Según la Organización Mundial de la Salud, las personas que no fuman pero tienen contacto frecuente con el humo del cigarrillo corren el riesgo de padecer muchas de las enfermedades típicas del consumo del tabaco. ¿Qué pasa con las mascotas?
Un sinnúmero de estudios realizados desde la década de 1940 nos ha dejado más que clara la incidencia del humo de segunda mano y las enfermedades que causa el simple hecho de compartir la misma habitación con un fumador. Sin embargo, poco se ha dicho de que nuestra más agradable, peluda y amorosa compañía también se ve directamente afectada por el humo de segunda mano. Y sí, también existe el de tercera mano, que afecta especialmente a los gatos; el vapeo también representa un peligro para estos felinos.
El humo de segunda mano es el que resulta cuando un tercero fuma y el humo residual es inhalado por quienes están alrededor, aunque no estén fumando. A nosotros como humanos nos afecta directamente el humo del fumador, pero las mascotas, por su comportamiento, también resultan comprometidas por el mal hábito de fumar.
Perros, gatos y pájaros suelen ser las mascotas que comparten el hogar con nosotros. Desafortunadamente un gran número de estos animales de compañía se enferman porque su humano fuma junto a ellos. En el Reino Unido, más de la tercera parte de los fumadores dueños de perros reportaron que su amigo peludo sufre de afecciones médicas debido al tabaquismo, mientras que los catlovers que fuman cerca de sus mascotas han reportado hasta un 40% de casos de enfermedades relacionadas con la inhalación del humo.
¿Quiénes son los más afectados?
Los pequeños felinos presentan enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio, infecciones y alergias. Según un estudio de la Universidad Estatal de Colorado, los perros que tienen hocico largo tienden a desarrollar con más facilidad un cáncer nasal, en comparación con los de hocico pequeño, que son más propensos a sufrir de cáncer pulmonar. Así, el hocico de algunos perros actúa como trampa de partículas, aunque naturalmente debe solo detectar olores, y por eso la incidencia de los tumores nasales crece hasta en un 250%.
Por otra parte, los gatos, al limpiar su pelaje con la lengua como hacen frecuentemente, tienen más riesgo de sufrir tumores orales y problemas gastrointestinales severos. Esto se debe a que todas estas partículas resultantes de fumar se alojan en las superficies de los objetos hogareños, así como en el pelaje de los gatos. Esto se suma a la posibilidad que tienen, al igual que los perros, de desarrollar cáncer de pulmón y linfomas debido a sus pequeñas narices como consecuencia del humo residual. Tristemente, estos peludos tienen el más bajo pronóstico de supervivencia tras una de estas afectaciones.
Los pájaros-mascota también pertenecen al grupo de los animales más sensibles y afectados, pues como sucede en las grandes y polucionadas ciudades, los 7.000 tóxicos presentes en el humo de cigarrillo contaminan el poco aire que circula dentro de un hogar fumador, causando problemas respiratorios y cáncer pulmonar. Además, estos pequeños plumíferos tienden a sufrir de problemas en la piel, el corazón, los ojos y de fertilidad.
La alternativa del vapeo
3 de cada 5 fumadores británicos afirmaron que dejarían el cigarrillo si esto afecta a su mascota. Al contrario, 1 de cada 5 reconoce que no dejaría el cigarrillo pese al daño que puede causarle a su animal de compañía. El vapeo se convierte entonces en una alternativa que no solo mejora la salud del humano, sino que puede evitar una enfermedad en nuestra mascota.
Sin embargo, debemos ser cuidadosos a la hora de vapear junto a perros y gatos, particularmente. El propilenglicol (Pg), un alcohol ampliamente usado en la industria del vapeo para llevar los aromas y la nicotina en el vapor, tiene una interacción negativa con el sistema respiratorio de perros y gatos, genera una irritación notable y conduce a la deshidratación. Los gatos, debido a su hábito de limpieza, lamen partículas de este alcohol alojadas en su pelaje, lo cual puede ser altamente perjudicial para los felinos, puesto que la ingesta continua de propilenglicol puede causar hemólisis de células rojas. Aunque la FDA ha declarado esta sustancia como generalmente segura, este insumo está prohibido en la manufactura de alimentos para gatos.
Dejando a un lado la nicotina, sus vehículos, el glicerol y el propilenglicol, se han identificado como un potencial veneno para las mascotas cuando se ingieren en grandes cantidades. En particular, el consumo de Pg por vía oral es el más riesgoso para perros y, sobre todo, gatos, pues causa una condición llamada anemia hemolítica de cuerpos de Heinz. Por ese motivo es importante mantener los líquidos de cigarrillos electrónicos lejos de su alcance y, para evitar cualquier problema, mantener una buena circulación de aire en el cuarto al momento de vapear junto a las mascotas.
Las partículas suspendidas en el aire producto del “vapor de segunda mano” no son sustancialmente peligrosas para las mascotas. Sin embargo, un entorno continuamente lleno de estas partículas puede significar una acumulación notable para las mascotas, aunque el riesgo es muchísimo menor que con el cigarrillo, cuya carga de toxinas es muchísimo más concentrada y persistente, tanto en el aire como en los objetos del espacio donde se fuma, así como en las colillas y ceniza desechadas.
¿Dejar de fumar por amor?
Los gatos aman tirar al suelo los objetos de los estantes, los perros adoran morder cualquier cosa que encuentren en el camino de su ansiedad, llegando incluso a comer colillas de cigarrillo y líquidos de vapeo, a juguetear con los pods y las resistencias usadas. Claramente, estos compañeros que nos sacan sonrisas se ven muy afectados por el mal hábito del cigarrillo y, por su mayor sensibilidad, el humo de segunda mano resulta altamente tóxico para ellos.
Así, nuestras mascotas se convierten en una nueva razón de peso para cambiar el hábito y juntos llevar una vida más saludable, feliz y longeva.
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