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La evidencia respalda el uso de los vaporizadores como herramienta para dejar de fumar; ahora hay urgencia

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Los dispositivos de vapeo y reducción de daños son lo más cercano que tenemos a una bala mágica. Nuestra tarea urgente es ponerlos en manos de las personas que fuman.

En un comentario publicado en Nature Medicine, cuatro destacados investigadores presentan evidencia de que los vaporizadores se pueden utilizar como herramienta para dejar de fumar. Los profesores Neal Benowitz, Ann McNeill, Nancy Rigotti y Kenneth Warner comienzan citando la Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas, que concluyó: «Hubo altos índices de certeza de que las tasas de abandono [del tabaco] fueron más altas en personas asignadas al azar a [cigarrillos electrónicos] con nicotina que en aquellas asignadas al azar a terapia de reemplazo de nicotina».

El artículo contiene una importante sección que detalla el apoyo gubernamental al vapeo en el Reino Unido y Nueva Zelanda. 

Esto tiene sentido porque los dispositivos de vapeo entregan la nicotina mucho más rápido que los parches o las gomas de mascar e imitan los rituales placenteros del tabaco. Ahora, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, las personas que fuman son más propensas a usar vaporizadores que cualquier otro producto en intentos por dejar de fumar, incluyendo los medicamentos para la cesación tabáquica. Y esto está sucediendo incluso mientras abunda la desinformación y la ciencia basura sobre el vapeo, así como los ataques frenéticos por parte de organizaciones como Campaign for Tobacco-Free Kids, Truth Initiative y Parents Against Vaping E-Cigarettes.

Experiencias exitosas y responsables

El comentario contiene una sección importante que detalla el alto nivel de apoyo gubernamental al vapeo en el Reino Unido y Nueva Zelanda. Ambos países están años luz por delante de Estados Unidos en la promoción del uso de vaporizadores y en la atención a poblaciones vulnerables con las tasas de tabaquismo más altas, como personas sin hogar, personas con diagnósticos de salud mental y poblaciones indígenas. En campañas gubernamentales financiadas para dejar de fumar, ambos países recomiendan entusiastamente el vapeo y aconsejan a los proveedores de atención médica que recomienden a los pacientes que lo prueben. Algunos hospitales de salud mental en el Reino Unido y Nueva Zelanda tienen tiendas de vapeo ubicadas dentro de ellos para que la transición del tabaco al vapeo sea fácil y conveniente.

La mayoría de los proveedores de atención médica en Estados Unidos, por otro lado, se oponen vehementemente a la reducción del daño del tabaco (RDT). Erróneamente creen, a pesar de que la FDA ha autorizado varios vaporizadores como «apropiados para la protección de la salud pública», que no hay suficiente evidencia de que el vapeo ayude a las personas a dejar de fumar. Muchos tampoco aceptan que el vapeo sea mucho más seguro que fumar cigarrillos.

El comentario incluye una tabla que contiene orientación para los profesionales de la salud para ayudar a las personas a dejar de fumar con vapeadores, un recurso valioso cuando la investigación ha demostrado, increíblemente, que el 80 por ciento de los médicos en Estados Unidos creen que la nicotina por sí sola causa cáncer.

¡Hay que actuar ya!

El comentario habría sido mucho más sólido si los cuatro autores hubieran incluido un llamado a la acción que enfatizara las consecuencias mortales de no respaldar la intervención basada en la evidencia del vapeo. En cambio, piden «mayor consideración al potencial de los cigarrillos electrónicos para aumentar el cese del tabaquismo». Esa actitud es demasiado cautelosa y carece de la urgencia necesaria.

Los dispositivos de vapeo, junto con otras opciones de RDT, son lo más cercano que tenemos a una bala mágica. Nuestra tarea urgente es ponerlos en manos de las personas que fuman.

Casi medio millón de personas mueren cada año en Estados Unidos por enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Es una epidemia de la que nadie habla. La evidencia está ahí y los proveedores de atención médica tienen un papel fundamental que desempeñar en ayudar a los pacientes a dejar de fumar. Debería considerarse negligencia si no recomiendan el vapeo.

El comentario también debería haber enfatizado que el acceso a productos más seguros con nicotina es parte del derecho a la salud.

Los autores escriben: «Los cigarrillos electrónicos no son la bala mágica que pondrá fin a la devastación causada por fumar cigarrillos, pero pueden contribuir a ese noble objetivo de salud pública». Esto subestima en gran medida cómo el vapeo puede prevenir tanto sufrimiento relacionado con el tabaquismo, ya ha revertido el daño causado por fumar cigarrillos y ha salvado millones de vidas en todo el mundo al permitir que las personas dejen de fumar.

Los dispositivos de vapeo, junto con otras opciones de RDT como el snus oral y los productos de tabaco calentado, son lo más cercano que tenemos a una bala mágica. Nuestra tarea urgente es ponerlos en manos de las personas que fuman.


Este artículo fue publicado originalmente por Filter, una revista en línea que cubre el uso y las políticas de drogas y los derechos humanos a través de una lente de reducción de daños. Siga a Filter en Facebook o Twitter, o suscríbase a su boletín informativo.

Este artículo fue traducido y adaptado al español por el equipo de Vaping Today. Publicación original: Evidence Is In on Vapes as Smoking Cessation. Now We Need Urgency.. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.

Helen Redmond
Helen Redmondhttps://www.liquidhandcuffsdoc.com/
Helen Redmond es editora senior en Filter. Escribe sobre políticas, salud mental y drogas para publicaciones como Al Jazeera, AlterNet, Harper's y The Influence. Como LCSW, trabaja con usuarios de drogas en entornos médicos y comunitarios de salud mental. Especialista en reducción de daños por tabaco, ofrece formación y consultoría en salud mental, uso de nicotina y THR y, en 2016, organizó la primera Conferencia sobre Reducción de Daños en el Tabaco en Estados Unidos. Helen también es directora de documentales.

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