El Dr. Colin Mendelsohn explica en Filter algunas de las razones por las que personas y organizaciones están en contra del vapeo (aunque algunas de ellas probablemente nunca las reconocerían).
Durante décadas, las organizaciones de control del tabaco y de salud pública han tratado de estigmatizar el tabaco, la nicotina, el tabaquismo y a los fumadores. La invención del vapeo, una alternativa a la nicotina que se ve como fumar pero es mucho más segura, es una amenaza para sus puntos de vista firmes y para el enfoque tradicional.
Las actitudes hacia el vapeo de nicotina están menos determinadas por la evidencia científica y más por este enfoque prohibicionista de larga data. Otros factores como los juicios morales, los valores y las prioridades, la política, los intereses creados y los factores financieros también juegan un papel. Estas consideraciones ayudan a explicar por qué diferentes organizaciones tienen puntos de vista diametralmente opuestos, a pesar de utilizar la misma evidencia.
Los gobiernos federal y estatal de Australia, la Heart Foundation Australia, el Cancer Council Australia y la Australian Medical Association se oponen al vapeo de nicotina. Su posición contrasta con la del gobierno del Reino Unido, la Fundación Británica del Corazón, la Cancer Research UK y la Asociación Médica Británica, que apoyan el vapeo de nicotina como una oportunidad para salvar vidas.
1. Ideología de la “abstinencia exclusiva”
Australia ha logrado reducir las tasas de tabaquismo al promover la abstinencia total del tabaco y la nicotina. La reducción del daño del tabaco no ha sido parte del enfoque tradicional y algunos la ven como una amenaza.
Esto contrasta con el apoyo de larga data del Reino Unido a la reducción de los daños causados por el tabaco. El Royal College of Physicians del Reino Unido (RCP) publicó su primer informe que respalda la reducción de daños por productos de nicotina en 2007. A esto le siguió el apoyo del National Institute for Health and Care Excellence en 2013 y los informes posteriores del Royal College of Physicians en 2014, 2016 y 2021. El informe de 2021 decía:
“Sobre la base de la evidencia disponible, el RCP cree que los cigarrillos electrónicos podrían conducir a caídas significativas en la prevalencia del tabaquismo en el Reino Unido, prevenir muchas muertes y episodios de enfermedades graves y ayudar a reducir las desigualdades sociales en salud que actualmente exacerba el tabaquismo”.
La tolerancia cero de Australia con la nicotina no es coherente con nuestra aproximación a otras formas de reducción de daños. Aceptamos el uso de metadona para las personas que usan heroína, pero no formas limpias de nicotina para reducir el daño causado por fumar, la principal causa de muerte prevenible de Australia.
Tampoco es consistente con la Estrategia Nacional de Tabaco y la Estrategia Nacional de Drogas de Australia, las cuales incluyen un papel legítimo e integral para la reducción de daños.
El objetivo del control del tabaco debe ser acabar con la muerte y el sufrimiento por fumar, no eliminar la nicotina de la sociedad. La nicotina es parte del problema, pero también puede ser parte de la solución como herramienta de reducción de daños. La “guerra contra la nicotina”, al igual que la Guerra contra las Drogas y otras formas de prohibición, está condenada al fracaso.
2. Indignación moral
La oposición a la política de reducción de daños tiene «como base un fuerte tono de moralismo», según el distinguido profesor de salud pública Ken Warner de la Universidad de Michigan.*
Algunos opositores al vapeo creen que cualquier uso de una sustancia “adictiva” está mal. Cualquier cosa que se parezca a un cigarrillo o que funcione como uno y suministre nicotina se considera pecaminoso o inmoral y debe eliminarse, y esto tiene prioridad incluso cuando hay beneficios sustanciales para la salud.
