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Las arbitrariedades del Control del Tabaco en España

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La hostilidad, la intransigencia y la prodigiosa mediocridad del control de tabaco español hacen imposible el diálogo para favorecer la reducción de daños y el abandono del tabaco. 

Con una mortalidad superior a la de la COVID-19, cada hora cerca de seis personas fallecen por las consecuencias del tabaquismo en España. El país ibérico, que entre los adultos mantiene una prevalencia del hábito de fumar de alrededor del 27,9%, cuenta con más de medio millón de exfumadores que han dejado el cigarrillo gracias al vapeo. Además, dispone de una muy importante y sólida malla empresarial vaperil y, según un estudio de Consumers Choice Center, el potencial de promover el cambio de los cigarrillos combustibles tradicionales a los dispositivos más seguros para el consumo de nicotina en más de 2,5 millones de sus fumadores actuales. 

Pero para ser realidad este escenario requiere políticas públicas equilibradas, hábiles e inteligentes, además del consenso sobre que, a pesar de no ser inocuos, los cigarrillos electrónicos son mucho más seguros que fumar. Sin embargo, el ambiente social que parece indicar una oportunidad sanitaria y económica significativa para el país colisiona escandalosamente con la postura intransigente e inflexible de importantes entidades sanitarias. Estas se encuentran categóricamente en contra de esta posibilidad y de la perspectiva de la reducción de daños como política pública. 

Un nuevo boicot 

En lugar de dialogar y avanzar, algunas instituciones públicas claves en el tema promueven el boicot y la hostilidad hacia quienes abogan por la reducción de daños y defienden en el país las alternativas más exitosas al tabaquismo. El caso del congreso “Tabaquismo: Perspectivas y Nuevos Avances”, organizado por la Plataforma por la Reducción de Daños por Tabaquismo y que contaría con la colaboración de hasta cinco Sociedades Médicas de prestigio nacional, es un ejemplo más. 

La Sociedad Española de Directivos de Atención Primaria, la Asociación Española de Cirujanos y la Sociedad Española de Cirugía Torácica fueron intimidadas por el Ministerio de Sanidad para que no participaran en el evento. La Sociedad Española de Medicina Interna y la Sociedad Española de Cirugía Bucal, miembros del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), fueron autoritaria y explícitamente amenazadas por correo electrónico y llamadas telefónicas para no participar del Congreso.

“A lo largo del fin de semana anterior a la realización del congreso, hemos sido informados de que tanto el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo como el Ministerio de Sanidad, en sendas cartas firmadas por Andrés Zamorano [Presidente del CNPT] y Pilar Campos [Subdirectora General de Sanidad], han instado a dichas Sociedades a abandonar el congreso, aduciendo que la Plataforma hace apología del Tabaco Calentado (que está avalado científicamente tanto por la FDA como por diferentes informes del Ministerio de Sanidad de Reino Unido, por ejemplo), bajo un supuesto, y absolutamente falso patrocinio de Phillip Morris, así como dejan patente la taxativa oposición del CNPT y del Ministerio en contra del cigarrillo electrónico, el tabaco calentado y el tabaco”, dijo a The Vaping Today Carmen Escrig, doctora en Biología Celular y Genética por la Universidad Autónoma de Madrid y fundadora de la Plataforma. 

“Ante la información recibida en XXXXXX tanto por parte de CNPT (Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo), como por el propio Ministerio de Sanidad, a través de su Subdirectora General, D. Pilar Campos Esteban, sobre el uso de productos relacionados con el tabaco, mediante dispositivos susceptibles de liberación de nicotina (DSLN) y productos de tabaco calentado, informaciones que, nuestra sociedad, ha recibido ayer mismo, solicitamos de forma inmediata, retirarnos, tanto del Congreso organizado por Vds. para el lunes 14 de junio, como de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo que, hasta ahora, veníamos apoyando.

De la misma manera, retiramos nuestra ponencia en el mencionado Congreso, a través de la Dra. XXXX. Igualmente, solicitamos tenga a bien eliminar el logo de XXXXXXX como sociedad colaboradora. Atentamente, XXXXXX”.

El estallido autoritario se produjo en vísperas del Congreso. Apenas tres días antes, varias de las sociedades todavía hacían una invitación pública a participar del evento y promocionaban la participación de miembros en sus redes sociales. De acuerdo con el periódico El Confidencial, “Sanidad y el CNPT afirman que la postura de la plataforma acerca de los cigarrillos electrónicos no está basada en la evidencia científica, que los estudios realizados acerca de los ‘vapeadores’ avalan al Ministerio y que van en contra de lo que la ‘Plataforma por la reducción por tabaquismo’ defiende. Es por eso que contactaron con dichas sociedades médicas y las propias asociaciones retiraron su apoyo al congreso voluntariamente”.

