Empiezan a surgir voces disidentes entre célebres y tradicionales expertos del control del tabaco que en su momento apoyaron restricciones severas al vapeo. Cliff Douglas, importante miembro de la Sociedad Americana contra el Cáncer, pide diálogo y sinergia en la polarizada lucha contra el tabaquismo.
La cruzada antivapeo en Estados Unidos, encabezada por el generoso patrocinador Michael Bloomberg para proteger a los niños ha tenido sus efectos. Se aumentó de 18 a 21 años la edad mínima para la venta de productos de vapeo y el uso de cigarrillos electrónicos por parte de estudiantes de secundaria y preparatoria disminuyó entre 2019 y 2020. Pero los índices de consumo de otras drogas, como marihuana y alcohol siguen siendo significativos. En el mismo periodo, el consumo indebido de anfetaminas y otros medicamentos ha tenido un importante y peligroso incremento. Igualmente, algunos usuarios comentan sobre la circulación de productos falsificados y de supuesta producción doméstica en la deep web.
PMTA. PACT Act. Guerra a los sabores. Michigan, Massachusetts, Nueva Jersey, Nueva York, Rhode Island e importantes ciudades como Chicago, San Francisco y Filadelfia prohibieron los sabores que no fueran de tabaco. Esto ha ayudado a disminuir el interés de los adultos fumadores por esta alternativa al tabaquismo considerada dos veces más efectiva que las demás y un 95% menos dañina que los cigarrillos tradicionales. De hecho, muchos fumadores estadounidenses creen que los cigarrillos electrónicos son igual o más dañinos que los cigarrillos combustibles. Y durante la [verdadera] pandemia por el nuevo Coronavirus en 2020, la venta de cigarrillos ha aumentado.
Aunque la miope visión prohibicionista sigue teniendo sus adeptos, como la congresista de Florida Debbie Wasserman Schultz y los que firman esta carta a la FDA, en una clara contribución a que los cigarrillos electrónicos no se vuelvan un producto de consumo obsoleto, algunas voces empiezan a tornarse disonantes.
Cambios de opinión entre los líderes del control del tabaco
Cada vez es más evidente que el éxito de la Iniciativa Bloomberg es cuestionable. Muchos de los expertos que han apoyado las restricciones al vapeo promocionadas por Mike Bloomberg han pasado de la aclamación al silencio reflexivo y, por fin, a la reprobación.
Es lo que ha ocurrido con Kenneth Warner, decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, expresidente de la Society for Research on Nicotine and Tobacco, principal editor científico del informe del 25 aniversario del Surgeon General sobre tabaquismo y salud, y fundador de Truth Initiative, una de las más importantes organizaciones no gubernamentales que busca poner fin al tabaquismo.
«Michael Bloomberg ha hecho grandes cosas por la salud pública. Pero él está muy equivocado en esto», dijo Warner en una reciente entrevista al periodista Marc Gunther. El punto es sencillo y está basado en las evidencias. Los cigarrillos electrónicos son mucho menos peligrosos que fumar. Vapear atrae a los fumadores que quieren dejar de fumar, pero necesitan de una cierta dosis de nicotina. La nicotina en sí misma no representa peligro para la salud.
En su artículo, Gunther explica: “Hace años, Warner y un colega, David Méndez, construyeron un modelo de computadora que rastrea el estado del tabaquismo en la población adulta de Estados Unidos y las muertes relacionadas con el hábito de fumar. Cuando analizaron datos sobre el vapeo a través de este modelo descubrieron que en todos los supuestos, excepto en el peor de los casos, los beneficios de los cigarrillos electrónicos, que pueden ayudar a los fumadores a dejar de fumar, superan sus costos en términos de vidas salvadas. A partir de ello y probablemente de otras evidencias, Warner vio que las campañas contra los cigarrillos electrónicos son un error”.
Probablemente muchos expertos como Warner están percibiendo que, al final, no tiene sentido restringir el acceso a los productos de consumo de nicotina no combustibles, reconocidamente más seguros, y dejar los cigarrillos reconocidamente mortales en el mercado.
Max Gunther señala otro punto importante: el de la injusticia social relacionada con el tema. “El debate sobre los cigarrillos electrónicos trata tanto de la justicia social como de la salud pública. Gran parte del clamor en contra del vapeo proviene de padres bien educados, acomodados y bien conectados que quieren proteger a sus hijos. Por el contrario, los fumadores que podrían beneficiarse del cambio a los cigarrillos electrónicos, según muestran los datos, tienden a ser pobres y con menor nivel educacional: gente de color, especialmente amerindios, gays o lesbianas, personas sin hogar o encarceladas, y aquellos con problemas de salud mental u otros problemas de abuso de sustancias, que carecen de influencia política”.
