Ignorados en las grandes cumbres pero vitales en la lucha: El más reciente Informe del GSTHR destaca la contribución silenciosa de los Grupos de Defensa del Consumidor en la batalla contra el daño del tabaquismo.
A nivel mundial, hay aproximadamente 82 millones de personas que vapean y cerca de 112 millones de consumidores de otras opciones de reducción de daños. Sin embargo, sólo una mínima fracción aboga activamente por la reducción del daño del tabaquismo (RdT). La mayoría de quienes han cambiado a productos de nicotina más seguros no están siquiera conscientes de que el futuro de estos productos no está garantizado (más bien amenazado), debido a las opiniones divididas entre expertos científicos y autoridades de salud sobre su beneficio neto para la salud pública.
Las personas que se dedican a la defensa del consumidor en el ámbito de la RdT buscan asegurar la disponibilidad de productos de nicotina más seguros para los fumadores en cualquier parte del mundo. Su enfoque y actividades varían según la situación de cada país o región, pero todos trabajan para sensibilizar sobre ser posible reducir los riesgos y daños para el consumo de nicotina y a la vez dejar los mortales cigarrillos.
Estos defensores suelen intervenir cuando las propuestas regulatorias amenazan con restringir el acceso a estos productos, abogando por una regulación justa y adecuada. Pero la defensa del consumidor en la RdT es diversa, incluyendo desde personas que utilizan redes sociales o blogs para compartir información hasta organizaciones y grupos formalmente legalizados. Hasta la fecha, se ha escrito poco acerca de estas organizaciones, muchas de las cuales están organizadas de manera informal, dirigidas por voluntarios y con poca estructura formal.
En su más reciente informe, el Global State of Tobacco Harm Reduction (GSTHR) pone de relieve esa realidad a menudo invisible: la lucha incansable y poco reconocida de los grupos de defensa del consumidor en la batalla contra el daño del tabaco. Marginados y relegados a los confines de las mesas de discusión oficiales, como su exclusión de participar como observadores en la COP10 ejemplifica, estos colectivos persisten en una misión crucial aunque silenciosa. A pesar de su ausencia en los grandes foros de debate, su labor en la sombra sigue siendo un componente esencial en la lucha contra el daño del tabaco.
Por una igualdad de oportunidades en la salud
Compuestos por individuos que han encontrado en los productos de nicotina más seguros una vía de escape del humo del cigarrillo, estos grupos no solo comparten una experiencia transformadora, sino que se convierten en faros de esperanza para aquellos aún atrapados en las garras del tabaquismo.
Con recursos que apenas rozan lo necesario, como demuestra el Informe, estas organizaciones han tejido una red de apoyo y concienciación que trasciende fronteras y limitaciones económicas. Su objetivo no es otro que democratizar el acceso a alternativas menos perjudiciales, abogando por una igualdad de oportunidades en la salud.
Frente a un panorama donde el poder y el capital de las grandes partes interesadas y políticas rígidas a menudo dictan el curso de la salud pública, la labor de estos grupos resuena como un acto de resistencia, una lucha desde las trincheras para cambiar la narrativa sobre el tabaquismo y sus alternativas.
Es crucial entender la importancia de la voz del consumidor en este contexto. Los consumidores de productos de nicotina más seguros tienen derecho a la salud y a la reducción del daño del tabaco. Esto implica el derecho de elegir consumir productos que mejoren su salud si no pueden o no quieren dejar de consumir nicotina. Estas personas que actúan en el día a día de la defensa tienen conocimientos clave sobre cómo funcionan los productos y cómo los consumidores los utilizan, lo que es invaluable para científicos, reguladores, políticos y fumadores.
En el complejo tablero de la salud pública, las organizaciones de defensa del consumidor de la sociedad civil emergen como figuras clave, aunque a menudo invisibilizadas, en la lucha contra el daño del tabaco.
El más reciente informe del GSTHR no solo ilumina la importancia de estas organizaciones en la reducción del daño del tabaco, sino que también lanza un llamado urgente para reconocer y apoyar su trabajo.
Estas entidades navegan en un mar (muy revuelto) de desafíos: desde la crónica falta de recursos y voluntarios hasta el escepticismo y a veces abierta hostilidad de ciertos sectores de los medios y la comunidad médica. Paradójicamente, se enfrentan a la acusación de ser títeres de la misma industria tabacalera contra la que luchan, un giro irónico que pone de manifiesto la complejidad de su misión.
Sin embargo, lejos de amilanarse, estas organizaciones han marcado una huella imborrable en el debate público. Han encontrado su espacio en los medios alternativos y aquellos no influenciados por los intereses contrapuestos a su causa. Sus voces resuenan en las consultas gubernamentales y regulatorias, en las audiencias públicas y a través de webinars que atraviesan fronteras. Han logrado establecer contacto con legisladores y han sido piezas fundamentales en la elaboración de políticas sobre cigarrillos electrónicos en diferentes países.
El Informe del GSTHR cuenta un poco de la historia de una resistencia tenaz y poco reconocida, una batalla que se libra en los márgenes, pero cuya influencia se extiende mucho más allá, redefiniendo las políticas de salud y abriendo caminos hacia un futuro menos dañino para los consumidores de nicotina.
En un mundo donde las voces marginadas a menudo se pierden en el ruido de los debates de alto perfil, este informe nos recuerda la fuerza y el impacto que pueden tener los esfuerzos colectivos, incluso cuando se llevan a cabo desde los márgenes. Una lectura rápida e imprescindible.
https://gsthr.org/resources/briefing-papers/consumer-advocacy-organisations/256/es/
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