La ley española prohíbe la venta de tabaco a menores de 18 años. Además, hay prohibiciones generales para fumar en muchos lugares públicos. A pesar de ello, el consumo de tabaco sigue siendo una conducta habitual entre los adolescentes españoles, con tasas superiores a la media europea.
En las grandes ciudades españolas nadie se asombra al ver a menores de edad fumando cigarrillos en la calle o en el entorno de colegios e institutos. El tabaquismo entre los jóvenes es tan habitual, corriente y normalizado socialmente que prácticamente no se encuentran titulares en la prensa corporativa llamando la atención sobre datos como el del más reciente informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA), que dice que la «adquisición del hábito de fumar diariamente comienza a los 14,7 años de media, algo más de medio año después de haberlo probado por primera vez». Casi no se ve ningún asombro o desconcierto social con respecto a ese dato.
El informe presenta datos curiosos que revelan la normalización del tabaquismo, que puede estar asociada con una percepción errónea del riesgo relativo de las opciones menos peligrosas para el consumo de nicotina y con las campañas antivapeo, más que con una supuesta y jamás probada «”puerta de entrada» al tabaquismo a través del vapeo.
La Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES), que hace parte del mismo informe, indica que el 38,2 % de los jóvenes españoles entre 14 y 18 años han declarado haber fumado por lo menos una vez. El 39,8 % de los que han declarado haber fumado en los últimos 30 días afirman haber intentado dejar de fumar. El 40 % de estos adolescentes dicen haber visto a sus profesores fumar alguna vez, así como el 60 % dijo haber visto a sus compañeros fumar incluso dentro del recinto escolar.
Por otro lado, entre el mismo grupo etario y con una mayoría de chicos, el 44,3 % indica haber vapeado alguna vez. De acuerdo con el informe, el 87,8 % de los fumadores diarios declararon también haber vapeado y el 60,7 % ha declarado vapear líquidos sin nicotina.
Un dato sobre estos jóvenes fumadores que salta a la vista de muchos expertos en salud pública y defensores de la reducción de daños es el aumento de la prevalencia del consumo del tabaco entre el público femenino, que hoy día llega al 40,9 % entre las chicas de 18 años. En los últimos años se observa que los casos de cáncer de pulmón han ido creciendo justamente entre el público femenino. Según Bartomeu Massuti, jefe de Oncología del Hospital General de Alicante, «cada año se diagnosticaron en España aproximadamente 31 mil nuevos casos de cáncer de pulmón, que crece cada vez más en el sexo femenino, suponiendo ya 1 de cada 4 pacientes».
Incoherencia
Sin embargo, mientras solo en 2021 unos 170 mil menores de edad empezaron a fumar, la gran preocupación de las autoridades siguen siendo los cigarrillos electrónicos. Muy probablemente, un buen número de estos niños fumadores mañana van a figurar como simples números en las estadísticas de los muertos por problemas de salud relacionados con el tabaquismo.
Datos de 2022 de la Oficina Europea de Estadística ponen a España como el noveno país de la región con el mayor número de usuarios de los tradicionales y mortales cigarrillos combustibles. Son 8,8 millones de personas las que consumen a diario cigarrillos a los cuales se suman 928 mil fumadores ocasionales.
Según la encuesta EDADES, llevada a cabo el año pasado, desde 2020 el número de fumadores se ha incrementado en unos 284 mil en España. Los números se acercan a los presentados en la tercera edición del Informe global de la OMS sobre las tendencias en la prevalencia del consumo de tabaco 2000-2025, publicado en 2019, que ha contabilizado 11,1 millones de fumadores.
EDADES revela que un 39 % de la población española declara haber fumado en 2022. De acuerdo con un reciente estudio de SigmaDos divulgado por la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV), el 97 % de los fumadores que lograron dejar de fumar lo han conseguido con los cigarrillos electrónicos. En 2021, la Comisión Europea publicó un informe que contaba unos 536 mil vapeadores en el territorio español, donde cada día fallecen alrededor de 145 personas por enfermedades atribuibles al tabaquismo.