De acuerdo con el periodista Steven Schroeder, otro filántropo del control del tabaco, el expresidente de la Fundación Robert Wood Johnson afirmó que “gran parte de la energía y el dinero destinados a oponerse a los cigarrillos electrónicos se ha obtenido a expensas de frenar el consumo de tabaco para fumar, que sigue siendo la principal causa de muerte evitable en Estados Unidos. Es desalentador que los fumadores se hayan salido del radar«, dice Schroeder, recordando que el tabaquismo es responsable de 480.000 muertes al año en los Estados Unidos.
“Es hora de actuar con integridad y poner fin a la guerra interna contra los cigarrillos electrónicos”
Un testimonio y un llamado de atención
Clifford Douglas, prestigioso exvicepresidente de control del tabaco de la American Cancer Society, explica y problematiza una nueva perspectiva dentro de los círculos del control de tabaco: “Estamos hundidos hasta el cuello en una guerra interna intratable”. Recientemente Cliff ha publicado un texto entre el manifiesto y el desahogo en el cual presenta con lucidez y autoridad el punto de quiebre necesario para un abordaje inteligente y eficiente del problema del tabaquismo. A continuación la traducción de la carta compartida en su cuenta de Twitter:
“A lo largo de los 33 años que he dedicado a combatir la epidemia de enfermedades y muertes relacionadas con el tabaquismo en los Estados Unidos y en todo el mundo, he personificado la comunidad estadounidense de control del tabaco. Aquellos que me conocen bien, están familiarizados con mi corriente independiente, pero durante estas últimas décadas, he desempeñado muchas funciones en los principales grupos estadounidenses de defensa de la salud pública.
“Comencé mi carrera en 1988 como director asociado de la Coalición Nacional sobre Tabaquismo y Salud, donde trabajé para su director y fundador, Matt Myers, mi primer mentor, quien luego se convirtió en presidente de Campaign for Tobacco-Free Kids. La Coalición representó a las tres organizaciones voluntarias de salud más grandes y antiguas de los Estados Unidos: American Cancer Society, American Lung Association y la American Heart Association. Más recientemente, hasta junio pasado, fui durante cinco años miembro del liderazgo senior de la American Cancer Society, donde me desempeñé como vicepresidente de control del tabaco y fundé y dirigí el Centro para el Control del Tabaco de la organización.
“En los muchos años intermedios trabajé como defensor de políticas, abogado y consultor en nombre de los grupos mencionados anteriormente, así como de Americans for Nonsmokers’ Rights y el Public Health Law Center, además de servir como asesor especial en asuntos relacionados con el tabaco en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, como asesor de políticas de control del tabaco para el subsecretario de Salud de Estados Unidos y el U.S. Surgeon General en la administración de Obama. También trabajé como abogado que representa a fumadores lesionados y fiscales generales estatales en litigios contra la industria tabacalera, y en la nación de Uruguay en defensa de sus innovadoras leyes de control del tabaco. En resumen, estoy profundamente comprometido y soy leal a la causa principal del control del tabaco.
“Pero creo que la comunidad nacional de control del tabaco en los Estados Unidos, mi comunidad, ahora está decepcionando a decenas de millones de fumadores adultos, sus familias y amigos, proveedores de atención médica y tomadores de decisiones gubernamentales. Me refiero al enfoque de mi comunidad para lidiar con los cigarrillos electrónicos.
“Ahora estamos metidos hasta el cuello en una guerra interna intratable entre la comunidad de control del tabaco convencional, cuyo enfoque principal está en proteger a los jóvenes de los peligros del vapeo, y la comunidad de reducción del daño del tabaco (THR), algunos de cuyos científicos también son comprometidos participantes en los esfuerzos en la corriente principal de control del tabaco. La comunidad THR enfatiza los beneficios potenciales de vapear para fumadores adultos que no pueden o no quieren dejar de fumar de otra manera. Parece que nunca los dos se encontrarán.
