En algunos casos las políticas y medidas restrictivas en las redes sociales son muy bienvenidas. Tal es el caso de las manifestaciones de odio, racismo, acoso, usurpación de identidad, violación de derechos etc. Pero desde 2019, páginas, cuentas y grupos de vapeadores son a menudo excluidos de Facebook e Instagram sin motivación aparente. Se trata de una política de supresión que pareció incrementar en 2020.
La red social Facebook, también propietaria de Instagram y WhatsApp, puede eliminar cuentas, páginas, grupos y contenidos que violen sus políticas con la finalidad de protegerse y mantener un ambiente saludable y seguro para la comunidad de usuarios.
En general, a menos que ocurra una violación grave o una reincidencia, antes de la eliminación definitiva avisan al propietario de la página para que solicite una revisión. Muchas veces basta con ajustar textos, rectificar mensajes o suprimir una publicación para que el infractor pueda mantenerse en la red social más grande y popular del planeta.
Todo el contenido que usted comparta, publique o simplemente cargue en Facebook va a existir bajo una licencia «no exclusiva, transferible, sublicenciable, libre de royalties y válida en todo el mundo para alojar, usar, distribuir, modificar, transmitir, copiar, ejecutar públicamente o mostrar, traducir y crear trabajos derivados de su contenido«. Por razones de seguridad, incluso el contenido eliminado puede seguir siendo accesible para los administradores de la plataforma.
Publicaciones que expongan a la red social a corresponsabilidades, que puedan dañar la integridad de la plataforma o interferir en su funcionamiento son consideradas faltas graves y se castigan con la eliminación de la cuenta.
Prohibición, a pesar de todo
Recientemente Facebook creó un Consejo Asesor de Contenido. Se trata de un órgano independiente de la plataforma con miembros de distintas organizaciones y países. Su misión es juzgar y determinar qué contenidos deben existir en la red social.
Son miembros latinoamericanos del consejo el brasileño Ronaldo Lemos, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, y la colombiana Catalina Botero-Marino de la Facultad de Derecho de la Universidad de Los Andes. Botero-Marino es además la única representante hispanohablante.
Facebook manifiesta que ha optado por la transparencia activa y que próximamente las revisiones y decisiones van a estar publicadas y accesibles para que se conozca el funcionamiento y las motivaciones del Consejo. “El Consejo elegirá casos que afecten a muchos usuarios, sean de suma importancia para el discurso público o planteen preguntas relevantes sobre las políticas de Facebook”. Las bases y criterios generales están descritos en el Estatuto del Consejo, que se publicó en noviembre de 2020 y que se actualizará en los primeros meses de 2021.
A pesar del Consejo, muy a menudo Facebook se vale del llamado “tribunal de internet”. Este se refiere al juicio de los propios usuarios para identificar quiénes descuidan e incumplen las normas, incentivando que los propios cibernautas hagan denuncias de contenido inapropiado y conductas que violen el reglamento. Este juicio suele ser sumario, muchas veces injusto y se realiza con tanta rapidez que impide cualquier tipo de análisis y defensa.
La cultura de la cancelación, que comenzó con la noble movilización de denuncias de víctimas de acoso y abuso sexual del #MeToo en Hollywood, parece haber tomado una nueva dirección y amplitud. Se ha alejado de la defensa de la justicia y de las normas sociales para generar tribunales de excepción. Cada día son más comunes los relatos de usuarios de redes sociales que han sufrido juicios instantáneos y sumarios por parte de la comunidad y que reciben castigos de las plataformas.
Testimonios
G.K. es una exfumadora que empezó a vapear después de tener su primer hijo. Ella y su marido encontraron información y personas que se encontraban en la misma situación en grupos de Facebook. “Empezamos a reunirnos frecuentemente con otros vaperos que con el tiempo se transformaron en amigos, y así empecé a “crecer”, ser popular dentro comunidad llegando a encargarme de la administración de varios grupos, algunos creados por mí y otros que ya existían con una gran cantidad de miembros, sobre los 4 mil, entonces cuando empezó el baneo de grupos fue muy triste por la gran pérdida del espacio que significaba para la comunidad esta interacción, este intercambio de información”.
