El Día Mundial Sin Tabaco se celebra el 31 de mayo de cada año, y 2020 no ha sido un éxito para los esfuerzos del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la Organización Mundial de la Salud, especialmente en los países en desarrollo. Una vez más han incumplido su objetivo de reducir el cáncer y las enfermedades cardíacas y pulmonares, ya que 8 millones más de personas morirán por enfermedades relacionadas con el tabaquismo este año. La OMS declaró a través del CMCT que su mandato es reducir progresivamente el consumo de tabaco, pero está fallando porque no está diseñado para ser independiente.
¿Cómo se reduce el consumo de cigarrillo?
Es bien conocido que la Organización Mundial de la Salud logra un consenso sobre el control del tabaco y el vapeo a través del secretismo y la censura de los medios de comunicación. Debemos ser realistas y honestos sobre las deficiencias que han engullido el liderazgo de una organización profundamente defectuosa, pero que sigue siendo la joya de la comunidad sanitaria internacional. Dado que el consumo de cigarrillos ha estado disminuyendo durante décadas en los países desarrollados, parecería lógico considerar qué está causando la disminución. En términos generales, los estudios han encontrado que en la mayoría de los países los principales factores que impulsan las tasas reducidas de tabaquismo han sido una combinación de:
- Mayor conciencia pública de los peligros asociados con el tabaquismo;
- Aumento del precio de los cigarrillos (incluidos los impuestos), y
- Disponibilidad de alternativas de bajo riesgo y productos/asistencia para el abandono.
Hoy en día, es innegable que la demanda de cigarrillos ha disminuido como resultado de que los fumadores cambian a productos menos dañinos, como el snus, el tabaco calentado pero sin combustión, las bolsas de nicotina (que no tienen tabaco) y los cigarrillos electrónicos. Los productos de reducción de daños son herramientas potentes y eficaces para dejar de fumar. Proporcionan a los fumadores de todo el mundo alternativas de riesgo reducido en comparación con los cigarros y otras formas de tabaco combustible.
El enfoque de reducción de daños
La OMS ha apoyado firmemente la reducción de daños en otros contextos. Por ejemplo: el uso de condones para reducir la transmisión del VIH. Ha sido mucho menos útil cuando se trata de la reducción del daño por tabaco. Originalmente, la Organización Mundial de la Salud reconoció la reducción de daños como parte integral del control del tabaco, pero más tarde cambió su postura en circunstancias poco claras. El hecho de que este secretismo se esté utilizando para reforzar una aparente hostilidad hacia los productos nuevos, en general menos dañinos, y particularmente hacia los cigarrillos electrónicos, es preocupante.
Los productos de reemplazo de nicotina, como el parche adhesivo, goma de mascar, pastillas, aerosol nasal e inhalador, están en la lista de medicamentos esenciales de la OMS. Sin embargo, las estrategias para dejar de fumar, como los chicles y los parches, no pueden frenar el antojo de nicotina durante mucho tiempo. De hecho, la OMS recomendó que los parches de nicotina fueran marcados como una pérdida total de tiempo.
La Organización Mundial de la Salud debería recomendar productos de nicotina más seguros a los fumadores que no puedan, o no quieran, lograr el cese mediante la nicotina y la abstinencia completa del tabaco. Sirven para quienes siguen fumando a pesar de las consecuencias adversas muy reales y obvias para la salud. No debemos olvidar que se ha proyectado que en este siglo morirán mil millones de personas por fumar, a pesar de los esfuerzos de la OMS.
Hora de cambiar el rumbo
La OMS ha reconocido que «las personas no pueden alcanzar su máximo potencial de salud a menos que sean capaces de tomar el control de las cosas que determinan su salud». Sin embargo, disfrazada con la CMCT, solo ha tratado de promover soluciones de arriba hacia abajo. Ha ignorado la capacidad de las personas para mejorar su propia salud eligiendo alternativas menos dañinas que los cigarrillos. Parece haber adoptado este enfoque en gran parte debido a la presunción de que «existe un conflicto fundamental e irreconciliable entre los intereses de la industria tabacalera y los intereses de la política de salud pública». Sin embargo, la evidencia sugiere que esto no es correcto.
Este año, el Día Mundial Sin Tabaco de la OMS está protegiendo a los niños de la industria tabacalera. Las políticas deben seguir disuadiendo a los menores, exfumadores y no fumadores del uso de productos que contienen tabaco y nicotina. Al mismo tiempo, deben dejar alternativas a los cigarrillos a disposición de los adultos que fuman. Las políticas de control del tabaco del Convenio deben incluir estrategias de reducción de daños por tabaco. También deben contemplar medidas de oferta y demanda que alienten a los fumadores –que de otro modo seguirían fumando– a cambiar a alternativas de menor riesgo.
Millones de fumadores seguirán sufriendo y muriendo de enfermedades relacionadas con el tabaquismo, a menos que la OMS acepte la reducción de daños ahora.
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