15 expertos en control del tabaco y salud pública declaran su respaldo al vapeo y piden políticas amigables con la reducción de daños.
El Periódico Americano de Salud Pública (American Journal of Public Health) publicó el mes pasado un artículo titulado “Consideración equilibrada de los riesgos y beneficios de los cigarrillos electrónicos”. Con 40 o 50 documentos de artículos e investigaciones sobre la reducción de daños del tabaco que se publican cada semana, no es sorprendente ver otro comentario sobre cigarrillos electrónicos.
Sin embargo, esta pieza en particular cuenta con la coautoría de 15 expresidentes de la Sociedad para la Investigación sobre Nicotina y Tabaco (SRNT), una prominente organización académica global involucrada con la investigación basada en evidencia sobre la nicotina y el tabaco. Con la credibilidad de la SRNT, este artículo podría cambiar el curso de los acontecimientos, especialmente en los Estados Unidos.
Puntos clave
El artículo es una extraordinaria contribución al debate sobre el vapeo. El informe, ampliamente referenciado y bien argumentado, afirma: “Los autores de este artículo creemos que el vapeo puede beneficiar a la salud pública, dada la evidencia sustancial que apoya el potencial del vapeo para reducir la mortalidad por tabaquismo”.
En un video de YouTube, publicado al mismo tiempo que el artículo, el líder de la investigación, Kenneth E. Warner de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, dice que la comunidad de salud pública es culpable de “restar importancia al potencial del vapeo para ayudar a los adultos fumadores a dejar de fumar”, y parece exasperado porque “la comprensión de los riesgos del vapeo por parte del público de Estados Unidos se ha deteriorado” debido a la mala comunicación y la desinformación.
En sus conclusiones, el artículo lleva una acusación condenatoria contra la comunidad de salud pública antivapeo al afirmar que “mientras la evidencia sugiere que actualmente el vapeo está haciendo aumentar el abandono del tabaquismo, el impacto podría ser mucho más amplio si la comunidad de salud pública considerara seriamente el potencial del vapeo para ayudar a los fumadores, si estos recibieran información precisa acerca de los riesgos del vapeo y del tabaquismo y si las políticas fueran diseñadas teniendo en cuenta los efectos potenciales en la mente de los fumadores. Eso no está ocurriendo”.
Los autores también tienen poca paciencia para la hipérbole sobre el vapeo juvenil, así que señalan que “tres estudios recientes han concluido que el vapeo probablemente aleja a más personas jóvenes de los cigarrillos de las que anima a fumar”, y que “mientras los grupos de salud pública, los medios, los formuladores de políticas y el público en general se enfocan en el vapeo juvenil, el potencial del vapeo para ayudar a los adultos a dejar de fumar se pierde con demasiada frecuencia”.
Estados Unidos: un paso atrás
Es interesante notar que dos de los quince autores son del Reino Unido, mientras los otros trece viven en Estados Unidos. Mientras en el país europeo académicos de salud pública reconocen los beneficios del vapeo en este ámbito, debe ser frustrante para el contingente americano atestiguar la mezcla caótica de ignorancia y desinformación que prevalece en su país, con sus colegas profesores David Balfour y Robert West observando desde el Reino Unido. Este país actualmente defiende el uso de productos de riesgo reducido en lugar de cigarrillos combustibles, y está viendo resultados impresionantes producto de un ambiente regulatorio abierto a la reducción de daños.
Ha sido claro que en todas las jurisdicciones que favorecen una regulación liberal de los cigarrillos electrónicos el vapeo aumenta mientras el tabaquismo disminuye. Y donde se prohíben los sabores usualmente surge un aumento en las tasas tabaquismo. Aún así, las prohibiciones y restricciones al vapeo y los sabores han sido la conversación principal en Estados Unidos, incluso antes de esta apasionada súplica de los autores del artículo, cuya posición en los círculos de control del tabaco es impecable.
A lo largo de los años ha habido numerosos documentos sobre el vapeo y la reducción de daños. En el Reino Unido, la revisión de evidencia de Salud Pública de Inglaterra concluyó que vapear es 95% menos dañino que fumar. A este hallazgo lo siguió la investigación propia del Colegio Real de Médicos, que encontró lo mismo un año después y prácticamente resolvió el asunto en el Reino Unido.
¿Hay esperanza?
En el video de YouTube, Warner se refiere al innovador reporte de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de 2018, que anunciaba que el vapeo es “substancialmente menos dañino que fumar”. El artículo del 19 de agosto añade un peso considerable a los beneficios del vapeo y probablemente también se convierta en un documento histórico en el debate acerca de la reducción de daños del tabaco.
Sin duda, habrá rechazo al artículo por parte de dudosos comerciantes antivapeo bien financiados, pero la evidencia del beneficio del vapeo a la salud pública es abrumadora y no puede ser por siempre atacada con ideología e insinuaciones. Los 15 expresidentes de SRNT son una voz poderosa y será extremadamente difícil desestimar su llamado a un cambio.
La esperanza es que este último desarrollo pueda cambiar la dirección hacia la aceptación del vapeo en los Estados Unidos, aunque sea unos años después de lo que ya ha ocurrido ampliamente en Reino Unido. El resultado no solo sería una América más progresiva y saludable, sino también una guía para que el resto del mundo comprenda que las alternativas más seguras al tabaquismo deben ser bienvenidas, no temidas.
Este artículo lo tradujo y adaptó al español el equipo de Vaping Today. Publicación original:Top Tobacco Researchers: It’s Time to Rethink Anti-Vape Policies. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.