotina por disposición de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Esto a pesar de que se ha comprobado que el vapeo es un método efectivo de reducción de daños y de cesación tabáquica. Como si esto fuera poco, el cigarro de combustión sí está permitido en el país del Tango, el Malbec y los finos cortes de carne.
Argentina libre de humo
La iniciativa de CIENTA, liderada por su presidenta, la doctora Marta Angueira, cardióloga especializada en cesación tabáquica, busca una “Argentina Libre de Humo de Tabaco para el año 2040”. Esto se cumpliría si la prevalencia de tabaquismo en el país fuera menor al 5%. Metas similares han sido propuestas por países como Reino Unido y Nueva Zelanda, que buscan el mismo fin para 2030 y 2025 respectivamente.
Tanto Reino Unido como Nueva Zelanda son fieles promotores de los métodos de reducción de daños, como el vapeo de nicotina y los productos de tabaco calentado. Ahora estas naciones experimentan una importante caída en sus índices de uso de tabaco combustible debido a sus enfoques pragmáticos. Sus estrategias buscan ayudar a fumadores que no pueden o no desean dejar de fumar dándoles opciones además del antagónico “dejar de fumar o morir”. Esta última es una metodología poco exitosa promulgada por entes del control de tabaco.
“Desde CIENTA siempre destacamos que el mejor cigarrillo es el que no se fuma, y lograr la cesación para aquel que lo hace. Debemos considerar que estamos ante un fenómeno complejo: hay personas que no pudieron dejar de fumar después de varios intentos, o que al estar en reclusión en cárceles o instituciones psiquiátricas no quieren intentarlo porque lo ven como su único placer. También hay que tener en cuenta que pocos fumadores llegan a consultorios de cesación y hay una baja tasa de abstinencia al año. En todos esos casos, puede ayudar el uso del cigarrillo electrónico, los parches y chicles de nicotina e incluso medicamentos aprobados en cesación tabáquica”, consignó la Dra. Angueira.
A pesar de que el tabaquismo en Argentina ha disminuido progresivamente -en los últimos 15 años ha disminuido en 7,5%-, los expertos consideran que hay mucho por hacer a causa del estancamiento de las medidas establecidas. “Así como oportunamente tuvieron una importante adhesión las políticas públicas implementadas con el objetivo de disminuir el tabaquismo (espacios libres de humo, aumento de impuesto a los cigarrillos, prohibición de publicidades y campañas de concientización a la población, entre otras), enmarcadas en la Ley de Control de Tabaco de la Ciudad de Buenos Aires (Nº 1.799) y la Ley Nacional de Control de Tabaco (Nº 26.687), hoy hacen falta nuevas medidas y no estamos viendo que estén en la agenda de los funcionarios. De hecho, Argentina ni siquiera ratificó el Convenio Marco para el Control de Tabaco del año 2005, cosa que sí hicieron otros 168 países”, afirmó la Dra. Marta Angueira.
“Debemos bregar por políticas integrales dirigidas a toda la población que contribuyan a disminuir el tabaquismo a su mínima expresión. Lograr una Argentina libre de humo para 2040 no puede ser una iniciativa aislada, sino que debe estar en línea con un plan integral para contribuir a mejorar la salud de la población. Hoy, la COVID-19 ocupa el centro de la escena y se están tomando muchos recaudos para evitar el contagio y las muertes evitables. ¿Pero qué estamos haciendo como sociedad para prevenir a largo plazo el tabaquismo, la obesidad o las enfermedades cardiovasculares? Es importante prestarles atención a estas condiciones, que representan una enorme carga a nivel individual y para el sistema de salud”, agregó la Lic. Florencia Morales, del equipo de Sociología de CIENTA.
Asovape Argentina
Asovape, la asociación de consumidores de productos de reducción de daños de Argentina, trabaja para que el país conozca el beneficio de las estrategias de reducción de daños para la salud pública. Estas incluyen productos como los vaporizadores de nicotina dentro de las herramientas sugeridas para combatir el tabaquismo. Esta asociación lidera además una lucha por cambiar la medida impuesta por la ANMAT, que prohibió (a espaldas del Congreso) la venta, distribución e importación de productos de vapeo. Esta decisión ignoró la vasta evidencia científica acerca del potencial para salvar vidas que ofrecen las alternativas de reducción de daño.
Con respecto a la iniciativa de CIENTA la organización dijo: “Desde Asovape Argentina apoyamos la propuesta del Centro de Investigaciones de Enfermedades No Trasmisibles (CIENTA). Cabe destacar que es la primera iniciativa formal a nivel científico que incluye al vapeo como una herramienta de reducción de daños en nuestro país. Además, “Argentina libre de humo 2040” abre muchas puertas para trabajar integralmente con otras instituciones y pensar en una futura regulación. Por estas razones nos pusimos a disposición, nos comunicamos con ellos y expresamos nuestra voluntad de colaborar en este proyecto”, comunicó Juan Facundo Teme, presidente de Asovape Argentina.
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