“El objetivo principal del control del tabaco debería ser poner fin al sufrimiento innecesario y la muerte prematura causados por los cigarrillos y otros productos de tabaco combustibles”
“Insto a todos los que formamos parte de la comunidad de control del tabaco a salir del búnker, sentarnos a la mesa y tratar de trabajar juntos de verdad. Dejen de eludir la verdad cuando se sienta incómoda y abran sus mentes y oídos a toda la ciencia que tenemos ante nosotros. Pero lo mismo ocurre con mi otra comunidad, con la que estoy de acuerdo con respecto a la promesa basada en la evidencia de THR, pero que también tiene cierta responsabilidad por la naturaleza antagónica de la relación y por no reconocer áreas de ambigüedad o preocupación, incluidas tasas significativas de experimentación con el vapeo por parte de los jóvenes y el marketing orientado a los jóvenes por parte de algunos segmentos de la industria del vapeo. No nos uniremos si no nos esforzamos por ello.
“Ahora mismo estamos en medio de dos pandemias. Todos en el mundo están muy familiarizados con la pandemia de COVID-19. Pero la segunda pandemia a la que me refiero recibe mucha menos atención y poco reconocimiento. Esta pandemia influye en gran parte de lo que encontramos a medida que trabajamos todos los días para eliminar el consumo de tabaco combustible y perseguir enfoques racionales y orientados a la justicia social para la reducción de daños del tabaquismo.
“Como lo describió Steven Schroeder, M.D., esta pandemia es de integridad perdida, guerra interna y polarización ideológica entre aquellos que buscan marginar o incluso erradicar los cigarrillos electrónicos y aquellos que abogan por su uso para la reducción de daños en fumadores adultos. Esta pandemia tergiversa los hallazgos científicos y engaña al público, los medios de comunicación y los profesionales de la salud sobre la ciencia. (Schroeder S. Control del tabaco, reducción de daños y ciencia: la integridad es nuestro activo más importante [presentación de la conferencia]. Cumbre sobre cigarrillos electrónicos: ciencia, regulación y salud pública. 4 de diciembre de 2020).
“Desafortunadamente, con respecto al vapeo, el control del tabaco en los Estados Unidos se ha convertido en una guerra de facto entre el enfoque en la protección de los jóvenes y el cuidado de los fumadores adultos.”
“El objetivo principal del control del tabaco debería ser poner fin al sufrimiento innecesario y la muerte prematura causados por los cigarrillos y otros productos de tabaco combustibles, como se priorizó en un importante informe de la Sociedad Americana del Cáncer en 2018. El informe del Surgeon General de 2014 enfatizó en que “la carga de muerte y enfermedad por el consumo de tabaco en los Estados Unidos es causada mayoritariamente por los cigarrillos y otros productos de tabaco combustibles; la rápida eliminación de su uso reducirá drásticamente esta carga».
“Eso significa que nosotros, incluidos los principales grupos de defensa de la salud, deberíamos hacer todo lo posible para educar a todos sobre la escala de riesgo de los productos de nicotina, como lo estableció la Administración de Alimentos y Medicamentos en julio de 2017, y no demonizar de manera generalizada la nicotina, que no provoca las enfermedades que padecen los consumidores de tabaco y, no por casualidad, es un fármaco rigurosamente revisado y aprobado por la FDA como seguro y eficaz cuando se usa para dejar de fumar.
“Todos los productos que contienen nicotina se encuentran en un continuo de riesgo: los productos de tabaco combustibles como los cigarrillos representan la forma más peligrosa de suministro de nicotina y, en el otro extremo, están los productos medicinales de nicotina. Para el fumador, dejar de consumir nicotina y tabaco es la forma más segura de reducir el riesgo, pero para aquellos que quieran o necesiten seguir usando nicotina, cambiar a una fuente de nicotina no combustible reducirá significativamente su riesgo en comparación con seguir fumando.
“Desafortunadamente, con respecto al vapeo, el control del tabaco en los Estados Unidos se ha convertido en una guerra de facto entre el enfoque hacia la protección de los jóvenes y el cuidado de los fumadores adultos. Al mismo tiempo, sin embargo, debe reconocerse que también existe un terreno común productivo. La comunidad dominante de control del tabaco continúa presionando para que se adopten medidas de control del tabaco que ayuden a jóvenes y adultos por igual, como aumentar los impuestos a los cigarrillos, adoptar políticas libres de humo y etiquetas de advertencia más estrictas, hacer cumplir la ley federal de edad mínima y financiar esfuerzos de contramarketing y cesación. Para ser justos, esos esfuerzos ofrecen una réplica parcial a la acusación de la comunidad de defensores del vapeo de que el control del tabaco convencional solo se preocupa por los niños.