Algo cuanto menos sorprendente ya que varias de ellas tenían o aún tienen el “Libro blanco de la Reducción de Daños por Tabaquismo” publicado por la Plataforma española indexado en sus páginas web. Según una fuente, en una de las cartas se amenaza a las Sociedades con que se atengan a las consecuencias legales si participan en el Congreso. Obviamente, bajo tal grado de coacción las sociedades han decidido retirarse “voluntariamente” del Congreso.


Nuestro equipo buscó al gabinete de prensa del Ministerio y hasta ahora no ha recibido respuesta. El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), que reúne asociaciones e individuos que se destacan en el ámbito de salud y forman parte de la Red Europea de Prevención del Tabaquismo, no ha querido manifestarse sobre el tema.

Control del tabaco y reducción de daños

El control de tabaco es una perspectiva política y científica que busca “reducir la carga de enfermedad, muerte y consecuencias económicas causadas por el consumo y exposición al tabaco a través de políticas, leyes y acciones educativas”. El control del tabaco es también uno de los 16 servicios de salud esenciales supervisados ​​por la Organización Mundial de la Salud (OMS), encabezado por el Convenio Marco para el Control del Tabaco, un tratado internacional que entró en vigor en 2005, definido como “un tratado basado en evidencia que reafirma el derecho de todas las personas al más alto nivel de salud”. 

El trabajo del Control de Tabaco consiste básicamente en alentar y orientar a los gobiernos para formular y adoptar políticas para implementar el Convenio Marco de la OMS. Como parte de este objetivo se busca sensibilizar y educar a las personas sobre los riesgos relacionados con el tabaquismo, así como promover la autodeterminación personal y el cambio de hábitos con el posible apoyo de métodos como las Terapias de Reemplazo de Nicotina (TRN) y el uso de medicamentos para dejar de fumar. 

La evidencia indica que los cigarrillos electrónicos son dos veces más efectivos que las TRN. Así lo asegura la revisión de evidencia de más de 56 estudios llevada a cabo por Cochrane (como expuso en el congreso Jamie Hartmann Boyce, autora principal de la Revisión) y el hecho de que millares de personas en todo el mundo han dejado de fumar con los cigarrillos electrónicos (solamente en Estados Unidos, al menos 4,3 millones de fumadores estadounidenses han dejado de fumar con vaporizadores de nicotina, según el CDC, pero expertos estiman que la cifra real puede llegar a 5,4 millones).  

“Hoy en día existen más de 10.000 estudios publicados sobre los cigarrillos electrónicos siendo el producto de consumo más escrutado actualmente por la ciencia y, a pesar de la oposición de la Organización Mundial de la Salud, de muchas organizaciones del Control del Tabaco y del actual Ministerio de Sanidad español, actualmente Instituciones clave de la salud pública internacional de gran prestigio como el Ministerio de Sanidad y el Real Colegio de Médicos de Reino Unido, la Academia Nacional de Medicina de Francia, el Ministerio de Sanidad de Nueva Zelanda, los Institutos Canadienses de Salud, la FDA y la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, entre multitud de otros, reconocen y/o aplican los cigarrillos electrónicos como herramienta de Reducción de Daños por Tabaquismo.” Recuerda la Dra. Escrig. “Es fascinante que el Ministerio de Sanidad español diga que la postura de la Plataforma no se basa en la evidencia científica. Utilizar amenazas y descalificaciones personales para bloquear el debate científico sobre el potencial que podrían tener estos productos para salvar vidas, no sólo es anticientífico; es inmoral.”

Los activistas del control del tabaco se destacan no solo por ignorar la evidencia científica y empírica que respalda el vapeo, sino por su absoluta incapacidad para establecer un diálogo con quienes defienden la perspectiva de la reducción de riesgos y daños. Esta también busca reducir la carga de enfermedad, muerte y consecuencias económicas causadas por el consumo y la exposición al tabaco, pero con un enfoque humanista y bajo el reconocimiento de la autonomía personal como un principio fundamental. Es decir, busca que personas adultas, capaces e informadas tengan derecho a elegir opciones.