Warner señala «una racha claramente puritana dentro de la comunidad de salud pública» que solo aceptará «Simplemente di no» cuando se trata de nicotina; es especialmente inaceptable si las personas disfrutan vapeando nicotina, o eligen hacerlo de manera recreativa o si la industria tabacalera está involucrada de alguna manera. El plan de juego de las grandes organizaciones detrás de la salud pública ha sido castigar, coaccionar y estigmatizar a los fumadores (y ahora a los vapeadores) hasta que salgan del mal camino por donde van.
Los argumentos morales y emocionales son comunes en temas como las drogas ilícitas, el alcohol, la industria del sexo y el sexo fuera del matrimonio. Por ejemplo, un predicador que se opone al sexo antes del matrimonio se horrorizaría ante la perspectiva de distribuir condones a los jóvenes, aunque esto prevendría el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual. De la misma manera, la objeción moral a vapear nicotina resultará en más muertes por fumar.
Los juicios morales tienen una fuerte influencia sobre las políticas públicas de reducción de daños. Esto ayuda a explicar por qué la evidencia convincente por sí sola no es suficiente para generar regulaciones sensatas sobre el vapeo.
3. Valores y prioridades en competencia
Nuestros valores, prioridades y objetivos influyen en cómo interpretamos la evidencia. Por ejemplo, si cree que incluso el riesgo más pequeño que implique el vapeo para los jóvenes no está justificado a ningún costo, se opondrá incluso si hay beneficios sustanciales e inmediatos para los fumadores adultos establecidos.
La Sociedad Torácica de Australia y Nueva Zelanda se opone abiertamente al vapeo y, comprensiblemente, se opone a cualquier cosa que pueda dañar los pulmones. Vapear no es tan puro como el aire de la montaña y el uso a largo plazo puede causar daño a los pulmones. Sin embargo, su oposición al vapeo de nicotina es contraproducente. El daño por fumar es mucho mayor y el vapeo tiene el potencial de reducir drásticamente las enfermedades pulmonares en los fumadores que cambian.
Las decisiones políticas implican compensaciones y compromisos. La política sobre vapeo debe basarse en su impacto general en la salud pública, no en áreas de interés limitado. Por ejemplo, el pequeño riesgo potencial de vapear para los jóvenes se ve eclipsado por los beneficios sustanciales e inmediatos de dejar de fumar para los fumadores adultos. Además, el riesgo para los jóvenes se puede minimizar con una regulación y aplicación sensatas.
4. Desconfianza de la Industria Tabacalera
Los guerreros del control del tabaco han luchado durante mucho tiempo en una noble cruzada para destruir a las compañías tabacaleras, cuyos productos mortales matan hasta dos de cada tres fumadores a largo plazo. Esta industria ha engañado repetidamente al público, bloqueado reformas con acciones legales y antepuesto las ganancias a la salud pública. La campaña contra las grandes tabacaleras ha sido impulsada por la ciencia, la pasión y el alto nivel moral.
Desde que las empresas tabacaleras ingresaron al mercado del vapeo, el control del tabaco se centró en atacar el vapeo para castigar a la industria tabacalera. Existe la opinión de que «si las compañías tabacaleras están involucradas en el vapeo, [este] debe ser algo malo y hay que oponerse». Como explica el experto en reducción de daños del tabaco Clive Bates:
“La guerra contra el tabaquismo se transformó en una guerra contra la nicotina. La máquina construida para combatir el tabaquismo giró sus torretas y comenzó a disparar contra los nuevos productos y sus seguidores… Los líderes crecieron como veteranos de las «guerras del tabaco» y continuaron su lucha en los nuevos frentes».
Sin embargo, esto es contraproducente, ya que los vaporizadores de nicotina son productos que salvan vidas y compiten directamente con los cigarrillos. Además, las empresas tabacaleras solo controlan una pequeña parte del mercado de vapeo. La guerra contra la industria tabacalera parece haber prevalecido sobre el objetivo principal de la salud pública, que es reducir las muertes y enfermedades provocadas por el tabaquismo.