“Pero el énfasis de parte de la comunidad de control del tabaco en estos días está claramente puesto en los niños y el vapeo, y casi no deja espacio para abogar por el uso de cigarrillos electrónicos y otros productos no combustibles para ayudar a los adultos adictos al tabaco que no pueden o no quieren dejar la nicotina, muchos de los cuales están marginados socialmente, son pobres, tienen menos educación, padecen problemas graves de salud mental o son miembros de las fuerzas armadas o veteranos. Por ejemplo, «las personas con enfermedades mentales o trastornos por uso de sustancias (salud conductual) representan el 25% de la población de la nación, pero consumen el 40% de todos los cigarrillos vendidos en los Estados Unidos. Medio millón de estadounidenses mueren cada año debido al consumo de tabaco, y la mitad de ellos son personas con una afección de salud conductual».
“Creo que la oposición a incluso considerar los hallazgos científicos positivos relacionados con la promesa de vapear para dejar de fumar y reducir el daño se ve ampliamente reforzada por el sesgo de confirmación, que ocurre cuando aceptamos datos que confirman nuestras creencias o prejuicios y desacreditamos los datos, incluidos los hallazgos creíbles, que no se ajustan a lo que ya creemos. Y sin embargo, existe evidencia creíble y creciente de que los cigarrillos electrónicos se pueden usar de manera efectiva para ayudar a algunos fumadores adultos a dejar el consumo de tabaco combustible, incluido un nuevo informe Cochrane bien concebido, que encontró que «hay evidencia de certeza moderada de que [los cigarrillos electrónicos] con nicotina aumentan las tasas de abandono en comparación con [cigarrillos electrónicos] sin nicotina y en comparación con las Terapias de Reposición de Nicotina (TRN)».
“La comunidad dominante del control del tabaco plantea la preocupación legítima de que los cigarrillos electrónicos no han sido revisados y aprobados por el Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos de la FDA para su uso como ayuda para dejar de fumar, pero ese problema es, de hecho, independiente de si estos productos de hecho ayudan a un número de usuarios adultos a dejar de fumar. La comunidad de salud pública no debería utilizar lo anterior para justificar ignorar lo posterior.
“El punto es el siguiente: ¿Dónde está el enfoque sólido en las personas que están sufriendo ahora y que morirán antes de tiempo porque no se les ha dado la debida consideración, porque no les han dicho la verdad quienes deberían decirles la verdad sobre la escala de riesgo y el hecho de que la nicotina no causa enfermedades y muertes relacionadas con el tabaquismo y quienes, en consecuencia, son el daño colateral en esta guerra entre jóvenes y adultos? Una guerra entre personas y organizaciones bien intencionadas y dedicadas al servicio público de ambos lados, pero en la que los líderes no han estado dispuestos a reconocer la legitimidad de la ciencia que va en contra de su narrativa.
“En los Estados Unidos nos estamos acercando al objetivo final de una prevalencia del tabaquismo por debajo del 5% en los segmentos más educados y con un NSE más alto de la población adulta, mientras que aquellos que están menos acomodados, menos educados, los miembros de ciertos grupos raciales o étnicos, o que padecen comorbilidades de salud mental, sufren tasas de tabaquismo mucho más altas. Este es claramente un problema de justicia social.
“La confusión en las noticias y el matiz de algunas organizaciones de salud pública y los defensores de las distinciones entre el vapeo juvenil y los episodios de vapeo letales relacionados con el THC y el acetato de vitamina E engendraron un miedo generalizado, lo que llevó a algunas personas a volver a fumar cigarrillos”.
“La salud pública convencional en los Estados Unidos ha caracterizado de manera efectiva el vapeo como una versión más del “uso de tabaco”, equiparando en el proceso, pero engañosamente, los efectos sobre la salud del vapeo con los del tabaquismo. Esto efectivamente anula el concepto y el valor fundamental de la escala de riesgo, y da a los cigarrillos, que de hecho son responsables de cada una de las muertes relacionadas con el tabaco informadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, casi un viaje gratis.
“En gran parte debido a la persistente cobertura negativa de los cigarrillos electrónicos junto con las respuestas políticas que prohíben los cigarrillos electrónicos o, más comúnmente, todos los sabores en los cigarrillos electrónicos, estamos viendo el cambio continuo del mercado de la nicotina de regreso a los cigarrillos, con ramificaciones letales. Un nuevo estudio muestra que de 2015 a 2018, los artículos mencionaron con más frecuencia los riesgos de los cigarrillos electrónicos (70%) que los beneficios potenciales (37,3%). Los analistas de Wall Street y los propios fabricantes de cigarrillos informan que los cigarrillos están regresando y que comenzó con la aparición de enfermedades y muertes relacionadas con EVALI. Como dijo un informe, «con los volúmenes de la industria sin cambios [año hasta la fecha], la industria de cigarrillos combustibles de Estados Unidos está preparada para tener su mejor desempeño de volumen desde 2015».