Antecedentes autoritarios del control de tabaco español

Mientras el Ministerio de Sanidad de España participaba de reuniones interministeriales para incluir el Champix como un medicamento «revolucionario» en el portafolio de sus servicios para dejar el tabaco, el 3 de septiembre de 2019, el CNPT, en conjunto con la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), el Institut Català d’Oncologia (ICO) y el European Network for Smoking and Tobacco Prevention (ENSP), organizó la jornada “Reducción de daños en tabaco: mentiras, verdades y estrategias”. El propósito era reunir a los profesionales de la salud y los medios de comunicación para comprender las supuestas “manipulaciones discursivas y estrategias de la industria tabacalera dentro del paradigma de reducción de daños por tabaquismo” a través de la apología de dispositivos alternativos para el consumo de nicotina, con o sin tabaco.

La jornada se transmitió en vivo por ANIS y sufrió un gran rechazo por parte del público, además de duras críticas de activistas, médicos y científicos. La razón principal del rechazo fue que no se brindó una oportunidad para el diálogo y la participación social. Los organizadores del evento impidieron la inscripción y presencia de entidades de la sociedad civil organizada que defienden los derechos de los consumidores, así como de organizaciones médicas y científicas que abogan por la reducción de daños.

En ese mismo año, el Ministerio de Sanidad destinó una dotación presupuestaria de 1 millón de euros para campañas de sensibilización dirigidas al público joven “para la prevención del consumo de las formas novedosas de tabaco”. Por lo menos una de ellas, indudablemente encaminada a difamar al vapeo, ha generado una fuerte desaprobación pública.

La campaña ‘El tabaco ata y te mata’ llevó a miles de personas a protestar en las puertas del Ministerio de Sanidad el 16 de septiembre. En esa ocasión Ángeles Muntadas-Prim, presidenta de la Asociación Española de Usuarios de Vaporizadores Personales (Anesvap), dijo que algunas personas estaban volviendo a fumar a causa de la campaña de desinformación del Ministerio de Sanidad que equiparaba vapear y fumar. 

“Estos mensajes cuestan vidas. Nosotros estamos muy de acuerdo en que fumar mata y te mata, pero el vapeo no te mata. El vapeo ha sido víctima de una demonización sistemática y sin precedentes por organizaciones que se han anclado en políticas fracasadas de lucha contra el tabaquismo”. Muntadas-Prim también aseguró que Anesvap jamás recibió comunicación alguna del Ministerio. 

Incapacidad de diálogo, abstinencia y vareniclina 

El presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, doctor Andrés Zamorano Tapia, es un firme opositor del vapeo y defensor de las soluciones farmacológicas como método principal para la cesación tabáquica. Él ha calificado como «hito histórico» la subvención de la vareniclina por parte del Ministerio de Sanidad y su incorporación en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud español, anunciado el 29 de septiembre de 2019. La entonces ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, permaneció indiferente a las duras críticas por el beneficio extremo que la acción de subsidio reportaría a la farmacéutica. Según fuentes, la subvención a Pfizer llegaría a 30 millones de euros justo antes de ver su patente caducada: este mismo año el fármaco pasará a ser genérico en toda Europa.

Sin causar escándalos por conflicto de interés, la vareniclina ha estado en la agenda de políticos, agentes públicos y representantes de entidades médicas españolas por lo menos desde 2018. Conocida por sus nombres comerciales, como Chantix® y Champix®, y producida por Pfizer, es una sustancia química sintética que se une a los receptores cerebrales de la nicotina, provocando la liberación de dopamina e impidiendo las sensaciones de placer y abstinencia por nicotina. Estas características la hacen un método perfectamente antagónico a los productos de reducción de daños actualmente disponibles, como el vapeo, el tabaco calentado y el tabaco oral, que permiten a los fumadores la alternativa del disfrute de los efectos de la nicotina sin los daños del consumo de la substancia por la vía de la combustión.

Efectivamente, algunos estudios sugieren que la vareniclina presenta tasas de éxito para el abandono tabáquico y la prevención de recaídas. Pero, además de los costos y posibles contraindicaciones, a muchos fumadores simplemente no les gusta considerar el uso de medicamentos y otros manifiestan preocupación por los posibles efectos adversos. Aunque se divulga como un medicamento relativamente seguro, hay evidencia de riesgos de consumo en personas con algún tipo de antecedente de trastorno psiquiátrico. “Los usuarios de vareniclina pueden tener un riesgo elevado de cualquier evento adverso grave, con tasas aproximadamente un 25% más altas que en aquellos que no usan el fármaco”, publi el Grupo Cochrane de Adicción al Tabaco.

Estudios observacionales, como el artículo “Moderadores de la efectividad en el mundo real de las ayudas para dejar de fumar: un estudio de población”, escrito por investigadores del Departamento de Ciencias del Comportamiento y Salud de la University College London y publicado en 2019, indican que «en Inglaterra, el uso de cigarrillos electrónicos y vareniclina se asocia con tasas más altas de abstinencia luego de un intento de dejar de fumar».

