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La guerra contra la nicotina: cuando prohibir es más fácil que entender

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La ley holandesa redefine autoritariamente lo que entendemos por “producto de tabaco” y pretende ser la clave para un futuro libre de humo. El objetivo parece ser regular preventivamente la industria, impidiendo la introducción de nuevas alternativas potencialmente más seguras, que los fabricantes podrían presentar como una forma de eludir las regulaciones. Sin embargo, las autoridades han caído en la vieja trampa de las prohibiciones excesivas, que, como tantas veces, terminan causando más perjuicios que beneficios.

En Holanda, que ha hecho de la lucha contra el tabaco una bandera de progreso, la reciente ley de 2023 que redefine qué es un “producto de tabaco” parece más un intento desesperado por ganar titulares que una estrategia sensata de salud pública. 

En su afán por declarar la guerra a la nicotina, el gobierno ha decidido que cualquier sustancia que contenga nicotina, incluso si no proviene del tabaco, será tratada como un «producto de tabaco». De esta manera, se apagan no solo los cigarrillos, sino también las esperanzas de quienes buscaban alternativas menos dañinas para seguir viviendo en un mundo libre de humo.

Es una ley que subvierte la lógica, atrapada en la semántica y en una narrativa dicotómica. Sobre la premisa de proteger a las futuras generaciones, el gobierno ha preferido ignorar décadas de investigación sobre la reducción de daños, eliminando de un plumazo cualquier competencia a las alternativas «seguras» y bien aprobadas por la industria farmacéutica: los famosos chicles y parches de nicotina. 

Una vez más, en el terreno de la salud pública, la prohibición reemplaza al diálogo y la educación. Porque, al final, ¿qué es más fácil (y demagógico) que prohibirlo todo?

Una lucha entre el bien y el mal

Desde la narrativa oficial, la cruzada contra la nicotina está teñida de moralismo. Se trata de una batalla épica entre el bien (un futuro libre de humo) y el mal (la adicción a la nicotina, esa sustancia demoníaca). Pero lo que no se dice tan alto es que con esta ley se está cerrando el acceso a productos de reducción de daños, que podrían ofrecer una salida menos tóxica a los fumadores que no logran o no quieren abandonar la nicotina de golpe.

Hans Molenaar, experto en la materia, lo dice sin rodeos: «Es la manera que tiene Holanda de prohibir eficazmente las bolsitas de nicotina». Estas pequeñas bolsas, discretas y sin tabaco, han encontrado su público entre quienes buscan una alternativa menos dañina al cigarrillo. Pero el alcance de la nueva ley es tan amplio que incluso podría acabar prohibiendo alimentos que contengan pequeñas cantidades de nicotina. Porque, ¿por qué no? Si el objetivo es erradicar el mal, ningún detalle es demasiado pequeño.

El documento (ver abajo el original) es claro: «Se prohíbe la comercialización de bolsas de nicotina, que son utilizadas de forma oral, debido a su popularidad entre jóvenes y su capacidad de causar adicción de forma discreta, sin generar humo. Se permite la venta solo de productos de nicotina que estén aprobados como tratamientos médicos para dejar de fumar (como chicles o parches de nicotina)».

¿De qué estamos hablando realmente?

El blanco de esta nueva ley son las bolsitas de nicotina, que, según el Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente (RIVM), son tan adictivas como el tabaco. En 2021, el RIVM concluyó que estas bolsas, aunque no contienen tabaco, son igualmente perjudiciales por su capacidad para crear dependencia. Pero hay una parte de la historia que parece haber quedado fuera del relato oficial: estas bolsitas, al no tener tabaco, eliminan muchas de las toxinas que sí están presentes en los cigarrillos tradicionales.

¿Qué hacer con ese dato? Nada, parece decir el gobierno holandés, que en lugar de regular el uso de estas alternativas con sensatez ha decidido prohibirlas por completo, como si pensara: ¿para qué ofrecer a los fumadores opciones menos peligrosas cuando podemos condenar cualquier alternativa que no encaje en nuestro plan utópico de un futuro sin nicotina?

