El pasado 29 de junio, el Consejo de Washington D. C. aprobó con una votación de 8 a 5 la prohibición de venta de productos de tabaco con sabores. Pese a las peticiones hechas por grupos civiles, el proyecto ya reposa en el escritorio de la alcaldesa Muriel Bowser, quien ya había mencionado su apoyo a esta iniciativa.
La tendencia prohibicionista continúa atravesando de costa a costa a los Estados Unidos. El Consejo de Washington D. C. ha optado por la misma ruta del estado de Massachusetts: prohibir la venta de productos de tabaco saborizados. Como es habitual, el vapeo también está en la lista de productos prohibidos. Sorpresivamente, los bares de narguile (hookah bar) están excluidos de esta norma.
¿Por qué preocupa la prohibición?
La gran preocupación de diversos grupos que defienden los derechos civiles es el casi seguro incremento de interacciones entre la policía y la comunidad afroestadounidense, pues el mentol hace parte de los “cigarrillos con sabores” y este es el preferido por dicha comunidad.
Aunque la policía no tendría la facultad de controlar si el fumador está o no humeando sabores que no sean de tabaco, el incremento de la actividad delictiva es inherente a la prohibición. En Massachusetts, tras entrar en vigor el “flavorban” las ventas en las tiendas de barrio han disminuido un 30%. Mientras tanto, la venta ilegal de cigarrillos sueltos o cartones completos, incluso frente a las mismas tiendas, es muy común y no se vigila la edad del comprador.
Un caso de brutalidad policial ligado al vapeo se vivió en el estado vecino de Maryland. Un joven afroestadounidense de 17 años fue encontrado vapeando en la playa de Ocean City, y al ser abordado por la policía local fue sometido con un arma eléctrica. Pese a que la edad legal para vapear en este estado es de 21 años y la playa es un espacio libre de humo, el joven en ningún momento fue agresivo ni ofreció resistencia.
Otras consecuencias
La aprobación de esta ley no solamente tendrá repercusiones sociales graves. A sus consecuencias se suman la fuga de impuestos que serán recaudados en otros estados, la recaída de los exfumadores y la consolidación del mercado negro. Una ley como esta no incentiva a los fumadores y vapeadores a cesar su consumo. Por el contrario, los pone en peligro de consumir productos del mercado negro, de ser criminalizados e incluso de consumir otro tipo de sustancias más adictivas y destructivas.
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