En un artículo que compara políticas y posturas, el Dr. Roger Bate señala las direcciones opuestas que han tomado estos dos países: “Mientras que el Reino Unido presenta el riesgo de vapear contra fumar, los Estados Unidos solo evalúa el peligro o riesgo absoluto de los productos de vapeo».
“Mientras que el Reino Unido impone impuestos y regulaciones basados en el riesgo relativo de vapear versus fumar, el enfoque de EE. UU. está solo en los riesgos absolutos de los productos de vapeo”, dijo el investigador en temas de salud y escritor Roger Bate. “La prevención frente a nuevos productos niega la capacidad de las personas para probarlos, aunque podrían mejorar sus vidas o reducir sus riesgos relativos. Hay riesgos por vapear, pero son significativamente más bajos en comparación con fumar”.
Doctor en Economía por la Universidad de Cambridge, colaborador en periódicos como Wall Street Journal, Financial Times, New York Times, Washington Post, Lancet, y escritor de más de una docena de libros, en el informe VAPING ON TRIAL: Una comparación de las políticas del Reino Unido y los EE. UU., Bate expone la tendencia de las organizaciones de salud y los grupos de defensa de los EE. UU. a criticar el vapeo sin reconocer los beneficios que brinda a los fumadores que buscan una alternativa menos riesgosa.
Algunos ejemplos
Bate se refiere a ensayos clínicos que utilizan el reemplazo de nicotina para dejar de fumar y que encontraron que el vapeo es más exitoso para dejar de fumar que otros métodos, así como la poca evidencia que respalde la opinión común de que el vapeo es una puerta de entrada al tabaquismo.
Cita un estudio de la red JAMA que muestra el impacto que ha tenido la dirección de las organizaciones de salud de los Estados Unidos sobre el vapeo en los médicos que trabajan en estrecha colaboración con los pacientes que buscan dejar de fumar. El estudio encontró que más del 60 % de los médicos en los EE. UU. creían que todos los productos de tabaco, desde los cigarrillos tradicionales hasta las plumas de vapeo, eran igualmente dañinos. Una gran mayoría de los médicos de los Estados Unidos no recomendarán el vapeo como una estrategia de reducción de daños frente al tabaquismo, lo cual es muy diferente al 44 % de los médicos del Reino Unido que lo recomiendan.
El cuestionario demuestra que la información errónea sobre el vapeo tiene importantes efectos adversos para la salud.
Con respecto al supuesto aumento de usuarios de vapeo entre los jóvenes, los médicos en el Reino Unido estaban más preocupados por el posible comportamiento frente al tabaquismo si se prohibiera el vapeo. El Dr. Bate argumenta que el uso por parte de los jóvenes está por debajo del diez por ciento y, lo que es más importante, se ve compensada por una caída en el tabaquismo entre los jóvenes. El vapeo puede interrumpir las vías que conducen al tabaquismo, un comportamiento de riesgo juvenil mucho más dañino.
¿Y cuál es la conclusión?
En lugar de prohibir o desalentar el uso del vapeo, el Dr. Bate recomienda que Estados Unidos discuta “los beneficios de vapear en relación con los peligros de fumar cigarrillos y no como un tema independiente; [también sugiere] proporcionar información clara y basada en evidencia al público”. A estas recomendaciones se suman las de “imponer impuestos reducidos a los productos de vapeo para alentar a los fumadores de cigarrillos a cambiar a la alternativa menos riesgosa, (…) alentar a la FDA a que apruebe los productos de vapeo como nuevos productos para la reducción de daños, (…) y eliminar las prohibiciones y restricciones de vapeo que empujan a los fumadores a volver a los cigarrillos”.
Vea la publicación completa (en inglés) aquí.
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