Cuando la plenaria se cierra, la política se decide lejos de quienes la viven en el cuerpo; el resto es rumor, pasillo y una ética en suspenso.
Primero, el rito. Un periodista gestiona su acreditación con sesenta días de antelación, firma que no tiene vínculos con la industria del tabaco ni con quienes “persigan sus intereses”. Entra al evento de apertura, escucha los discursos; luego, la puerta se cierra. La siguiente vez que verá algo será en la clausura. El debate sustantivo transcurre fuera de su alcance.
Después, el mapa. En la sala de observadores, el terreno es estrecho: 28 ONG y 28 OIG con estatus; ni una sola organización que represente a quienes viven la política en su cuerpo —usuarios de nicotina que dejaron el cigarrillo con vapeo o con snus, por ejemplo—. En la COP10, cuando activistas de reducción de daños se presentaron fuera del recinto en Ciudad de Panamá, circularon reportes de inspecciones en hoteles “en busca de camisetas y panfletos”. Quizá no sea anecdótico. Quizá describe una atmósfera.
Sigue la regla no escrita. “Hay muy pocas oportunidades” para que individuos u organizaciones fuera de la estructura oficial “sigan y contribuyan a los procedimientos”, admite una guía. Aun así, quedan rutas mínimas: hablar con ministerios de salud y con parlamentarios —a menudo poco familiarizados con la COP—; coordinar con observadores acreditados; usar los canales públicos durante la semana. El pasillo es largo, no es baldío.
La COP11 llega con otra ausencia. Una propuesta formal para crear un grupo de trabajo sobre reducción de daños —impulsada por San Cristóbal y Nieves— no entró en la agenda. La señal es clara: la conversación continúa, pero no dentro.
Mientras tanto, el mundo sigue fumando. La mejor defensa de una política pública, diría cualquiera con cicatrices, es escuchar a quien la padece y a quien la usa para salir de un daño mayor. Si el pasillo sigue siendo el lugar asignado para esos testimonios, la ciencia que dice hablar por ellos tendrá un problema ético difícil de sortear.
Anatomía del pasillo (lo que ocurre cuando la puerta se cierra)
Para empezar, la coreografía. Los delegados van y vienen entre la sala y los espacios comunes; los grupos regionales afinan posiciones al amanecer; los redactores circulan con versiones marcadas en color. En los márgenes, periodistas y observadores intentan coser una crónica con tres hilos: qué figura en los papeles, qué se filtra por los móviles, qué dicen los silencios.
Luego, las voces. Exfumadores que relatan su salida de la combustión; clínicos que reportan trayectorias de cesación en consulta; jóvenes que cuentan por qué probaron y por qué dejaron. Son relatos sesgados, sí; también lo son las encuestas mal diseñadas. La diferencia no está en la pureza, está en la triangulación.
Por último, los límites. Sin cámaras ni transcripciones, la verificación recae en protocolos de rigor: notas de campo fechadas, citas textuales atribuidas, documentos cotejados, transparencia sobre fuentes y conflictos. La opacidad institucional obliga a una ética periodística reforzada.
Cómo participar desde fuera (manual de supervivencia)
- Antes de la COP: identificar delegaciones clave; preparar policy memos de dos páginas con propuestas verificables; mapear el lenguaje de las decisiones que se busca cambiar (definiciones, remisiones a artículos).
- Durante la semana: reuniones relámpago con delegados a la salida de comités; coordinación con observadores admitidos; uso disciplinado de los canales públicos —@FCTCofficial, etiquetas— para dejar rastro documental.
- Después: informes de lecciones aprendidas y seguimiento a promesas nacionales; solicitudes de información a ministerios; briefings con prensa local.
Nada de esto abre la puerta, pero al menos abre ventanas.
Lo que significan las ausencias: ética de la representación (quién habla por quién)
Una propuesta de grupo de trabajo sobre reducción de daños que no entra en agenda dice dos cosas: que el tema existe y que el foro no quiere tramitarlo. No es un tecnicismo; es una decisión de agenda. Y la agenda aquí decide más que un párrafo: decide si la proporcionalidad del riesgo —menos carga para lo menos dañino, más para la combustión— es siquiera discutible.
Conviene precisarlo. El artículo 5.3 blinda la política frente a la industria del tabaco; no exige silenciar a usuarios, clínicos o académicos sin conflicto. Del otro lado, la presencia de consumidores no legitima por sí sola ninguna política, pero sí puede corregir puntos ciegos: cómo se dejan los cigarrillos, qué sabores facilitan la transición, qué obstáculos impone la fiscalidad plana.
La regla debería ser simple: ni captura ni exclusión; ni propaganda ni sordera. Quien se juega el cuerpo merece algo más que un pase para permanecer en el pasillo.
Queda dicho. La plenaria decide a puerta cerrada lo que otros vivirán a cielo abierto. Si el pasillo es el único foro para quienes cargan el riesgo, conviene, al menos, escucharlos bien: lo que cuentan no es un eslogan, es un dato que sangra. Entre el silencio y la evidencia se juega la decencia del proceso.
Ficha rápida — COP11 (CMCT)
- Dónde y cuándo
- Ginebra, Suiza — 17 a 22 de noviembre de 2025
- Cómo se decide
- Informes públicos: se publican 75 días antes
- “Consenso” con válvulas de escape: si no hay objeciones, se adopta; si las hay, se buscan redacciones de compromiso
- Redacciones nocturnas: grupos pequeños, sin traducción garantizada
- Presión regional: alineamiento de posiciones por bloques al amanecer
- Qué mirar en la agenda
- Ítem 4.5 y documentos “de visión de futuro” (art. 2.1)
- Temas ligados a los artículos 5.2(b), 6, 8, 9–10, 11, 13 y 16
- Marco regulatorio por artículos (qué habilita cada uno)
- 5.2(b) — Regulación integral: marcos y coordinación nacional que incluyen productos emergentes
- 6 — Precio e impuestos: medidas fiscales sobre productos de nicotina para reducir la demanda
- 8 — Entornos libres de humo/aerosol: protección frente a la exposición; varios países lo extienden a vapores y emisiones de dispositivos
- 9 y 10 — Contenido, emisiones y evaluación científica: fijación de normas de contenido y obligación de informar a la autoridad; ya aplicados a cigarrillos electrónicos y productos calentados
- 11 — Empaquetado y etiquetado: advertencias sanitarias adaptadas a nuevos formatos de producto
- 13 — Publicidad, promoción y patrocinio: alcance al marketing de cigarrillos electrónicos y dispositivos, incluida la promoción digital e ‘influencer’
- 16 — Ventas a menores: prohibición de venta y regulación de puntos de venta y máquinas; extensible a vapeadores y pods
- Cómo seguir desde fuera
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