Nuevos estudios indican que el vapor de los cigarrillos electrónicos modifica poco el ambiente y es mucho menos tóxico que el de los cigarrillos tradicionales (o el de los carros).
Ángel González, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, ha analizado los gases presentes a causa del tránsito de coches sobre calles concurridas en Madrid para compararlos con los resultados del aerosol de un cigarrillo electrónico. “Les puedo decir que para muchos químicos, si vas caminando por una calle cualquiera, estás expuesto a más tóxicos que si inhalas un cigarrillo electrónico. Eso es seguro”, resalta González.
También destaca que vapear es mucho menos nocivo, más de un 90%, en comparación con el cigarrillo. Esto se debe a la gran diferencia de temperatura que hay en la combustión del vapeo o del tabaco calentado. El catedrático indica que «la reducción de daño del tabaco no es una teoría, sino un hecho experimental basado en el análisis químico usando técnicas analíticas altamente sensibles y de alta resolución».
El académico hizo un experimento en una “máquina de fumar” conectada a un cromatógrafo de gases y un espectrómetro de masas. El tolueno, el o-oxileno e incluso la misma nicotina mostraban niveles muy inferiores a los del cigarrillo. Adicionalmente, González recalcó la nula existencia del “vapeador pasivo”, pues la cantidad de nicotina en el aire es insignificante. Sin embargo, «no es que no haya riesgo, sino que hay menos riesgo», recordó.
Ángel González destacó el importante papel que juega el gobierno británico al incluir el vapeo como una alternativa contra el tabaquismo. En un informe publicado en febrero de 2021 expone más de 50 mil casos de “sustitución” exitosa, que evitó que se continuara usando el cigarrillo convencional. También resaltó la importancia de las campañas y el apoyo gubernamental para ofrecerl el vapeo como una alternativa contra el tabaquismo. Para esto “es necesario que la ciencia sea tenida en cuenta”, concluyó.
¿Y en espacios cerrados?
El profesor Joan Grimalt compartió en un video los resultados de un estudio cromatográfico y espectrográfico de los gases y aerosoles presentes en el cigarrillo electrónico, que se compararon con el humo de cigarrillo. Los resultados son contundentes. Frente a una alta presencia de químicos cancerígenos y neurotóxicos en el humo del cigarrillo, tanto en la inhalación como en la exhalación, la cantidad de estos compuestos es mínima en el vapeo. Incluso, el aire de la atmósfera sin vapeadores es muy similar al de una con presencia de vapor en el ambiente.
La presencia de químicos altamente tóxicos como el benzeno, tolueno o los xilenos no ocurre en el vapeo. Tanto en la inhalación como en la exhalación, incluso los niveles de nicotina en el aire no son significativamente diferentes de los una atmósfera normal. Grimalt concluye que las concentraciones de químicos (tolueno, xilenos, benceno, etilbenceno, naftaleno, nicotina, formaldehído e hidrocarburos policíclicos aromáticos) dentro de un cuarto con y sin presencia de vapor no sufren cambios considerables. De hecho, la concentración de estos sigue siendo mucho menor que en cuartos de zonas urbanas.
Gracias a los avances tecnológicos se ha demostrado que el vapeo es la alternativa más segura y eficaz contra el tabaquismo. Estudios como estos e iniciativas como las del Reino Unido respaldan la efectividad de estos dispositivos, brindando información concreta y acertada para establecer políticas de salud públicas actuales, eficaces e integrales.
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