¿Se trata de miedo a lo nuevo o miedo a la competencia? La proliferación de productos «libres de tabaco» ha sido rápida y sostenida. Desde los cigarrillos electrónicos hasta las nicotine pouches, la industria ha evolucionado bajo los intereses de los propios consumidores, intentando ofrecer a los fumadores opciones menos dañinas. Pero en lugar de adaptarse a esta nueva realidad y regular con inteligencia, los Países Bajos han optado por frenar cualquier avance. Las bolsitas de nicotina, aunque menos dañinas, ahora enfrentan las mismas restricciones que el tabaco: prohibición de publicidad, limitaciones de venta y más.

¿Quiénes ganan? ¿Quiénes pierden? La ley es reciente, pero su impacto ya es palpable. En una investigación de marzo de 2022, tres cuartas partes de los jóvenes holandeses conocían las bolsitas de nicotina y un cuarto de ellos ya las había probado. Presentadas como discretas y menos peligrosas que el cigarrillo, han encontrado su lugar, sobre todo entre los adolescentes que fuman.

Lo que parece haber inspirado al gobierno es la prohibición del snus, ese producto de tabaco masticable que solo está permitido en Suecia. Al igual que el snus, las bolsitas de nicotina permiten un consumo discreto, difícil de detectar en lugares donde fumar está prohibido. Pero prohibir estas alternativas niega la posibilidad de que los fumadores migren a productos menos tóxicos. Y, en un sorprendente giro, la ley parece ignorar el hecho de que estas alternativas podrían estar salvando vidas.

¿Proteger o castigar?

En su misión casi religiosa de erradicar la nicotina, el gobierno holandés ha optado por prohibir primero y hacer preguntas después. Todo lo que contenga nicotina, sin importar su nivel de riesgo, es puesto en la misma categoría. Al cerrar la puerta a las alternativas menos peligrosas contradice el principio de reducción de daños. Se niega, en efecto, la posibilidad de que los fumadores migren a opciones más seguras y que pueden proporcionar mejor calidad de vida.

¿De verdad creen que quienes están atrapados en la adicción al tabaco abandonarán el hábito solo porque se les prohíbe una alternativa menos dañina? Lo más probable es que no. Seguirán fumando, aferrados a la opción más peligrosa para su salud: el cigarrillo tradicional.

Holanda ha hablado: en su visión de un futuro sin humo, la nicotina no tiene cabida en ninguna de sus formas. Sin embargo, queda por ver si esta estrategia de prohibición salvará vidas o, irónicamente, condenará a miles de fumadores a seguir consumiendo el producto más peligroso de todos: el tabaco.

Prohibiciones, crimen organizado y dilemas del gobierno

Recientemente, las bolsitas de nicotina han sido prohibidas en los Países Bajos bajo regulaciones alimentarias destinadas originalmente a los hongos. Según una fuente, esta decisión se basó en un informe de la NVWA/RIVM, pero la controversia reside en que el entonces ministro de salud no solicitó una evaluación sobre los posibles daños de las bolsitas. 

En lugar de eso, la orden fue clara: «encuéntrenme una forma de prohibir esto».

Nuestra fuente también alertó que tan solo seis meses después de la entrada en vigor de la prohibición, la policía de Ámsterdam publicó un video alertando sobre el crimen organizado que estaba obligando a menores a vender estas bolsitas. 

No fue la última sorpresa. Un tiempo después, una investigación periodística reveló el testimonio de un joven que había sido coaccionado para distribuirlas. Lo más preocupante de su relato fue su optimismo ante la posible prohibición de los sabores en los dispositivos de vapeo, pues preveía que esa medida expandiría su clientela para incluir también a adultos.

El Ministerio de Salud, que ha sido dividido en dos secciones en la última década, con una parte enfocada en el tabaco y otra en drogas como la marihuana, parece vivir en una ironía regulatoria. Mientras una parte del ministerio finaliza las regulaciones para legalizar el cultivo de marihuana con fines comerciales, los dispositivos de vapeo con THC permanecen prohibidos bajo la directiva europea de productos del tabaco (TPD). Al parecer, el gobierno neerlandés sigue favoreciendo el consumo de productos fumables por encima de alternativas potencialmente menos dañinas, como el vapeo.

El panorama refleja un desconcertante enfoque sobre la salud pública y las sustancias recreativas en el país, donde las políticas parecen oscilar entre prohibiciones rígidas y la permisividad ante mercados emergentes.


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Amante y férreo defensor del vapeo y de la reducción de daños del tabaquismo a través de los dispositivos de administración de nicotina. Publica y diseña lo que el equipo de VT y sus colaborares escriben.

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