“En 2019, un brote en los EE. UU. De «lesiones pulmonares asociadas al uso de productos de cigarrillos electrónicos o vapeo» (EVALI) alimentó el temor en el público de que los cigarrillos electrónicos fueran responsables de lo que finalmente ascendió a 2.807 hospitalizaciones y 68 muertes en todo el país al 18 de febrero de 2020. Pero estas enfermedades y muertes no se atribuyeron a los productos de vapeo de nicotina regulados. Según lo declarado por los CDC, «los datos nacionales y estatales de los informes de pacientes y las pruebas de muestras de productos indican que los productos de cigarrillos electrónicos o vapeo que contienen tetrahidrocannabinol (THC), particularmente de fuentes informales como amigos, familiares o distribuidores en persona o en línea, están vinculados a la mayoría de los casos de EVALI y juegan un papel importante en el brote».
“Para ser claros, EVALI es causado por el acetato de vitamina E agregado a productos ilícitos de vapeo de THC. El acetato de vitamina E nunca se ha encontrado en un cigarrillo electrónico de nicotina, pero el mismo nombre que se le da a esta enfermedad lo atribuye de manera confusa a los cigarrillos electrónicos.
“Las personas que fuman no deberían tener que morir porque no saben que tienen fuentes de nicotina menos dañinas”.
“La confusión en las noticias y el matiz de algunas organizaciones de salud pública y los defensores de las distinciones entre el vapeo juvenil y los episodios de vapeo letales relacionados con el THC y el acetato de vitamina E engendraron un miedo generalizado, lo que llevó a algunas personas a volver a fumar cigarrillos.
“Mi propia sobrina adulta joven, que se había cambiado previamente a Juul después de años de fumar cigarrillos, volvió a fumar porque, dijo, tenía miedo de que Juul la matara. Su novio hizo lo mismo. No importaba que Juul y los cigarrillos electrónicos en general no estuvieran implicados en la erupción de las lesiones pulmonares: los titulares alarmantes que conectaban las lesiones con los «cigarrillos electrónicos» avivaron una gran alarma. De hecho, una encuesta nacional encontró que dos tercios de los encuestados atribuyeron erróneamente las muertes por EVALI al uso de cigarrillos electrónicos convencionales «como Juul», mientras que solo el 28% atribuyó correctamente las muertes por EVALI al uso de dispositivos con THC adulterado.
“Cuando envié recientemente un correo electrónico que caracterizaba el resurgimiento de las ventas de cigarrillos en los Estados Unidos como una «tendencia de ventas mejorada» para la industria de los cigarrillos, según los informes de los analistas de Wall Street y los datos de la industria que muestran un aplanamiento significativo de una caída anteriormente precipitada en las ventas, un líder del control del tabaco a quien conozco bien rechazó y argumentó que las ventas de cigarrillos aún estaban bajas. Pero no dijo nada sobre el hecho, y este era el punto principal, de que el mercado de cigarrillos está ahora en una posición mucho más fuerte de lo esperado, y esto es al menos en parte una consecuencia de la demonización generalizada de los cigarrillos electrónicos con el fin de proteger a los jóvenes sin tener en cuenta las mayores consecuencias para los fumadores adultos adictos.
“Los hechos de los que yo era simplemente un mensajero amenazaban la narrativa contra los cigarrillos electrónicos, una verdad incómoda que sugiere que los esfuerzos para marginar o incluso erradicar los cigarrillos electrónicos para proteger a los niños ahora están llevando a fumar más de lo que hubiera ocurrido de otra manera. La respuesta correcta es no ponerse las anteojeras e insertar tapones para los oídos. Más bien, hay que hacer una reevaluación cuidadosa de los objetivos, prioridades y mensajes de la campaña de control del tabaquismo.
“Debemos encontrar una forma de colaborar con integridad. Eso nos incluye a todos. Aliento a mis dos comunidades a unirse a través de la división ideológica para perseguir nuestra causa común de combatir enfermedades y salvar vidas al prevenir todo el consumo de tabaco por parte de los jóvenes y ayudar a los fumadores adultos a dejar de fumar.
“Las personas que fuman no deberían tener que morir porque no saben que tienen fuentes de nicotina menos dañinas«.
Fuente del comentario: COMMENTARY: It is Time to Act with Integrity and End the Internecine Warfare Over E-Cigarettes
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