Pero en su último informe, Public Health England además de confirmar que vapear es por lo menos un 95% menos dañino que fumar, confirmó que los productos de vapeo de nicotina eran la ayuda para dejar de fumar más popular en Inglaterra, utilizada por el 27,2% de los exfumadores, en comparación con la terapia de reemplazo de nicotina, como parches y goma de mascar, que usaba el 18,2%, y la vareniclina, usada por el 4,4%.

Otro estudio del Grupo Cochrane de Adicción al Tabaco (TAG) publicado el pasado 1 de febrero encontró que “existe evidencia de certeza moderada” de que el vapeo con nicotina aumenta las tasas de abandono del tabaquismo en comparación con el vapeo sin nicotina y las terapias de reposición de nicotina. Otro análisis de evidencia confirmó el alto nivel de eficacia (93%) de los cigarrillos electrónicos como única ayuda para dejar de fumar, frente al 49% para las terapias tradicionales de reposición de nicotina y 57% para vareniclina.

Una estrategia inútil para quienes la necesitan

No es difícil verificar la promoción agresiva y silenciosa que la industria farmacéutica hace en todo el mundo de sus tratamientos para dejar de fumar. A pesar de ser productos impopulares y de que esa promoción lleva décadas, las opciones farmacéuticas hacen brillar los ojos de muchos políticos, burócratas y médicos, pero no de los fumadores. 

Para muchas personas, por diversos motivos, simplemente pasar de fumar a la abstinencia no es una opción viable, como tampoco lo es valerse de productos farmacéuticos y técnicas psicológicas para superar la ansiedad y la abstinencia de la nicotina. No se ha discutido ni aclarado en el espacio público por qué entidades sanitarias rechazan algunas alternativas y opciones para la cesación del tabaquismo y defienden inapelablemente otras.

Aunque no es una tarea fácil, hay muchas maneras de dejar de fumar que incluso pueden funcionar combinadas: el asesoramiento comportamental, la reducción gradual, la participación en grupos de apoyo, las pastillas, chicles, aerosoles y parches, el tabaco calentado, el snus, las bolsas de nicotina de uso oral sin tabaco, la amplia gama de productos de vapeo e incluso medicamentos como la propia vareniclina. 

Así, las autoridades sanitarias españolas están denegando el apoyo absoluto a los ciudadanos que desean dejar de fumar para que puedan elegir la mejor forma de aumentar sus posibilidades de éxito. Prueba de ello es que impide la participación plena de la sociedad en la discusión de ciertos temas, supuestamente en nombre de su protección y beneficio. Sin embargo, se trata de un tema que debería abordarse de manera práctica, responsable y accesible para todos los ciudadanos. También debería discutirse desde una variedad de perspectivas. Pero se pierde en conflictos ideológicos, antagonismo de intereses y manifestaciones de poder y autoridad. 

Excluir a la sociedad civil organizada y a los consumidores de la solución y la elección de su propio destino no es un comportamiento razonable. Todos asumimos que en una democracia occidental los organismos con cierta autoridad social deben proporcionar canales para que la sociedad se exprese e influya en las políticas y decisiones que le afectan. Y es simple: los usuarios de nicotina solo exigen ser escuchados en las decisiones que afectan sus vidas.

* España cumple con la Directiva de Productos de Tabaco de la Unión Europea (TPD, 2014) y por medio del Real Decreto 579/2017 establece la normatividad para los cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado. El tabaco oral, con o sin tabaco, no está regulado y no se permite comercializarlo, pero hasta el momento es permitido importar para uso personal.


Nota del editor

El pasado 26 de junio, por precaución y pendiente de más pruebas, Pfizer ha decidido interrumpir la distribución mundial de vareniclina después de encontrar niveles elevados de agentes potencialmente cancerígenos llamados nitrosaminas en las píldoras. Según la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) estadounidense, las nitrosaminas se pueden encontrar en la carne a la parrilla y hasta en el agua, y en cantidades pequeñas no representan riesgos o resultan dañinos. La droga que generó una ganancia total en las ventas de US$ 919 millones en 2020 y US$ 1.100 millones en 2019, sigue en la lista de medicamentos autorizados por la FDA mientras se lleva a cabo la investigación.


Este artículo lo produjo el equipo de Vaping Today. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a [email protected].

Editor VT / Claudio Teixeira
Editor VT / Claudio Teixeirahttps://c3press.com/
Claudio Teixeira es periodista, director de la Agencia C3PRESS y editor de The Vaping Today. Vive en Brasil.

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