Recaer no significa empezar de cero; es volver con más experiencia y claridad

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En la primera parte de esta conversación con el Dr. Colin Mendelsohn miramos el mapa general: constatamos los límites de los tratamientos tradicionales y despejamos malentendidos sobre la nicotina. En la segunda, abrimos otra puerta posible: la reducción de daños como vía realista para quienes no consiguen —o no quieren— llegar a la abstinencia total de inmediato. En la tercera, entramos al consultorio y vimos cómo prescribir no es imponer, sino construir, junto al paciente, un plan que tenga sentido en su vida real.
En esta cuarta parte damos un giro clave: dejamos de hablar sólo de decisiones y empezamos a hablar de tropiezos. De deslices, recaídas, estrés y preparación emocional. De cómo transformar “otro intento fallido” en información valiosa para el siguiente paso, y de por qué recaer no significa volver a cero, sino regresar con más experiencia y claridad.


Dr. Mendelsohn, muchas personas fumadoras enfrentan varios intentos fallidos antes de lograr dejar de fumar y eso puede resultar profundamente desalentador. Desde su experiencia, ¿cómo pueden los médicos ayudar a resignificar estos “fracasos” como parte del proceso, fortaleciendo la resiliencia y aumentando las probabilidades de éxito a largo plazo?

La mayoría de las personas fumadoras pasan por varios intentos fallidos antes de conseguir dejar el tabaco definitivamente. Con el tiempo, muchas se rinden, convencidas de que nunca lo lograrán. Algunas atribuyen este fracaso a una supuesta falta de fuerza de voluntad, pero eso es sólo una parte de la historia.

Cuando la motivación está presente, lo que realmente determina el éxito es una planificación adecuada, el apoyo continuo y el uso de estrategias bien adaptadas al perfil de cada persona. Al ofrecer un entorno de acogida y comprensión, el profesional sanitario tiene un papel fundamental: normalizar los tropiezos como parte natural del proceso de cesación.

¿Entonces, más que como un retroceso, deberíamos entender la recaída como una fase educativa —a veces necesaria— del proceso de dejar de fumar? ¿Cuál es el papel del médico al transmitir esta idea sin desmotivar al paciente?

Exactamente. Es esencial reconocer que los deslices y las recaídas son componentes comunes —y muchas veces inevitables— en el camino para dejar de fumar. Un resbalón no tiene por qué verse como una derrota, sino como una oportunidad para entender mejor la propia conducta. Por ejemplo, un intento con chicles de nicotina puede fracasar si la dosis es inadecuada o si la técnica de masticación no es la correcta —algo que, corregido en un segundo intento, puede aumentar significativamente las probabilidades de éxito—. En lugar de etiquetar estas experiencias como “fracasos”, resulta más útil verlas como etapas de aprendizaje: cada intento aporta lecciones valiosas para el siguiente.

Otro ejemplo es el paciente que suele recaer al consumir alcohol. Identificar este desencadenante permite anticipar estrategias de prevención, como evitar las bebidas alcohólicas en las primeras fases del proceso.

El estrés, por su parte, es una de las causas más frecuentes de recaída. Aprender a gestionarlo de forma consciente —mediante técnicas de relajación, ejercicio físico, apoyo psicosocial— puede ser decisivo. Lo mismo ocurre con el aumento de peso, que puede minimizarse con pequeños ajustes en la alimentación y en la rutina de actividad física.

Lo más importante es insistir: no te rindas. Cada intento es una oportunidad de autoconocimiento y de construcción de nuevas herramientas. Si una estrategia no funcionó, prueba otra. Analiza qué falló. Busca apoyo. Nunca es tarde para dejar de fumar.

Los deslices —como fumar uno o dos cigarrillos— y las recaídas completas —cuando se retoma el hábito con regularidad— son más comunes en las primeras semanas tras la cesación. Estos episodios suelen indicar la necesidad de reforzar el apoyo, ajustar la dosis de medicación o revisar las estrategias conductuales.

Planificar con antelación es esencial para evitarlos. Reflexionar sobre posibles desencadenantes —como el café, el alcohol o la convivencia con personas fumadoras— y preparar respuestas anticipadas puede marcar la diferencia. Evitar contextos de alto riesgo en las primeras semanas, como fiestas o reuniones sociales asociadas al tabaco, es una elección estratégica, no un sacrificio.