G.K. confirma que eran grupos privados de consumidores para intercambio de información, hacer amistades y uno de ellos para compra, venta e intercambio de aparatos de segunda mano. “Al principio eran como de un grupo de amigos en los que se compartían memes, revisiones de equipos, links de temas relacionados con el vapeo. A medida que fueron creciendo también se transformaron en grupos de compra, venta e indicaciones de productos. Los miembros podían pedir información sobre equipos, líquidos, etc. Era muy útil a la hora de entrar al mundo del vapeo”.
El cierre generalizado empezó en mayo de 2020. “En nuestro entendimiento, no hemos incumplido ninguna de las normas comunitarias. No hemos recibido ninguna nota u oportunidad para saber qué reglas habíamos roto. Siempre cuidamos lo que se publica y buscamos que ingresen solamente mayores de edad”.
Facebook sancionó a los administradores impidiéndoles publicar en sus cuentas personales por tres meses. “La única información que he recibido ha sido que yo había incumplido las normas de la comunidad de Facebook. Pero no sé cuales normas han sido. Algunos grupos con publicaciones semejantes no han sido cerrados, otros sí. Cada día parece empeorar”.
Lo mismo viene ocurriendo en Instagram. No es difícil encontrar testimonios de personas con más de mil seguidores en esta plataforma cuyas cuentas se han cerrado sin ningún tipo de advertencia. El fotógrafo español C.S. utiliza la plataforma para promocionar su trabajo y han cerrado su cuenta dos veces. “Yo tenía decenas de centenas de fotos memorables que me ha tomado muchísimo tiempo y esfuerzo ponerlas en mi Instagram. La primera vez me cerraron la cuenta porque creyeron que había puesto una foto que no era mía. Pero sí que lo era. Restablecieron la cuenta, pero he perdido mucho. La segunda vez me cerraron la cuenta solamente porque compartí unas fotos de una chica vapeando, creo yo, ya que nunca supe el motivo real del cierre, he perdido negocios (…)”.
Surgen relatos de cuentas de vapeadores que automáticamente se consideran spam o que reciben notificación de haber robado fotos de Instagram de otros usuarios. Algunos usuarios simplemente no reciben ningún aviso y se quedan sin saber el motivo del cierre de sus cuentas. L.M., una vapeadora y propietaria de una tienda en línea en la región de Madrid, relata: “Tenía más de 5.000 seguidores en Instagram y me han cerrado la cuenta dos veces. Perdí contactos, mensajes, clientes. Esto es absolutamente ridículo y todavía estoy hirviendo de ira. Nunca publiqué nada malo, expresando o difundiendo mensajes de odio (…), y aunque sí la utilizo para promocionar mis productos y vender, mi cuenta es privada. No violé los estúpidos términos de servicio y es realmente muy frustrante. ¿Simplemente porque posteo líquidos y cacharros?”.
Lobby antivapeo
De acuerdo con las políticas de Instagram, los usuarios ya no podrán promover el vapeo, productos de tabaco y postear imágenes de armas en estas redes sociales, ya que la plataforma de propiedad de Facebook duplica sus políticas publicitarias existentes que prohíben los anuncios de dichos productos. Hay un lobby muy grande para eliminar paulatinamente el vapeo de las redes.
“Es imperativo que Facebook e Instagram no solo promulguen rápidamente estos cambios de política, sino que también velen por que se apliquen estrictamente”, dijo Matthew Myers, presidente de Campaign for Tobacco-Free Kids a la agencia Reuters el año pasado. “Las empresas tabacaleras han pasado décadas apuntando a los niños; las empresas de redes sociales no deben ser cómplices de esta estrategia”. Campaign es una de las organizaciones firmantes de una carta solicitando la prohibición del vapeo en las tiendas de aplicativos de Google.
Aunque estas redes sociales se encuentren dominadas por contenidos provapeo y las publicaciones en favor del vapeo parecen tener más participación de los usuarios que las cuentas de advertencia o en contra del vapeo, la paulatina prohibición parece ser una cuestión de tiempo. Facebook e Instagram trabajan sistemática y conjuntamente para identificar contenidos y métodos de transmisión de mensajes para combatir “la epidemia del vapeo en los jóvenes”.
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