¿Qué pasa si estoy sentado cerca de un vapeador sin mascarilla? Un nuevo estudio muestra que los cigarrillos electrónicos solo agregan un 1 % de riesgo en comparación con la inevitable respiración continua.
Las restricciones impuestas por los dos últimos años de pandemia poco a poco van llegando a su fin, pero el temor a los contagios de COVID-19 aún genera dudas entre los ciudadanos de todas las naciones. ¿Será seguro comer en restaurantes? ¿Cuál es el nivel de riesgo asociado a las actividades sociales dentro de espacios cerrados?
Sorprendentemente, existe una falta de conocimiento sobre la posible transmisión de COVID-19 a través de exhalaciones de aerosol de cigarrillos electrónicos. Este es un tema relevante: la creciente popularidad del vapeo como una forma más segura de consumo de nicotina y la posibilidad de vapear dentro de espacios cerrados han dado lugar a la necesidad de estimar el posible riesgo de transmisión aérea del virus Sars-Cov-2 asociado a las exhalaciones de cigarrillos.
El Dr. Roberto A. Sussman, del Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México, en compañía del profesor Riccardo Polosa, del Centro de Excelencia para la Aceleración de la Reducción de Daños (CoEHAR) de la Universidad de Catania, y Eliana Golberstein, de Myriad Pharmaceuticals Limited basada en Nueva Zelanda, han desarrollado un modelo de riesgo teórico para explicar cómo la visibilidad del aerosol del cigarrillo electrónico exhalado tiene implicaciones de seguridad que están ausentes en otras actividades respiratorias. El estudio, “Modelado analítico y evaluación de riesgos de la transmisión aérea del virus SARS-CoV-2 a través de expiraciones de vapeo en microentornos compartidos”, analizó el riesgo de contagio en escenarios de hogar y restaurante, con ventilación natural y mecánica, con ocupantes que no usan mascarillas.
Hallazgos
Increíblemente, las personas cercanas a un vapeador infectado que usa un cigarrillo electrónico en el hogar o en un restaurante enfrentan un aumento del 1 % en el riesgo de contagio en comparación con el caso de control de una respiración normal (sin vapear) dentro de espacios cerrados. Este riesgo añadido relativo aumenta del 5 al 17 % para vapeo de alta intensidad y hasta el 260 % al hablar durante varios períodos y al toser.
Todos los datos deben considerar factores como variantes de COVID-19, estado de vacunación y factores ambientales (variaciones de temperatura y humedad, contaminación del aire y dinámica atmosférica). Dada la ausencia de datos empíricos sobre este tema, los investigadores asumieron como hipótesis de trabajo que todas las actividades respiratorias se veían igualmente afectadas por estos factores.
“Es bien sabido que el COVID-19 es una enfermedad que se transmite principalmente por pequeñas partículas en el aire”, explicó Roberto Sussman. “Estudiar qué tipo de actividades respiratorias pueden agregar riesgos extra es fundamental. El modelo de riesgo en el estudio, incluso con limitaciones específicas, explica que el vapeo normal solo agrega un 1% de riesgo en un escenario de hogar o restaurante. Además de este hecho, los transeúntes cercanos a un vapeador pueden visualizar la emisión de aerosol y esto representa un extra intuitivo de precaución que les puede ayudar a evitar partículas infectadas”.
Algunas conclusiones
«No estigmaticemos más a los vapeadores», agregó el profesor Polosa. “Este es el primer estudio que evalúa teóricamente el riesgo de contagio del vapeo en espacios interiores. Por supuesto, la pandemia de COVID-19 es un fenómeno muy complejo y el modelo que desarrollamos debe adaptarse a la luz de posibles variantes virales, medidas de seguridad como cubrebocas y campañas de vacunación. Sin embargo, está claro que vapear solo agregó un pequeño porcentaje de riesgo de contagio, menos que las actividades respiratorias normales como hablar y toser. En este momento tan crucial, cuando todo el mundo está tratando de volver a la normalidad, es importante recordar que debemos confiar en la ciencia y el desarrollo de soluciones médicas para acabar con esta pandemia para siempre, en lugar de preocuparnos por un hábito, como el vapeo, que puede salvar la vida de los fumadores de todo el mundo”.
Un estudio innovador
El estudio consideró los datos inferidos sobre los volúmenes corrientes exhalados, las tasas de emisión, el tipo de gotitas respiratorias y las distancias de exhalación, así como la visibilidad de estas exhalaciones. Los investigadores se centraron en la exposición al virus COVID-19 potencialmente transportado por una masa de gotitas ya emitidas y presentes en espacios interiores, sin considerar si la exposición fue directa o indirecta.
Es seguro asumir que las personas que comparten espacios interiores evitarán la exposición a los flujos respiratorios directos y, por lo tanto, en su mayoría estarán sujetos a la exposición indirecta por gotitas que quedan en el ambiente conocidas en la literatura médica como «aerosoles». Otro aspecto a evaluar es la importante reducción del tiempo de exposición debido a la naturaleza intermitente y episódica del vapeo.
Los escenarios considerados fueron diferentes: una vivienda (un vapeador infeccioso y tres familiares expuestos), un restaurante con 30 comensales con ventilación natural (manteniendo una puerta abierta) y el mismo restaurante dotado de ventilación mecánica.
El uso de mascarillas no se consideró en la evaluación de riesgos. Incluso en un escenario de restaurante o bar, es probable que los clientes permanezcan sin mascarilla durante períodos prolongados porque deben quitarse para comer y beber (como con el vapeo). Una vez fuera de la zona de exposición directa (visible y delimitada para vapear), los transeúntes con mascarillas se enfrentarían prácticamente a los mismos riesgos por exposición indirecta que en los espacios en los que no se vapeó.
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