Y algo fundamental: si tienes un desliz, no te culpes. Le pasa a muchísima gente. Recuerda tu motivo para dejar de fumar, sea respirar mejor, ahorrar, dar buen ejemplo o reducir el riesgo de enfermedades graves. Lo importante es recuperarse rápidamente y evitar que un desliz se convierta en una recaída completa. Reflexiona sobre lo que lo desencadenó y cómo podrías reaccionar de forma diferente la próxima vez. Y, sobre todo, continúa con el tratamiento, incluso después de un tropiezo. La medicación ayuda a retomar el control y seguir adelante.

Hablemos de preparación. En su opinión, ¿qué importancia tiene que el paciente esté preparado emocional y mentalmente antes de iniciar el proceso para dejar de fumar?

Dejar de fumar es, sin duda, un desafío significativo y, en ciertos casos, puede ser preferible posponer el intento si el paciente atraviesa un periodo de estrés agudo. Sin embargo, es importante no utilizar el estrés como excusa para aplazar indefinidamente la decisión. El estrés forma parte de la vida y esperar el momento perfecto puede equivaler a no dejarlo nunca.

En personas con trastornos de salud mental, lo ideal es estabilizar el cuadro antes de iniciar la cesación. El apoyo de un médico o psiquiatra de confianza es esencial en estos casos. La ansiedad tiende a intensificarse al principio del proceso, lo que puede aumentar el riesgo de recaída. Por eso es importante adoptar con antelación estrategias de regulación emocional.

Aprender técnicas simples, como la respiración profunda o la meditación, puede ser de gran ayuda. La práctica regular de ejercicio físico mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y los deseos de nicotina. Participar en actividades placenteras —como escuchar música, leer, socializar o practicar yoga— también puede hacer que el proceso sea más llevadero y eficaz.

Aunque la nicotina ayuda a aliviar la ansiedad y mejora el estado de ánimo —como señaló Benowitz³⁷—, el acto de fumar en sí también es fuente de estrés. Esto ocurre porque los niveles de nicotina en el organismo caen entre cigarrillo y cigarrillo, provocando síntomas de abstinencia que aumentan la ansiedad y el nerviosismo. Cuando se deja de fumar, estos episodios repetidos de abstinencia a lo largo del día desaparecen.

De hecho, las investigaciones indican que las personas fumadoras se sienten más relajadas y menos deprimidas tras dejar el tabaco³⁸, además de experimentar una mejora significativa en su calidad de vida³⁹. Mostrar estos beneficios a quienes están ansiosos o estresados puede convertirse en un potente catalizador del cambio, ayudando a despertar la motivación necesaria para iniciar el proceso de cesación.

Uno de los principales beneficios del vapeo es precisamente este: permite que las personas usuarias sigan disfrutando de los efectos de la nicotina, pero sin los daños asociados al consumo de tabaco tradicional.  

Usted mencionó que una buena preparación comienza incluso antes del día marcado para dejar de fumar. En este contexto, ¿qué pasos concretos debería dar el paciente durante las primeras 24 horas tras tomar esta decisión? ¿Y de qué forma puede el médico brindar el mejor apoyo en ese momento tan decisivo?

Lo ideal es que la decisión de dejar de fumar se tome con una planificación cuidadosa, reservando algunos días para una preparación adecuada. Una estrategia útil es realizar una evaluación profunda de los pros y los contras de fumar, un ejercicio que refuerza la motivación y aclara los motivos personales que sustentan la decisión de dejar el tabaco. Este proceso de reflexión puede complementarse con la elaboración de un diario en el que el paciente registre cada cigarrillo fumado, los motivos que le llevaron a fumar y las posibles formas de evitar esa conducta en el futuro. Esto permite una comprensión más clara de los propios hábitos de consumo y facilita el desarrollo de estrategias de afrontamiento más eficaces.

Iniciar un programa de actividad física puede ser sumamente beneficioso durante este proceso. El ejercicio regular es una herramienta poderosa en el camino para dejar de fumar: mejora el estado de ánimo, alivia la ansiedad y ayuda a reducir el estrés. Al mismo tiempo, conviene considerar otros cambios en el estilo de vida que respalden esa decisión. Mantenerse ocupado con nuevas actividades cotidianas, adoptar una alimentación más saludable y evitar fumar dentro de casa o en el coche son pequeños pasos que pueden marcar una gran diferencia.

Otro aspecto a tener en cuenta es la reducción del consumo de cafeína, ya que los niveles de cafeína en el organismo tienden a aumentar tras dejar de fumar. Para evitar efectos indeseados, se recomienda reducir a la mitad el consumo de café u otras fuentes de cafeína. El alcohol también es un desencadenante habitual del tabaquismo, por lo cual evitarlo durante las dos o tres primeras semanas tras abandonar el tabaco es una estrategia prudente.