La trágica ironía es que aquellos que se oponen al vapeo están apoyando lo mismo que están tratando de erradicar: las ventas de cigarrillos combustibles. Vapear es una amenaza disruptiva para la existencia misma de la industria tabacalera, al igual que la energía renovable para los combustibles fósiles. Los ataques contra el vapeo para castigar a las compañías de cigarrillos conducen perversamente a que más personas fumen y a mayores ganancias de las compañías tabacaleras.
5. Protección del interés propio
Algunas organizaciones de salud pública e individuos se ven amenazados por soluciones que pueden reducir su relevancia y [por esa razón] tratar de defender el statu quo.
Las organizaciones de control del tabaco han construido una máquina para luchar contra la industria tabacalera y el tabaquismo, y ahora dicen que su máquina todavía es necesaria para luchar contra el nuevo mal, el vapeo de nicotina. Oponerse al vapeo proporciona una justificación para su papel continuo.
Tienen posiciones anteriores que defender, organizaciones que dirigir, intereses de los financiadores que respetar y dependen de la financiación gubernamental, farmacéutica y filantrópica para respaldar sus investigaciones, conferencias, salarios y campañas en curso.
Sin embargo, en lugar de mejorar la salud pública, esta estrategia tiene el efecto contrario y sin duda socavará su reputación y la confianza pública en ellos.
Algunos profesionales del control del tabaco ven al vapeo de nicotina como una amenaza para su legado y prestigio. El vapeo se desarrolló fuera del movimiento de control del tabaco y de la industria farmacéutica y desencadena el Síndrome NIA («no inventado aquí»). Se le oponen porque no fue idea de ellos, y sobre todo porque tiene la temeridad de ser tan eficaz. Vapear amenaza la narrativa de abstinencia exclusiva que han promovido durante toda su vida profesional.
Según el científico del comportamiento Rory Sutherland, en su libro Alchemy: The Surprising Power of Ideas that Don’t Make Sense [Alquimia: el sorprendente poder de las ideas que no tienen sentido], lo último que quieren oír es que “el problema al que has dedicado tu vida y del que deriva tu estatus social ya no es un problema”.
Mark Tyndall, profesor de la Escuela de Población y Salud Pública de la Universidad de British Columbia en Canadá, va un paso más allá. Él dice:
«En lugar de ver el vapeo como una tecnología disruptiva que en realidad podría reemplazar a los cigarrillos, los defensores del ‘control del tabaco’ ven el vapeo como una tecnología que en realidad podría reemplazarlos a ellos y a sus programas basados en la abstinencia que son en gran medida ineficaces».
Vapear es un cambio de paradigma y no encaja bien con la estrategia tradicional del movimiento de control del tabaco.
6. Riesgo político
Los gobiernos están motivados por minimizar el riesgo político. Es políticamente más seguro no tomar ninguna medida sobre el vapeo.
Joshua Newman, profesor de ciencias sociales en la Universidad de Monash, Melbourne, escribió sobre la regulación de los cigarrillos electrónicos en Australia**:
“Los gobiernos australianos no han estado siguiendo un enfoque basado en la evidencia y, además… estos gobiernos se contentan con minimizar el riesgo político al no tomar medidas o al adaptar la legislación existente”.
Dado que los productos de vapeo son utilizados por un número relativamente pequeño de votantes y las percepciones públicas sobre el vapeo son negativas, existen pocas recompensas políticas para una regulación proactiva. Se pueden ganar más elogios al parecer «duros con las compañías tabacaleras» o «protegiendo a nuestros niños».
La política de salud pública debe basarse siempre en la mejor evidencia científica disponible. Sin embargo, en realidad esto solo parece ocurrir cuando la evidencia se alinea con los objetivos políticos.
Según el profesor Steve Allsop, exdirector del Instituto Nacional de Investigación de Drogas de la Universidad de Curtin, “la investigación se trata de pruebas, fidelidad y argumentos lógicos, mientras que la política se trata de las próximas elecciones, percepciones, acuerdos y oportunidad”.
