Representantes de APORVAP, la Asociación Portuguesa de Vaporizadores, presentan en el Parlamento un extenso informe con la demanda por una tributación justa y equitativa a los líquidos para vapeo. En Portugal, además del IVA, se añade un impuesto de 3 euros por 10 ml.
Portugal tiene una relación antigua con la nicotina. En el siglo XVI el embajador francés en Lisboa descubrió propiedades terapéuticas en las hojas de tabaco que llegaban del otro lado del Atlántico y que eran utilizadas como exótica decoración en los hogares de los mercadores. Algunas fuentes cuentan que el embajador acabó enviando una muestra para Catalina de Medici, la reina consorte de Francia, para el tratamiento de su migraña crónica (o de uno de sus hijos). El éxito del tratamiento sorprendió a todos, se hizo fama en la corte e introdujo el tabaco, la “hierba de la reina”, entre la nobleza europea.
Años después, las sustancias de las hojas del tabaco en polvo ya eran conocidas e indicadas para el tratamiento de problemas circulatorios, el asma y diversos dolores. Se vendían en boticarios con el nombre de “hierba Nicot”, en homenaje al embajador de Francia en Lisboa, Jean Nicot. Fue solamente en 1828 cuando dos científicos (Reimann y Posselt) estudiaron con profundidad la composición de la planta, aislaron su componente principal y la bautizaron “nicotina”.
¿Qué pasa en la actualidad?
En la segunda década del siglo XXI, con poco más de 10 millones de habitantes y tres millones de fumadores, Portugal presenta una tasa de mortalidad de 14%, lo que corresponde a una muerte cada 50 minutos o alrededor de 12.000 personas al año.
En Portugal, además de cumplir con la normativa europea, la Directiva de Productos de Tabaco (TDP de 2014), los cigarrillos electrónicos están regulados como productos de tabaco y en muchos aspectos se equiparan a los cigarrillos combustibles (Ley de Tabaco 37 de 2007 con añadidos en la Ley 108 de 2015), como la prohibición de uso en locales públicos y el impuesto especial sobre los líquidos de vapeo. Los elevados tributos sobre el vapeo parecen tener relación directa con las tasas de tabaquismo en el país.
Alrededor de 80% de los fumadores portugueses manifiestan el deseo de trocar los cigarros combustibles por el vapeo. Sin embargo, según datos de la Asociación, la tasa de éxito no sobrepasa el 3%. Y una de las causas es justamente la fuerte tributación para el vapeo en el país, que encarece los productos. El salario mínimo en Portugal está fijado en 740,8 Euros al mes. Un paquete de cigarrillos cuesta en promedio 5 euros. Y una botella de líquido para vapear de 50 ml más el nicokit de 10 ml a 20 mg cuesta entre 8 y 14 Euros. También se prohíbe la venta a distancia nacional y transfronteriza, y la venta de cigarrillos electrónicos a través de máquinas expendedoras está restringida.
Desde la introducción de la carga fiscal sobre los líquidos con nicotina en 2015, el número de consumidores y empresas dedicadas a la venta de esos productos de reducción de daños ha disminuido de 500.000 consumidores y 400 empresas, que generaban alrededor de 1500 empleos, a menos de la mitad en los días actuales.
Demanda por una tributación racional
Cristiano Batista y Didio Silvestre, presidente y vicepresidente de APORVAP, estuvieron en el Parlamento portugués y formalizaron la solicitud de una demarcación jurídica propia, justa y equilibrada a los vaporizadores personales para el consumo de nicotina:
“Cada Estado miembro decide la forma y aplicación de cualquier carga tributaria que, a nivel nacional, se refleje en el código de los Impuestos Especiales (IEC)”, explica Cristiano, quien defiende la distinción tributaria entre el vapeo y los productos de tabaco. «En lo que respecta al tabaco, la IEC tiene un doble objetivo financiero. Por un lado, y al igual que otros impuestos, tiene como objetivo la obtención de ingresos; por otro lado, se utiliza para penalizar su consumo, teniendo en cuenta que genera costos sociales que no son tomados en cuenta en la fijación de precios por parte de los agentes económicos privados, pero que deben ser asumidos por los respectivos consumidores. Así, este impuesto tiene una finalidad extrafiscal, siendo un instrumento de políticas sectoriales, es decir, en el caso del tabaco, en el área de la salud”.
“La IEC sobre los líquidos que contienen nicotina, por su magnitud, parece ser regresiva y, por lo tanto, implica una mayor carga financiera y un mayor impacto entre los consumidores con menor poder adquisitivo; la carga fiscal focalizada fomenta las compras transfronterizas, reduciendo significativamente el tejido empresarial del sector, el número de puestos de trabajo y, en consecuencia, los ingresos fiscales”.
Los directores de APORVAP defienden que los impuestos a los líquidos que contienen nicotina se establezcan “de manera racional, reflejando la realidad de cada producto, a fin de evitar consecuencias no deseadas, sin comprometer las metas de salud del Estado”. En ese sentido proponen la aplicación de un IEC de “0,1 euros / ml, con un compromiso de invertir al menos el 50% de este valor a la investigación científica nacional del sector”.
Chipre, Croacia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Grecia, Hungría, Letonia, Polonia y Rumania son países de la Unión Europea que también imponen fuertes impuestos a los líquidos y presentan elevadas tasas de tabaquismo. Una investigación demuestra que cada aumento del 10% en el precio de los productos de bajo riesgo conlleva a un aumento del 11% en las compras de cigarrillos.
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