Buscar apoyo social es otra táctica fundamental. Informar a amistades y familiares sobre la decisión de dejar de fumar y pedir su apoyo puede tener un impacto muy positivo en la motivación. Además, dejar de fumar es una conquista importante y establecer pequeñas recompensas a lo largo del proceso puede ayudar a mantener el foco y el entusiasmo. Estas acciones combinadas fortalecen el compromiso y aumentan significativamente las probabilidades de éxito en la cesación tabáquica.

Del mismo modo, es importante consultar a un médico para evaluar la necesidad de ajustar la dosis de otros medicamentos, ya que algunos pueden requerir modificaciones tras la interrupción del tabaco. Si se está utilizando fármacos para la cesación, es fundamental iniciar el tratamiento con antelación —generalmente entre una y dos semanas antes de la fecha prevista para dejar de fumar—.

Otro elemento que puede contribuir al éxito es realizar una limpieza profunda del entorno cotidiano. Considere hacer una limpieza en casa y en el coche para eliminar el olor a tabaco, o pedir una cita con el dentista para una limpieza profesional. Esto puede reforzar una sensación de frescor y renovación, actuando como un impulso motivacional adicional para mantener el compromiso de dejar el tabaco.

Elegir una fecha específica para dejar de fumar —dentro de las dos próximas semanas— puede ayudar a mantener el foco y prepararse mentalmente para el cambio. No obstante, si siente que está listo para dejarlo de inmediato, es importante actuar sin dudar, para no perder el impulso motivacional.

Asegúrese de deshacerse de todos los cigarrillos, preferiblemente destruyéndolos. Aplastarlos y tirarlos por el inodoro es una estrategia eficaz para evitar la tentación de recuperarlos de la basura. También se aconseja eliminar ceniceros, mecheros, cerillas y cualquier otro objeto asociado al hábito de fumar, con el fin de reducir las tentaciones.

Estas acciones contribuyen a crear un entorno que refuerza el compromiso y facilita la transición hacia una vida sin tabaco.

La primera semana después de dejar de fumar suele ser especialmente difícil, ya que es cuando los síntomas de abstinencia de la nicotina se manifiestan con mayor intensidad. La mayoría de las recaídas se producen en este periodo, lo que hace fundamental el uso correcto de la medicación y en dosis apropiadas.

Si los síntomas de abstinencia resultan especialmente molestos, puede ser necesario ajustar la dosis bajo supervisión médica. Además, durante esta fase inicial, es esencial evitar los desencadenantes personales y las situaciones de alto riesgo, como el consumo de alcohol, que puede intensificar el deseo de fumar. Por este motivo, evitar bebidas alcohólicas en las primeras semanas puede ser una estrategia eficaz para mantener el compromiso con la cesación, hasta que se sienta más seguro y confiado en su decisión.

Las primeras semanas suelen ser las más desafiantes. ¿Cómo puede un paciente prepararse emocionalmente para afrontar los síntomas de abstinencia? ¿Y qué estrategias han demostrado ser más eficaces para mantener la motivación y evitar recaídas?


Es fundamental que los pacientes comprendan el proceso de dejar de fumar y estén preparados para enfrentar los desafíos de las primeras semanas. Los síntomas de abstinencia pueden resultar incómodos, especialmente en personas con fuerte dependencia a la nicotina, y pueden persistir hasta un mes. Sin embargo, es importante recordar que estos síntomas disminuyen progresivamente con el tiempo y que la constancia es clave para el éxito. Los síntomas más comunes incluyen irritabilidad, frustración, ansiedad, dificultad para concentrarse, aumento del apetito, inquietud, estado de ánimo deprimido e insomnio.

Un punto crucial es asegurar que los pacientes estén utilizando correctamente su tratamiento o medicación prescrita. Un error frecuente, sobre todo al inicio de la terapia sustitutiva con nicotina, es usar una cantidad insuficiente, generalmente debido a ideas equivocadas sobre su seguridad. Es esencial que los pacientes comprendan que, aunque la nicotina es responsable de la dependencia, es relativamente inocua si se compara con otros componentes del humo del tabaco. La nicotina debe administrarse en dosis adecuadas para controlar los síntomas de abstinencia y los deseos de fumar. La dosis correcta es aquella que funciona para cada persona, ya que algunos pacientes pueden necesitar cantidades mayores que otros.