7. Pensamiento grupal
El pensamiento grupal (groupthink o «tribalismo») es «un fenómeno que ocurre cuando un grupo de personas bien intencionadas toma decisiones irracionales o no óptimas impulsadas por la necesidad de conformarse o por la creencia de que la disidencia es imposible».
El tribalismo opera dentro de las organizaciones de salud pública y es una fuerza poderosa y disruptiva. “Las personas inteligentes son vulnerables a anteponer la tribu a la verdad”, explica el profesor de psicología de Yale Dan Kahan. Incluso las personas inteligentes con buenos conocimientos científicos interpretan la evidencia de manera selectiva para llegar a una visión que sea consistente con las opiniones y la identidad de su tribu. Al mismo tiempo, descartan la evidencia que socava las creencias del grupo.
El cumplimiento es comprensible. Tener una visión contradictoria sobre el vapeo pone en riesgo la carrera y las oportunidades de financiación, y [conlleva] la desaprobación de los compañeros. Es más seguro “seguir al rebaño”.
A nivel nacional, las organizaciones de salud australianas están encerradas en una cámara de eco de pensamiento grupal sobre el vapeo. Las organizaciones suelen justificar su posición basándose en el apoyo de otros grupos con puntos de vista similares.
8. Miedo a la innovación y a las nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías generan miedo y escepticismo y, a menudo, se resisten incluso cuando hay beneficios sustanciales.
En el libro, Innovation and Its Enemies: Why People Resist New Technologies [La innovación y sus enemigos: por qué la gente resiste las nuevas tecnologías], el difunto profesor Calestous Juma de la Universidad de Harvard explica cómo las innovaciones que son ampliamente aceptadas en la actualidad, como el café, la margarina y la refrigeración, sufrieron feroz oposición cuando se introdujeron por primera vez. Él escribe:
“Las afirmaciones sobre la promesa de nuevas tecnologías a veces son recibidas con escepticismo, vilipendio u oposición abierta, a menudo dominadas por calumnias, insinuaciones, tácticas de miedo, teorías de conspiración e información errónea. La suposición de que las nuevas tecnologías conllevan riesgos desconocidos guía gran parte del debate. Esto a menudo se amplifica a niveles que eclipsan los peligros de los riesgos conocidos”.
9. Conflictos de intereses financieros
El vapeo es una seria amenaza financiera para las organizaciones que se benefician de los impuestos al tabaco.
Los impuestos al tabaco generaron 17,4 mil millones de dólares australianos entre 2019 y 2020, el cuarto impuesto más alto después del impuesto de sociedades, el impuesto sobre la renta y el impuesto sobre bienes y servicios en Australia. Como señala un investigador del tabaco, el Dr. Carl Phillips, «los gobiernos obtienen enormes ingresos al gravar los cigarrillos y, en general, los pierden cuando los fumadores se pasan al vapeo».
A menudo se dice que el gobierno es más adicto a los ingresos por impuestos al tabaco de lo que la gente es adicta a fumar.
El gobierno australiano enmarca los aumentos de impuestos al tabaco como una estrategia de salud pública. Sin embargo, la mayoría de los fumadores creen que se trata de una cínica captura de impuestos por parte de un gobierno codicioso, que explota y castiga a los fumadores por su adicción. Los impuestos al tabaco están teniendo un efecto decreciente en las sorprendentes tasas de tabaquismo actuales, pero ciertamente ayudan a equilibrar el presupuesto. La gran mayoría de este dinero se destina a ingresos generales y solo una pequeña parte se utiliza para ayudar a los fumadores a dejar de fumar, el objetivo declarado de la política.
Sin productos combustibles, no hay necesidad de organizaciones de control del tabaco. Su infraestructura existente se construyó sobre los daños del tabaquismo y tiene que encontrar nuevos daños para mantener su relevancia y financiación.