Tabaquismo adolescente en España
Como pasa en casi todo el mundo, el tabaquismo entre los adolescentes en España ha sido un importante y muy discutido problema de salud pública durante muchos años. A pesar de los esfuerzos por reducir las tasas de tabaquismo entre los jóvenes, el consumo de tabaco sigue siendo un comportamiento habitual entre los adolescentes españoles, con tasas superiores a la media europea.
Según el Proyecto de Encuesta Escolar Europea sobre Alcohol y Otras Drogas, que recopila datos sobre el consumo de sustancias entre estudiantes de 15 y 16 años en 35 países europeos, España tiene una de las tasas más altas de tabaquismo adolescente en Europa. La encuesta encontró que, en 2019, el 27 % de los jóvenes españoles de 15 a 16 años informaron haber fumado tabaco al menos una vez en el mes anterior.
Según expertos, hay varios factores que contribuyen a las altas tasas de tabaquismo entre los adolescentes españoles. Uno de los principales factores es la alta prevalencia del tabaquismo entre los adultos en España, que puede contribuir a normalizar el consumo de tabaco y hacerlo más accesible a los jóvenes. Además, la publicidad y la promoción del tabaco siguen estando permitidas en España, lo que puede hacer que fumar parezca más atractivo y socialmente aceptable.
Los esfuerzos para reducir las tasas de tabaquismo entre los adolescentes españoles han incluido campañas para aumentar la consciencia sobre los riesgos para la salud del consumo de tabaco, así como medidas para restringir el acceso a los productos del tabaco, que incluyen a los cigarrillos electrónicos y otras modalidades de administración de nicotina sin combustión. Por ejemplo, está prohibido fumar en lugares públicos, como bares, restaurantes y lugares de trabajo, y la venta de productos de tabaco a menores es ilegal.
A pesar de estos esfuerzos, el tabaquismo entre los adolescentes españoles sigue siendo un importante problema de salud pública. Para abordar este problema será necesario seguir centrándose en la prevención y la educación, así como adoptar medidas más contundentes para restringir la publicidad y la promoción del tabaco y reducir el acceso de los jóvenes a estos productos.
Sin embargo, sigue siendo demasiado difícil de explicar el hecho de que las autoridades españolas ignoren totalmente las confirmaciones de los informes basados en evidencia sobre los productos de riesgo reducido emitidas por entidades como el muy prestigioso Real Colegio de Médicos del Reino Unido. El Control del Tabaco español mantiene su falta de comprensión del tema, su incapacidad de leer datos y de participar del diálogo con la comunidad científica que presenta evidencias y posiciones distintas a la suya.
Esta incapacidad de algunas de las más importantes autoridades españolas para luchar contra los problemas relacionados con el tabaquismo llegó a otro nivel hace pocas semanas. La negligencia y la postura poco democrática se convirtió en el autoritarismo más radical, como se denunció en el artículo «Y, sin embargo, se mueve«, con el boicot al congreso científico internacional organizado por la Plataforma por la Reducción de Daños del Tabaquismo.
Fue justamente en este evento que el Dr. Brad Rodu, uno de los principales investigadores en el tema y profesor de medicina en la Universidad de Louisville, presentó datos muy relevantes acerca de los índices de consumo de tabaco y vapeo entre los adolescentes estadounidenses. Como muestra la tabla de arriba, después de haber revisado los datos de los CDC de la Encuesta Nacional de Tabaco Juvenil de 2022 (NYTS), el Dr. Rodu enseña que «el 1,5 % de los estudiantes de secundaria estadounidenses sin otro consumo de tabaco podrían ser adictos al vapeo de nicotina», lo que contrasta frontalmente con el pánico irreal a la supuesta epidemia de vapeo entre los niños en Estados Unidos, una creencia narrativa muy frecuente entre los activistas del control de tabaco.
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