El 1 de enero de 2024, la prohibición de sabores en los líquidos de cigarrillos electrónicos sacudió a la comunidad de vapeadores de Países Bajos. Esta medida, justificada por proteger a los más jóvenes, ha generado un efecto dominó y, según los testimonios de los usuarios, ha fallado en su objetivo principal. El resultado ha sido un incremento de la recaída en el tabaco entre exfumadores y un mercado negro en expansión. La medida, lejos de resolver los problemas de salud pública, ha empujado a los vapeadores a opciones más peligrosas, dejando en evidencia la complejidad de las políticas bienintencionadas pero mal ejecutadas.
En los Países Bajos, la prohibición de sabores para vapear distintos al del tabaco fue una decisión que intentaba abordar un problema de salud pública: el creciente uso de cigarrillos electrónicos entre menores de edad. Sin embargo, los resultados obtenidos hasta ahora indican que la realidad es mucho más compleja y que las consecuencias de esta política están lejos de ser las esperadas.
Una encuesta reciente, llevada a cabo por Acvoda, una organización que representa a los usuarios de cigarrillos electrónicos en los Países Bajos, revela un panorama desolador para los vapeadores, quienes se enfrentan a nuevas dificultades para acceder a productos que consideraban una alternativa más segura al tabaco.
Los datos recopilados de 907 participantes, con una edad promedio de 52 años, exponen una serie de efectos no previstos por las autoridades y muestran que, tras la implementación de la prohibición, muchos usuarios han vuelto a fumar cigarrillos tradicionales. Del 7,4% de los vapeadores que dejaron de usar cigarrillos electrónicos tras la prohibición, el 3,63% regresó al tabaco, lo que subraya el fracaso de la medida para mantener a los usuarios alejados del tabaquismo.
¿Por qué ocurrió esto?
Los vapeadores que participaron en la encuesta mencionaron varias razones por las cuales no han podido dejar de fumar tabaco o han recaído después de intentar usar cigarrillos electrónicos sin sabores.
Algunos simplemente no encontraron el sabor del tabaco atractivo. Otros mencionaron que la desaparición de los sabores que solían consumir fue un detonante directo para regresar a los cigarrillos. «El sabor a tabaco es muy peligroso porque después de probarlo sentí inmediatamente el deseo de fumar de nuevo», mencionó uno de los encuestados.
Además, la prohibición no solo eliminó los sabores, sino que complicó el acceso a los cigarrillos electrónicos en general. Los vapeadores ahora se ven obligados a viajar largas distancias para encontrar tiendas especializadas o, en su defecto, deben recurrir a mercados ilegales o proveedores en el extranjero. «No necesito esa ‘basura ilegal’», comentó un usuario que ahora debe cruzar las fronteras para comprar sus productos. Para aquellos con movilidad reducida o enfermedades crónicas, la situación es aún más grave, ya que dependen de compras en línea que ahora están prohibidas.
¿Quiénes son los más afectados?
Inexorablemente, los principales afectados por esta medida son aquellos que habían logrado dejar de fumar tabaco gracias a los cigarrillos electrónicos. La mayoría de los encuestados expresaron que no tienen planes de dejar de vapear, ya que dejaron de experimentar problemas de salud desde que abandonaron los cigarrillos convencionales.
Muchos reportan mejoras significativas en su bienestar general: ya no tosen, pueden subir escaleras sin quedarse sin aliento e incluso hay casos como el de un usuario que «recuperó su vida» después de cambiar al vapeo, pasando de estar postrado en cama por problemas cardíacos a convertirse en un deportista activo.
El sentimiento de frustración entre los vapeadores holandeses es palpable. Se sienten incomprendidos y abandonados por las políticas gubernamentales que, según ellos, se basan en rumores y mala información. «No entiendo qué están haciendo el gobierno y muchos médicos al decir que usar cigarrillos electrónicos es tan dañino como fumar. No es cierto», declaró un usuario.
¿Se puede considerar exitoso un enfoque que, en lugar de disminuir el daño, empuja a los usuarios hacia opciones más peligrosas?
¿A dónde va esta situación y cómo se resuelve?
El futuro de la prohibición de sabores en los Países Bajos es incierto. La medida parece estar empujando a los usuarios a comportamientos más riesgosos, como la compra de productos en mercados ilegales, y alejándolos de alternativas menos dañinas. La asociación Acvoda, a través de sus encuestas, ha dejado claro que esta política ha fallado en proteger a los jóvenes y, en cambio, ha perjudicado a adultos que intentaban llevar una vida más saludable.
Este caso plantea preguntas fundamentales sobre cómo se diseñan y aplican las políticas de salud pública: ¿Se puede considerar exitoso un enfoque que, en lugar de disminuir el daño, empuja a los usuarios hacia opciones más peligrosas? ¿Qué sacrificios son aceptables en nombre de la protección de los jóvenes cuando los adultos que han dejado de fumar se ven obligados a volver a hacerlo?
La experiencia holandesa podría servir como una lección para otros países que consideren políticas similares. Como subraya un encuestado, «Entendemos la preocupación por los jóvenes, pero no entendemos por qué debemos cargar con las consecuencias».
En lugar de resolver un problema, la prohibición parece haber creado un nuevo laberinto de humo, donde los vapeadores se encuentran atrapados entre la necesidad de cuidarse y las barreras impuestas por un malentendido de la salud pública.
Este tema no es solo una cuestión de regulaciones y restricciones; es una cuestión de entender las verdaderas necesidades y comportamientos de los usuarios de nicotina. La prohibición de sabores no ha eliminado el problema, sino que lo ha ampliado y trasladado a otras áreas, posiblemente más difíciles de controlar y potencialmente más dañinas.
Los resultados de la encuesta son una llamada de atención para que los responsables de las políticas reconsideren su enfoque y busquen soluciones que realmente protejan la salud pública sin sacrificar a aquellos que ya han hecho grandes esfuerzos para dejar de fumar tabaco.
En este nuevo escenario, donde las políticas de salud pública y los derechos individuales y colectivos se enfrentan, la narrativa de los vapeadores holandeses se convierte en un testimonio de la complejidad y las contradicciones que pueden surgir cuando las buenas intenciones chocan con la realidad. La lucha por un futuro libre de humo continúa, pero la pregunta persiste: ¿Hay límites? Y, ¿a qué costo?
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