Phillips dice: «Las mismas personas que lideran los esfuerzos contra el tabaquismo tienen un serio conflicto de intereses financieros frente a su propio éxito», y el vapeo es claramente una amenaza.
La industria farmacéutica en Australia también se opone al vapeo de nicotina. Vapear mejora la salud y reduce la necesidad de medicamentos en general y de medicamentos para dejar de fumar en particular.
En los Estados Unidos en 1998, 46 estados y algunos territorios llegaron a un acuerdo con la industria tabacalera llamado Master Settlement Agreement (MSA). La industria acordó pagar a los estados cada año una suma basada en su tasa de tabaquismo para compensar los costos de tratar a los fumadores enfermos y moribundos. Algunos estados acordaron pedir prestado contra este futuro flujo de ingresos, pero tuvieron dificultades cuando la disminución de las tasas de tabaquismo avanzó más rápido de lo previsto después de que el vapeo se hizo popular. Los estados con la mayor deuda financiera resultante son también los estados más hostiles al vapeo.
La financiación de organizaciones por parte de filántropos también puede influir en la política. El multimillonario Michael Bloomberg se opone firmemente al vapeo y financia una variedad de organizaciones que apoyan su agenda, como la Organización Mundial de la Salud y la Campaña para Niños Libres de Tabaco (CTFK) en los EE. UU. Muchas autoridades han cuestionado la influencia de esta financiación sobre la integridad científica de estas organizaciones.
10. Ver a los vaporizadores como productos medicinales
Existe una diferencia fundamental entre cómo las organizaciones médicas y los consumidores ven el vapeo.
El modelo médico tradicional supone pasar del tabaquismo a la abstinencia total como tratamiento médico, con apoyo y asesoramiento profesional y ayudas farmacéuticas. Los tratamientos médicos no son “agradables”. Son entregados por médicos y administrados por el regulador de medicamentos, la Therapeutic Goods Administration [Administración de Bienes Terapéuticos]. El éxito es cuando el tabaquismo y la nicotina se eliminan por completo.
Sin embargo, muchos vapeadores lo ven de manera diferente. Para ellos, vapear consiste en reemplazar un comportamiento de consumo placentero por otro mucho menos dañino. Vapear les permite seguir disfrutando de la nicotina, así como de los muchos rituales, sensaciones y placeres sociales de fumar. Aprenden sobre el vapeo de otros vapeadores, grupos de Facebook y revisores en línea. Muchos aprecian la subcultura de apoyo y el componente de pasatiempo del vapeo. El éxito aparece cuando se elimina el hábito de fumar.
Cuando un gran número de australianos les dice a los legisladores que algo les está funcionando bien, deben escuchar con atención y respeto. Deben reconocer su experiencia, “encontrarlos donde están” y empoderarlos para tomar mejores decisiones sobre su salud.
Vapear nicotina debe ser regulado por la Comisión Australiana de Competencia y Consumidores como otros productos de consumo. Ningún otro país occidental trata la nicotina para vapear únicamente como un medicamento y ninguno requiere receta médica.
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* Warner KE. Cómo pensar, no sentir, sobre la reducción del daño del tabaco. Tob Res. 2018
**Newman J. ¿Política basada en evidencia o minimización de riesgos? La regulación de los cigarrillos electrónicos en Australia. Evidencia y política. 2019
El libro del Dr. Colin Mendelsohn, Stop Smoking Start Vaping [Dejar de fumar Empezar a vapear], disipa los mitos sobre el vapeo de nicotina y describe la evidencia en un estilo fácil de leer con más de 400 referencias científicas. También brinda consejos paso a paso sobre cómo dejar de fumar tabaco y por qué el vapeo es controvertido.
Este artículo fue traducido y adaptado al español por el equipo de Vaping Today. Publicación original: Ten Underlying Reasons Behind Opposition to Vaping. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.