Del mismo modo, en el caso de quienes utilizan cigarrillos electrónicos, encontrar la concentración ideal de nicotina es esencial. Los pacientes deben probar distintos dispositivos y niveles de nicotina hasta encontrar la combinación que proporcione el mejor resultado —incluido el sabor, que debe resultar agradable para cada persona—. Este enfoque personalizado puede aumentar significativamente las probabilidades de éxito en el proceso de dejar de fumar.

Doctor, más allá de los cigarrillos electrónicos, los parches, las pastillas o los inhaladores, ¿cuál es el lugar del apoyo emocional —tantas veces invisible, pero profundamente decisivo— en el proceso de dejar de fumar? ¿Y cómo puede el entorno cercano convertirse en aliado —y no en obstáculo— en esta batalla que tantas veces se libra en silencio?

Aunque los síntomas de abstinencia disminuyen con el tiempo, el deseo de fumar puede persistir durante años. Por eso, quienes han dejado de fumar deben mantenerse alerta y preparados para enfrentar los desencadenantes ajustando su rutina diaria para reducir el riesgo de recaída, como ya se mencionó anteriormente. Mantenerse ocupado, gestionar el estrés, reducir el consumo de alcohol y cafeína y practicar ejercicio físico de forma regular son estrategias clave para reforzar el compromiso con el abandono del tabaco y prevenir recaídas.

Dejar de fumar puede ser un desafío emocional muy intenso para muchas personas y el apoyo emocional desempeña un papel crucial en este proceso. Abandonar el tabaco puede ser algo abrumador, así que el acompañamiento de un profesional sanitario, de la familia o de amistades puede ser determinante para atravesar los momentos más difíciles. Estrategias como la práctica regular de ejercicio físico, técnicas de relajación, yoga, lectura, escucha de música y apoyo psicológico profesional son especialmente beneficiosas, sobre todo en personas con trastornos de salud mental. Estas prácticas no sólo ayudan a gestionar el estrés, sino que también ofrecen formas saludables de lidiar con las emociones que emergen durante el proceso de cesación.

Las consultas médicas regulares pueden tener un valor inmenso. El profesional puede ofrecer orientación práctica, reforzar la confianza del paciente y garantizar un apoyo constante. Un enfoque positivo, empático y un acompañamiento cercano pueden marcar la diferencia entre alcanzar el éxito o sufrir una recaída.

Por otro lado, es esencial comprender que las recaídas forman parte natural del proceso de dejar de fumar y no deben interpretarse como fracasos. Son acontecimientos frecuentes en los esfuerzos por abandonar el tabaco y deben tratarse como oportunidades de aprendizaje. Lo más importante es no rendirse: aprender de los errores, ajustar las estrategias y seguir intentándolo hasta alcanzar el objetivo final de dejar de fumar de forma permanente.

Referencias

37. Benowitz, N. L., St Helen, G., & Liakoni, E. (2021). Clinical Pharmacology of Electronic Nicotine Delivery Systems (ENDS): Implications for Benefits and Risks in the Promotion of the Combusted Tobacco Endgame. Journal of clinical pharmacology, 61(Suppl 2), S18–S36. 
 
 

38. Taylor, G., McNeill, A., Girling, A., Farley, A., Lindson-Hawley, N., & Aveyard, P. (2014). Change in mental health after smoking cessation: systematic review and meta-analysis. BMJ (Clinical research ed.), 348, g1151.  
 
 

39. Goldenberg, M., Danovitch, I., & IsHak, W. W. (2014). Quality of life and smoking. The American journal on addictions, 23(6), 540–562. 
 


Si estas páginas te han ayudado a mirar tus intentos previos con menos culpa y más curiosidad, te invitamos a seguir el recorrido hasta el final. El 19 de diciembre de 2025 publicaremos la última entrega de esta entrevista, donde el Dr. Mendelsohn se adentra en el minuto a minuto de la primera semana sin cigarrillos, en las rutinas que se reconfiguran y en lo que ocurre cuando, por fin, el tabaco deja de ocupar el centro de la escena. Una invitación a acompañar las dos partes finales con la misma pregunta de fondo: no sólo cómo dejar de fumar, sino cómo aprender a vivir plenamente sin el cigarrillo.


Este artículo fue traducido y adaptado al español por el equipo de Vaping Today. Publicación original: Libro Las Certezas Salvajes — Ensayo sobre la historia, la farmacología, los efectos y los imaginarios sistémicos de la nicotinay del e-book Além da Força de Vontade (Más allá de la fuerza de voluntad). Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.

Claudio Teixeira
Claudio Teixeirahttps://claudioteixeira.substack.com
Claudio Teixeira es periodista y editor de la Agencia C3PRESS, The Vaping Today y Disobedient Margins. Vive en Brasil.

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